Fortunata y Jacinta. Extensa novela realista de Benito Pérez Galdós publicada en 1887 y subtitulada <<Dos historias de casadas>>. Vida íntima, individual o colectiva, amor apasionado e interesado, vida cotidiana y su reflejo en los conflictos sociales y muchos aspectos más de la existencia humana.
La ambientación corresponde al Madrid de los años 1869 (diciembre) a 1876 (una mañana de abril). Las cuatro partes recorren el entorno de la burguesía, el de las clases medias, la convivencia entre ellos y las clases bajas respectivamente. Son las mujeres del título la amante y la legal del acomodado protagonista.
La primera parte se centra en una familia burguesa enriquecida con el comercio de paños, los Santa Cruz. Don Baldomero y doña Barbarita viven de sus rentas en una casa del centro de la ciudad, ociosos y felices.
Juanito Santa Cruz, el joven heredero que no tiene más intención que gozar la fortuna de sus padres, conoce accidentalmente a Fortunata. De sus innarradas aventuras con la humilde y bella mujer nace una criatura, Juanín.
Barbarita, que sospecha lo que sucede, facilita un matrimonio rápido a su hijo con su prima Jacinta Arnaiz. Fortunata parece olvidada. Jacinta resulta estéril y cuando se entera de la existencia de Juanín, desea apadrinarlo como propio.
Avanzados los trámites su marido le explica que ha sido víctima de un engaño porque el niño murió. Todo parece volver a la calma en la juiciosa familia hasta que Santa Cruz oye hablar del regreso de Fortunata a la ciudad y se recupera la intriga para poner fin a la primera parte.
Este eje argumental viene interrumpido con numerosos añadidos tendentes a describir los valores de una tradición intachable. Para doña Barbarita el amor llegó según habían impuesto sus padres: <<Verdad que no quería a su novio; pero tampoco quería a otro. En caso de querer a alguno, este alguno podía ser aquél>>. Aunque su mayor diversión consiste en ir de compras, sabe poner la moderación exigida.
Conocemos el excelente entendimiento con su marido, Baldomero, quien <<amaba a su mujer como el primer día>>, y su envidiable bonanza es incomparable: <<Decía a sus amigos íntimos que no se cambiaría por un rey ni por su tocayo Espartero, pues no había felicidad semejante a la suya>>.
Los hábitos intachables, la mentalidad estable, los sentimientos humanitarios se extienden también a la hija política de Jacinta, <<chica de prendas excelentes, modosita, delicada, cariñosa (…) de estatura mediana, con más gracia que belleza>> y la adecuada prudencia para evitar los escándalos.
Rodea la cabal estructura un fiel servidor y amigo, Plácido Estupiñá, desraizado, fracasado, pero cristiano y conformista con un particular defecto: la necesidad de hablar sin parar
La segunda parte se ambienta y recrea en la familia Jáuregui-Rubín y abandona a los Santa Cruz. El pasado de la familia de la clase media merece menor atención.
El nuevo protagonista, Maximiliano Rubín, es un joven huérfano que vive con su tía doña Lupe y que coincide con Juanito Santa Cruz en haber conocido accidentalmente a Fortunata y haberse enamorado de ella.
La protege, oculta el secreto y prepara la boda. Su hermano cura, Nicolás, interviene para que la chica se eduque previamente con las monjas micaelas. Fortunada no está enamorada de Maxi pero acepta esa vida enclaustrada, doblega su voluntad.
Una vez casada y libre de los condicionantes del internado, su frágil ánimo vuelve a rendirse al deseo de su antiguo aunque no olvidado amor, el de Santa Cruz, precisamente en la misma noche de bodas. Su legítimo esposo, Maxi sufre aquel señalado día una jaqueca.
Las doblemente adúlteras relaciones de Fortunata y Juanito la obligan a abandonar su domicilio familiar después de que el escándalo haya desencadenado una pelea callejera entre el marido ofendido y el donjuán.
El matrimonio de Maxi y Fortunata queda roto. Alrededor de esta trama, pulula la de los personajes secundarios. Así como Barbarita organiza la vida de los Santa Cruz con su iniciativa de mujer, doña Lupe es la protectora de los Rubín en forma de una familia mutilada por la orfandad de los hijos.
Los Rubín viven, como clase media, en la periferia de la ciudad. En busca de mejores acomodos residen primero en el barrio de Salamanca, después en Chamberí y por último, cuando Maxi trabaja en la farmacia, el barrio de Lavapiés. Su pasado no tiene prestigio, las relaciones suelen ser cordiales, pero abundan los conflictos. Juan Pablo, el hermano mayor, lleva una vida un poco edificante, Maxi se casa con una mujer de la clase baja, y Nicolás es poco educado en sus formas. Casi todos tienen, en contraste con la belleza de los Santa Cruz, aspectos desagradables, enfermedades o algún tipo de taras, no tienen tertulia propia y han de vivir de su trabajo, al que someten sus vidas. Poco a poco obtienen mejores acomodos.
En la tercera parte el narrador se olvida de los dos ambientes anteriores y organiza otros tres. El primero en torno a Juan Pablo Rubín y una visión general de las tertulias en los cafés de Madrid.
Estos episodios están escasamente relacionados con el argumento general, que, seguido al anterior, corresponde a la relación estable, aunque oculta, de Juan y Fortunata, y que se pretende ocultar precisamente por eso, con su normalidad. Se recupera cuando Jacinta descubre la infidelidad de su marido y está dispuesta a abandonarlo.
Juan es capaz de dar explicaciones convincentes, aunque falsas, a su mujer. Para evitar mayor escándalo abandona su doble vida.
Fortunata sucumbe a una profunda desesperación por las calles de Madrid decidida a denunciar en escándalo a su loco amante, pero se encuentra con Evaristo Feijoo. Inicia una nueva vida en la que el viejo la protege. Ella, a cambio, vive con él.
El capítulo se titula <<Un curso de filosofía práctica>>, burguesa que es el que recibe Fortunata de la sagacidad de Feijoo. Además de buenos consejos, obtiene una ayuda económica que le permitirá vivir más adelante con independencia. La prudente intervención de Feijoo la reconcilia con Maxi y vuelve con él, pero la enfermedad y muerte del viejo dejan a medias el aprendizaje.
En la cuarta parte se recoge el ambiente de las clases bajas y el protagonismo pasa definitivamente a Fortunata, quien, embarazada de su huidizo Santa Cruz en el segundo escarceo de casada, debe abandonar el domicilio familiar y trasladarse a una habitación de la calle de la Cava Baja número 11.
Este domicilio debe ponerse en relación con los de los Rubín y el de los Santa Cruz. Desde esa vivienda Fortunata sentirá, con los bienes que le ha dejado Feijoo, su efímera vida de mujer independiente. Todos los principales acontecimientos de este final están motivados por los celos.
Así ve Casalduero el conflicto entre los tres personajes: <<Fortunata y Jacinta están frente a frente y entre ellas Juanito Santa Cruz, amante de la una, marido de la otra. Con la amante tiene hijos, con la mujer, no. Pasa de lo legal a lo ilegal, gozando de este vaivén de la vida y su encanto.
La ilegalidad siempre, contraría sus hábitos; siempre la legalidad, acabaría por entumecerle. Jacinta acusa a Fortunata de robarle el marido, Fortunata a Jacinta de quitarle el amante. No comprende nada que se relacione con el artificial mecanismo de la sociedad, estando siempre pronta a defender sus derechos naturales>>.
A estos dos mundos se añade el central, que representa Maxi. Las fronteras entre los tres quedan muy claras: uno muy sólido, bien organizado, coherente, indestructible que es el de los Santa Cruz; otro frágil, de complejos cambios, algo artificial y abierto al escándalo y un tercer mundo, el de Fortunata, que ni siquiera tiene apartado claro en la obra, que no tiene su novela sino en función de la que los otros quieran dejarle.
Mundo sin orden, sin iniciativa, de los alcoholizados, de los desamparados y dementes. Es el mundo que le hubiera tocado vivir a Fortunata de no ser por un atributo personal: <<la belleza>>, deseada por las clases medias y la burguesía, aunque denigrada por las humillaciones que debe aceptar para convivir con ellos.
Fortunata se adapta con dificultad a las tertulias, le cuesta corregir sus errores de lenguaje, comprender. Desde que aparece en la novela hasta poco antes de su muerte, vive desraizada.
En el argumento central están las relaciones de la doble vida amorosa de Juanito Santa Cruz y sus tres momentos, que son sus tres vivencias con Fortunata, más la sugerida cuarta experiencia.
Juanito da intensidad a su vida fuera de la familia, aunque se cuide Galdós de dar detalles sobre su sugerencia relación con Aurora, abandonada Fortunata por tercera vez.
Su nueva conquista le confiere la calidad de seductor, del Juan Tenorio de la tradición literaria.
Al nombre de pila, sin más recato, y al apellido malicioso, se añaden sus métodos: primero se anuncia, luego juega con la sorpresa hasta que aparece en el momento menos esperado.
Galdós narra sin prisas, ahonda en la calle. La acción argumental se recrea en hechos o personajes secundarios. Hay asuntos (sobre todo en la segunda parte) que pueden limitar con el folletín pero son aceptados por el lector porque van envueltos en página de indudable estética. Fue considerada desde su publicación como la obra maestra del autor, y Galdós lo supo y por eso se esmeró en recoger materiales.
Hoy significa junto a La Regenta, la más representativa novela del siglo XIX español. Galdós dijo de ella: <<No ha aparecido aún en España la gran novela de costumbres, la obra vasta y compleja que ha de venir necesariamente como expresión artística de aquella vida>>.