Viva mi dueño es la segunda de las novelas histórico-satíricas que compone el ciclo <<El ruedo ibérico>> de Ramón del Valle-Inclán publicada en 1926.
Luego volverá a aparecer entre octubre de 1931 y julio de 1932 con notables cambios y ampliaciones.
Visión esperpéntica del reinado de Isabel II en un período de conspiraciones e intrigas que culminarán en la revolución de septiembre de 1868.
Cuadros de la vida desgarrada y alborotada de una sociedad caótica que avanza, carente de valores, a la deriva.
Más que argumento, engendra la novela una sucesión de cuadros de estampas, de sucesos hilvanados: el consejo de ministros toma decisiones drásticas y de gran dureza contra las libertades; los desterrados conspiran en Hendaya, París y Londres; la corte acude al teatro; Torre-Mellada, que goza del favor real, ha tenido un vómito de sangre y debe retirarse a reposar en Los Carvajales; intrigas del cubano que trae instrucciones de Prim, nombramientos de reinas y consecuentes descontentos, y más tarde protestas, bodas, fiestas de toros, peleas, represión a las informaciones de periódicos; la madre Patrocinio sigue colaborando con las intrigas de palacio; la carta interceptada que iba dirigida al papa contiene información sobre la boda de la infanta: nuevas intrigas en cuanto a la sucesión, represión de las conspiraciones…
Se trata de nueve libros de estructura simétrica que no siempre el lector puede apreciar por el distanciamiento de los mismos. Son asuntos históricamente documentados en busca de la vida diaria de la España de Isabel II en vísperas de la revolución de 1868, pero caótico en sus aparentes inconexiones.
Los personajes reales conviven con los de ficción según los preceptos de la novela histórica. Generalmente revolucionarios, mendigos, fulleros,… engendran el ambiente tratados en estilo nervioso, recortado, de concisión telegráfica y de gran habilidad para caracterizar en una pincelada.
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