Hoy entrevisto a Manuel Valero Yáñez, abogado de profesión y escritor de narrativa y poesía de vocación.
Me gustaría ser recordado como una persona que modestamente contribuyó a aminorar los problemas colectivos de su época y a dilatar la cultura de la lengua española.
¿Quién es Manuel Valero Yáñez y cuáles son sus sueños? Un modesto abogado independiente, letrado del Turno de Oficio y aprendiz de escritor y poeta. Mis sueños fueron y siguen siendo vivir en un planeta verde ecológicamente equilibrado, en el que reine la paz, la Justicia, los Derechos Humanos y la fraternidad del género humano, y también dejar lo mejor de mí mismo en la noble profesión del ejercicio de la abogacía, prestando diligencia y cuidado en el asunto encargado, con independencia del beneficio económico.
¿Ha cumplido ya alguno de ellos? Profesionalmente continúo realizado ese sueño; los otros están por cumplirse, aunque contribuyo a consumarlos con mis humildes granitos de arena y no desespero en que un día acaecerán.
Un abogado como usted, ¿qué libros escoge a la hora de sentarse a relajarse y leer un libro? Leo habitualmente libros y una revista especializada en temas historicos y acontecimientos, además de los interesantes que surgen, especialmente los libros de espiritualidad y bienestar, pero sobre todo los clásicos griegos y romanos.
¿Qué tipo de libros ha escrito? Novela satírica y narraciones, crónicas de vivencias como abogado, prosa poética y poesía, además de post/artículos en las RR.SS de divulgación cultural diversificada.
¿Le ayuda escribir a desconectar del mundanal ruido o del ajetreo de su trabajo? Totalmente, pues es pasión y liberación desde que era adolescente.
¿Qué relación guarda con el teatro? ¿Qué nos puede contar de su experiencia como director del teatro español universitario? La verdad es que sentí la vocación teatral casi desde niño, ya cuando ingresé en el antiguo Frente de Juventudes, en el que formé parte de un grupo de teatro que representábamos obras por los pueblos perdidos de Castilla. Posteriormente en el Instituto San Isidro de Madrid fui actor teatral con el catedrático de Literatura D. Antonio Ayora, representando más de 10 obras clásicas, y en que también empezaron D. Emilio Gutierrez Caba y D. Manuel Galiana.
Al ingresar en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, junto con otros compañeros/as fundamos el Teatro Español Universitario (TEU) siendo director, actor y escritor, con la representación de dos obras de mi autoría “Caín” y “Puede haber un pobre detrás de su puerta”, puestas en escena en Colegios Mayores, además de dirigir “Ciugrena” de Fernando Arrabal. Su título original es “Guernica”, que hubo que desfigurar de cara a la censura franquista. Representada en un Colegio Mayor femenino regido por religiosas no se pudo terminar al entrar la policía en el salón de actos y suspenderla con las correspondientes detenciones, de la que me libré huyendo de aquel Colegio.
Dirigió la obra La excepción y la regla de Brecht, ¿cuáles fueron los pormenores de organizar y llevar a cabo una obra de esas características? Toda una heroicidad, pues era autor y obra estaba prohibida por la censura franquista. La adaptamos el escritor y poeta D. Jorge García- Stoetter y mi modesta persona y fue un acontecimiento por el éxito que obtuvo, aparte de que era la primera vez que se representaba en España una obra de Brecht.
De su etapa de Café Gijón ¿qué recuerdos guarda? ¿y del Aula Cultural de la Facultad de Derecho?¿qué actividades llevó a cabo? Junto con D. Jorge García-Stoetter y otros escritores y poetas habíamos fundado la revista literaria “LOS ESTEROS”, que editábamos con nuestros propios medios y que vendíamos en la Universidad y en el Café Gijón con lecturas y declamaciones de poesías en el propio café. Logramos publicar tres números que hoy día solo se pueden encontrar en la Biblioteca Nacional
Ello nos llevó a crear el Aula Cultural de la Facultad de Derecho para organizar actos literarios en la Facultad, dando a conocer a autores como Buero Vallejo, José Hierro, Vicente Aleixandre, entre otros muchos.
En fin, sí, una vida literaria universitaria muy activa e inolvidable, pues fuimos precursores del renacimiento del teatro de vanguardia, literatura y poesía retando a la censura del régimen de Franco, y que no solo fue cultural sino política al hacer posible la extinción del vertical Sindicato Español Universitario (SEU) con el nacimiento del Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Madrid (SDEUM), es decir, el despertar estudiantil que posteriormente impregnó a la sociedad española creando el germen democrático de la Transición.
De sus libros publicados, ¿cuál es el mensaje o impronta que ha querido transmitir? ¿Piensa seguir escribiendo? ¿Tiene proyectos en marcha? La obra que me llevó varios años el escribirla fue “La Conjuración de La Redonda”, publicada en 2011. Novela satírica contra la guerra de Irak, aunque desfigurada como si hubiera sido una conflagración sucedida en tiempos del Imperio Romano, con personajes con nombres latinos pero perfectamente reconocibles todos los que la provocaron y participaron en aquella, la mayoría de ellos todavía actuales, por lo que se trata de una obra netamente pacifista, además de desvelar todas las mentiras y falsedades de los que la incitaron.
No he dejado de escribir pues posteriormente publiqué un libro/crónica titulado “Cómo ser abogado de oficio y no tirar la toalla. Diario de un letrado incombustible”, la obra de prosa poética “Solo tú yo. 100 cartas desesperadas de amor y una canción esperanzada”, correspondencia romántica entre un español y una mexicana, otro libro/crónica “Un abogado de oficio en la Corte del Reino de los Abogados de Madrid” que narra mis vivencias y experiencias como Vicedecano y Tesorero del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, el poemario “En el calor de tu piel. Poemas enamorados”, además de ser coautor, junto con otros 13 abogados /as del manual jurídico “El Abecedario del Abogado de Oficio”
Próximamente saldrá a luz editorial una novela/cuento ecológico “Rosalía y su bosque encantado” que narra la historia de una niña española que se pierde en el bosque de su pueblo y vive una quimérica aventura medioambiental con plantas, flores, árboles y animales de aquella floresta, fantástica experiencia que recuerda a la de “Alicia en el país de las maravillas”
Y también he visto que publica poesía, ¿se queda con la narrativa o con la poesía o cada uno de ellos tiene un lugar para usted? Lo cierto es que todo depende de la inspiración que se me presente en la imaginación, pero siempre, escriba prosa, crónica o poesía, todas mis composiciones albergan en su medida el lirismo, lo épico, lo bucólico, lo satírico y lo erótico.
¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? ¿Y a las bibliotecas? No puedo decir que en ambas cosas no se haya hecho nada o muy poco, pero sí que queda mucho por hacer, y especialmente en la época de pandemia que vivimos que está siendo una verdadera catástrofe para la cultura en todos su ámbitos.
¿Cómo le gustaría ser recordado? Como una persona que modestamente contribuyó a aminorar los problemas colectivos de su época y a dilatar la cultura de la lengua española.