La fantasía llega a mis manos de la mano del autor Jaime Jorge Cordón con el libro Valentina y el reloj del tiempo. Parte I y publicado por la Editorial Avant. Deciros que me he quedado con ganas de leer más, además que la lectura es muy ágil y vas a ser capaz de leerlo en pocos días. Hay personajes que aparecen y no se les vuelve a nombrar y me he quedado con ganas de saber más de ellos, en concreto de la abuela Thalía.
En el prólogo se nos dice que la trama se desarrolla en Lucerna (Suiza) en el que dos policías escoltan a una niña de dos años llamada Valentina y la llevan a conocer al Profesor Einstein. Ella ha tenido una vida dura desde niña, y va a vivir con su abuela a Girona. El libro se compone de cinco capítulos.
Comenzamos con la historia de la niña huérfana que vive con su abuela y no conoce a nadie. Valentina ya ha cumplido los diecinueve años y el autor nos describe a la protagonista como una persona impulsiva, que le gusta la música heavy o rock, alta, con los ojos verdes y el cabello castaño, en definitiva, una caja de sorpresas. Su abuela tiene una perrita Setter que se llama Mia.
Algo inesperado ocurre y les llega la carta de un tío de Valentina de R. Hughes, es el tío y ha querido dejar a su sobrina una gran herencia. Ella es una buscadora y quiere saber de su familia, aunque su abuela se lo haya ocultado, quizá por protección y porque es la tutora legal de Valentina. Según su abuela, su tío es una persona loca que quiere cambiar a la humanidad.
Valentina es una persona decidida y segura (tal y como nos la describe el autor) y va a planear un viaje porque necesita respuestas sobre lo que está ocurriendo. Es curioso cómo desde el principio empiezas a entrar en la trama con viajes en el tiempo o con instantes en que el tiempo se para o los personajes se congelan (el autor nos lo describe tan bien que nos podemos imaginar a los personajes de esa manera). Todos se congelan menos Valentina. El primero que llama nuestra atención es un camarero Thierry Raulin que la conoce y sabe lo que se va a pedir.
Nuestra protagonista le gusta viajar y aprovecha su estancia en Lucerna para hacer turismo y visitar un lago en el que las piedras al tirarlas cambian de dirección. También hay mucha simbología en la novela y lo encontramos en el símbolo “tempus” que se encuentra en un barco. No es la primera palabra que encontramos en latín, quizá el autor tiene pasión por la cultura latina y lo retrata de esta manera.
En una visita al abogado se encuentra toda la casa llena de relojes en forma de pájaro y Valentina lleva la carta de su tío y el abogado le relata el legado que contiene, ella se siente desbordada por la cantidad de información que le dan en un momento, además no entiende la realidad que está viviendo y porqué todo se para menos ella. Uno de los relojes llama su atención porque están escritos los nombres de sus padres Sheila y James y en el interior de la carta se le explica muy bien los pasos que debe dar.
Otra de las joyas que encuentra y es un instrumento fundamental en la novela es un reloj de bolsillo, de su padre, con el que tiene el poder de viajar en el tiempo. El reloj también contiene letras en latín. Es momento de retroceder al año 1881 y de encontrarse con su tío y se le dice que ella va a ser la sucesora en la Agencia del Tiempo. Ellos acuden al lago en el que estuvo anteriormente Valentina y allí se encuentran con Vincent Van Gogh que es el vigilante. Son curiosos también los nombres de los personajes, que recurre a ilustres para darles nombre.
Del lago se sumergen en unos pisos más abajo donde ya comienza parte de la fantasía y es momento de conocer a Blue Lewis una chica con la que va a hacer muy buenas migas y a Leopold García un chico joven con gafas que va a ser la mano derecha de Valentina. Son tres personas que van a estar muy unidas y van a ir acompañados a la misión que se le ha encomendado.
Al igual que le gusta el mundo griego al autor también debe tener fascinación por Roma porque en uno de los viajes se remontan a época romana en el que van a capturar a unos agentes y van a poner los relojes en el presente y en más que otra referencia hace alusión a Roma. Otro de los personajes es el Sr. Duffour considerado el mejor relojero del mundo. Él va a ser el que les va a explicar el funcionamiento del reloj del tiempo que no corre y de la manera en que pueden volver al presente. Es muy importante conocer las normas para saber manejar el reloj de su padre.
Blue y Valentina van a ser grandes compañeras y gracias a los sueños también van a extraer información valiosa. Tienen encomendada una primera misión y es Valentina la que comete un error. Deben leer la información que hay detrás de la habitación nº 167. Valentina es una persona inquieta y quiere saberlo todo y también conocer cómo eran sus padres, su padre un gran matemático y su madre una agente de campo muy lista. Se cuenta la historia de amor que tuvieron y cómo sufrieron el fatal desenlace. Valentina sueña con ir a Paris del siglo XVII y a Turquía. Ese sueño es capaz de realizarse a través del reloj que lleva.
“No se puede cambiar el pasado para mejorar el futuro”
Valentina es muy lista y tiene una gran facilidad con los números y va a superar todas las pruebas que se encuentra en su camino. Debe completar una ecuación en una pizarra para desvelar la teoría de las cuerdas. Hay elementos que rompen la lectura y que son objetos fantasiosos como el pintalabios eléctrico con el que rescatan a otro personaje importante Suleiman y a su mujer. Suleiman es también matemático y da clases en la Universidad de Estambul.
Los sueños juegan un papel también primordial en la novela y es nuestra protagonista quien sueña con un pájaro como si fuera real que le habla. En la carta de su padre, la protagonista debe emprender otro viaje y ahora tiene que ir a la Biblioteca de Dublín. Hay un acto simbólico de Valentina hacia Blue y prometen volver a juntarse. Ella quiere irse a Dublín, pero sola y Leopold se preocupa por ella. Es él el que le facilita el manual del reloj que se lo lee en el taxi en el que está a punto de ser secuestrada por un señor asiático. Pero gracias a la ayuda de otro amigo de su padre, el Doctor Baker, sale ilesa. Él es cirujano y estudió con su padre.
Junto con Baker acude a la Biblioteca de Dublín donde debe seguir buscando en los apuntes de su padre con un libro que deben buscar y que contiene una numerología por la parte de atrás. Es un libro sobre Matemática Quántica de 1967, en el que también aparece algo ese año que le gusta a su padre. Es un libro de ochenta páginas con un lenguaje encriptado. En este momento de la novela parece que estemos entrando en un scape room porque a partir de ahora van a tener que seguir las pistas hacia su resolución final.
Su padre quiere que Valentina resuelva algo que él no pudo y sigue las instrucciones que le da. Tiene que resolver una serie de acertijos y a través del ingenio y la intuición consiguen averiguar a dónde les quiere llevar. Valentina tiene un flash al pasado y se encuentran con el profesor Einstein, llegan a un santuario que es el lugar donde tienen las reuniones de la Fundación de la Agencia. Es momento también de nombrar a John Smith otro de los personajes que aparece y un año 1932 y también se nos da los nombres de los fundadores entre ellos Thomas Edison.
“La persona valiente es la que da su alma por la seguridad de los demás”
Sabemos que su madre fue una mujer valiente y ayudó a todos. Se le cuenta parte de la historia de su familia y cómo acabó viviendo con su abuela y se aplica la frase de que no “todo vale”. También una piedra es protagonista de la historia porque sin la amatista no pueden viajar en el tiempo.
Es momento de tensión y es el Capitán Wuang quien entra en escena y secuestra a Valentina y a Blue. Valentina no tiene todos los conocimientos que quiere tener él por lo que no puede ayudarles. Fue su madre quien jugó un papel muy importante por la ayuda que les dio y Valentina se caracteriza en diferencia a su madre, que ella piensa más con el corazón que con la cabeza.
Hay una pregunta que también lo cambia todo “¿no sabes que alterando el presente puedes hacer que el futuro sea diferente?” Es momento de conocer la máquina del tiempo a través de su Agencia. Wuang quiere el reloj de su padre, pero ella se va a negar en todo momento. Se encuentran con unos científicos y consiguen escapar, pero no va a ser nada fácil la huida.
De nuevo la fantasía vuelve a entrar en juego a través de un pájaro llamado Krock en el que se reflexiona sobre cuál es el destino. El pájaro le guía hasta el santuario y le otorga el cargo de guardiana del tiempo. A Valentina le llama la atención que el santuario todos fueron guardianes desde el neolítico pasando también por la época romana excepto su madre que fue la última. En relación a la época romana el autor aprovecha para contarnos la historia de Rómulo y Remo y de la importancia de seguir al corazón.
Hay momento de mucha tensión camino del final de la narración, ya que deben salir vivos, y que no se les robe el misterio de su padre con el cariño con el que se ha traspasado la memoria a su hija. Leo está a su lado (aunque agobiado) y Valentina también consigue escapar, pero a Blue la siguen teniendo secuestrada. Deben emprender la aventura por separado sin que ninguno de los dos se vea perjudicado. De nuevo la fórmula en la pizarra vuelve a aparecer y lo que queda en claro es que el resultado acaba en tres. Es momento de correr (hasta tu lector lo vas a hacer) y deben evacuar la central lo antes posible, pero Blue no está y le prometió que la salvaría y Valentina queda muy preocupada.
El autor acaba con una palabra la narración y me deja con la miel en los labios y sin saber cómo se va a desarrollar la acción y deja a muchos personajes de los que no volvemos a saber nada. Lo deja abierto y deseando poder volver a leer su segunda parte para ver cómo se va desarrollando la trama.
¡Mi más sincera enhorabuena al autor Jaime Jorge Cordón porque realmente me ha hecho adentrarme en la novela y conocer a sus personajes!