Hoy entrevisto en Alquibla a María Viedma García (Málaga) una escritora que intenta abrirse en el mundo de la literatura. Escribe novela y ensayo. Hasta ahora ha publicado dos novelas El mar de Salomón y Taxil. Nunca digas la verdad. ¿Quién es María Viedma y cuáles son sus sueños? María Viedma es una mujer madura con alma de niña, que hace unos años cayó en la cuenta de que probablemente le quedaba por vivir menos tiempo del que ya había vivido, y adoptó la decisión de tomarse la vida en serio…
– Es hora de jugar, se dijo.
– ¿A tu edad piensas empezar a escribir novelas?- le preguntó el sentido del ridículo, siempre afanado en amputar ilusiones.
-¿A qué edad si no? Es una imprudencia arriesgarse a morir sin haber vivido -le respondió retadora.
Uno de mis sueños actuales es no poseer sueños, sino realidades. Ya no tengo edad de soñar sino de ejecutar lo que he soñado. Y un sueño que siempre me ha habitado es el de escribir novelas. También tengo otros sueños/realidades, pero solo las comparto con mi círculo más íntimo: mi marido y mis gatos.
¿Desde qué momento supo que quería dedicarse a la escritura? Lo he sabido siempre, aunque no siempre me he sentido capaz de escribir, sobre todo de escribir ficción. La educación severa que (como todos los de mi generación) he recibido, inculcaba a las clases media y trabajadora la idea de que la creatividad es un despilfarro de tiempo y energías. Nuestros padres, como es natural, deseaban lo mejor para sus hijos y marcaban de buena fe la andadura vital de sus vástagos. Lo más importante entonces (y también hoy) era el rendimiento académico y labrarse un porvenir. Yo, que siempre fui una niña obediente y miedosa -no voy a presumir de lo contrario- me adapté a lo que de mí se esperaba, que no era precisamente escribir, a pesar de que mi primera respuesta a qué quieres ser de mayor, fue ser periodista. Es decir, en mi primera infancia ya se apuntaba el deseo intenso de que la tinta impresa formara parte de mi existencia http://wmagazin.com/relatos/el-lado-b-de-la-revolucion-la-guerra-el-amor-y-el-feminismo-urbano-segun-los-libreros/
Crecemos con ideas prefijadas (por otros), sobre nuestras capacidades, sobre lo que podemos o no podemos ser y hacer. Eso convierte en fácil la renuncia apriorística a las cosas que consideramos inalcanzables. Yo enterré pronto la intención de escribir, pero lo que no pude sepultar fue la inclinación, el deseo… El anhelo siempre permanece aunque los miedos, lo aprendido, lo que crees que eres o que no eres, sofoque el impulso ejecutor y haga que te quedes en el desideratum yermo de lo que podrías hacer pero no haces. Luego llega la adultez, que todo lo complica bastante más y que coloca en el camino nuevos obstáculos a lo que Jung llamaba el Self, es decir, aquello en lo que se supone que tenemos que convertirnos…La edad adulta es una larguísima etapa de la vida trufada de las obligaciones que hemos contraído, de los roles profesionales que desempeñamos y de la interpretación del personaje que cada cual representa en el teatro del mundo. La adultez es, en definitiva, el apogeo de la identidad-máscara que con el transcurrir del tiempo nos hemos construido, muy a menudo, una identidad alejada de nuestro yo genuino, de nuestra alma.
Sucede que del mismo modo que el agua busca su cauce, el yo genuino también busca el suyo. El arroyo puede estar seco y su lecho parecer borrado, pero permanece ahí, para bien o para mal. Basta una lluvia más fuerte de lo habitual y el arroyo invisible resucita.
Allá por 2008, en medio de muchas lluvias, me dejé por fin de desánimos y le añadí impulso ejecutor al deseo de ser novelista. Bien pensado, fue una evolución normal, un fluir natural hacia mí misma (el agua busca su cauce) porque yo ya me ganaba la vida escribiendo: trabajaba como consultora de formación y redactaba material didáctico, elaboraba informes y escribía un sin fin de cosas, aunque ninguna de ellas en conexión íntima con mi vocación real, con mi yo genuino, mi Self.
De todos las colaboraciones que ha realizado ¿con cuál se ha sentido más cómoda? Me gustó mucho prologar la primera ( y de momento única) traducción al castellano de Eva en la Humanidad, una compilación de escritos efectuada por su autora, María Deraismes, que fue una pensadora francesa del siglo XIX, feminista, por supuesto. Una persona extraordinaria: precalara, intelectualmente brillante, al tiempo que una mujer de acción, libre y transgresora. Me sirvió de ejemplo moral para subirme a la nave y navegar en mi río. Como he dicho en la respuesta a la pregunta anterior: había llovido mucho…y el arroyo rebrotado se había vuelto río.
¿Qué evolución presenta de su primera novela a la última en la manera de escribir? Las dos novelas son bastante diferentes porque la historia de cada una de ella requería discursos dispares, modos de narrar, de contar muy distintos. Mi primera novela –El mar de Salomón– se desarrolla en el Israel del siglo X antes de nuestra era, en un contexto cuasi mítico y precisamente, en consonancia con ese contexto, me esforcé mucho en que que mis personajes, encarnaran (desde la ambivalencia) figuras arquetípicas conectadas con el inconsciente colectivo: el héroe, el sabio, el aprendiz, el guerrero, la hechicera, la madre… razón por la que el uso de del lenguaje poético se volvió clave para despertar en el lector la evocación de sus estados interiores: miedo, esperanza, envidia, culpa, ira, etc. Los recursos poéticos (metáforas, epítetos, hipérboles, imágenes sensoriales, etc.) comunican con expresividad y rotundidad la compleja cualidad del sufrimiento humano, sea este de orden físico, mental, moral o espiritual. Y El mar de Salomón los utiliza bastante, por eso muchos de los lectores se han sentido interpelados por personajes que han conectado con sus sentimientos más íntimos.
La acción de mi segunda novela -TAXIL. Nunca digas la verdad– acontece a finales del siglo XIX, en París, en un momento de grandes contradicciones, de morales enfrentadas, un mundo que está desapareciendo y un tiempo nuevo que ya se vislumbra. Es una novela más directa, más fresca, con más diálogos y en la que el humor está muy presente. Es una novela menos centrada en el sentimiento y más dirigida a la intelección, a la comprensión de nuestra relación con la realidad y con lo que llamamos verdad. Es una novela sobre mentiras y mentirosos y también una novela sobre la literatura (después de todo, la literatura es una mentira “fabulosa”). Es una novela que indaga los límites de nuestra credulidad y de nuestra capacidad de autoengaño.
Centró su doctorado en la Historia de las Mujeres, ¿qué falta en esta sociedad para que hombres y mujeres sean iguales? ¿Cree que algún día se conseguirá? No soy doctora, simplemente aprobé los cursos de doctorado y de ellos nació (como trabajo para la obtención de la suficiencia investigadora) mi ensayo Historia de la Masonería desde una Perspectiva de Género, que con posterioridad mereció el XVI premio internacional de investigación Feminista María Isidra de Guzmán, que otorga el Ayuntamiento de Alcalá de Henares. Al final no escribí la tesis, a pesar de que originariamente aquel ensayo formaba parte de esa tesis que se suponía que iba a escribir. Pero no, no me entretuve a escribirla, ¿por qué? Pues por lo que he explicado antes sobre el Self : que basta una lluvia un poco más fuerte de lo normal para que el arroyo rebrote… A mí me sucedió que entonces la fuerza de la lluvia y de la corriente pudieron más que mi lado convencional, y a pesar de haber ganado un premio internacional de ensayo, abandoné el proyecto de escribir la tesis y conduje mi nave hacia su Ítaca particular: la ficción.
Respondiendo a la segunda parte de su pregunta, sobre la situación de la mujer en nuestra sociedad, diré que en España aún falta bastante para que la vida de mujeres y hombres sea igual en derechos y oportunidades. Pienso que para lograr la igualdad real es necesario que de verdad nos importe. Me explico: antes el tema de la igualdad de género parecía no importar demasiado, o importar lo justo, lo necesario para “cubrir el expediente”. Ahora tengo la sensación agradable (pero también escéptica y recelosa) de que en los últimos años el feminismo se ha puesto de moda. Casi todo el mundo hoy se declara feminista, lo cual está muy bien (el feminismo no es ni más ni menos que considerar justa la igualdad entre mujeres y hombres) y puede que incluso ese “soy feminista” (a menudo una mera autoadjetivación no demasiado fundada) constituya un paso, un avance…o tal vez no…, no lo sé. En ocasiones tengo la impresión de que en el feminismo, en ese hacerse moda, en ese convertirse en tendencia, también se frivoliza. El término feminismo se usa con demasiada ligereza (se abusa de él) hasta convertirlo en un trending topic, un hashtag, un adjetivo del que representantes políticos -o aspirantes a serlo- se apropian hueramente, sin contenido, sin autocrítica y sin praxis. Las opiniones no cambian el mundo, lo cambian los actos de las personas tanto en la esfera privada como en en la pública; lo cambian las políticas efectivas y no el humo. También me preocupa que una sociedad con poco espíritu crítico -como me temo es la nuestra- se conforme con el humo…
¿Tiene alguna anécdota que contar? Supongo que se refiere a la literatura… Es frecuente -o eso me parece- que a lo largo del proceso creativo, que es muy largo, se den casualidades, coincidencias (Jung las llamaría coincidencias significativas y sincronicidades) entre lo que escribes y la realidad, entre lo que ocurre en la historia en la que estás trabajando y tu mundo cotidiano. Por ejemplo, cuando me encontraba escribiendo El Mar de Salomón, me sucedió que visité la feria del libro de Málaga y me entretuve ojeando libros en una caseta. Entonces tomé en mis manos un libro de Ibn Gabirol (que es un poeta judío nacido en la Málaga medieval) y lo abrí por una página cualquiera… ¡pero mis ojos se posaron por azar sobre las palabras Mar de Salomón! Y ahí estaba el título de mi novela en los versos referidos a la fuente del patio de los leones de Granada: “Hay una fuente en Granada/ como el mar de Salomón”. Podría haber abierto ese libro por cualquier página, pero no…lo abrí justamente por aquella. Y lo más “mosqueante” de todo es que el día anterior había estado leyendo sobre el Templo de Salomón y me había enterado de que la fuente persa del patio de los leones de la Alhambra está inspirada en un gran recipiente de bronce situado en el exterior del templo construido por Salomón. ¿No es sorprendente, casi mágica, esa coincidencia? En otra ocasión encontré en la calle un pequeño colgante de plata, una estrella de seis puntas, es decir, la estrella de David. David es un personaje muy importante en el El mar de Salomón. Otra casualidad o tal vez causalidad.
También me sucedió que tenía ya muy avanzada mi segunda novela –Taxil– cuando me topé en el rastro de Fuengirola (Málaga) con una novela malísima escrita por el propio Taxil, cuya existencia yo desconocía. Se trataba de Los Adoradores de la Luna, e inmediatamente la incorporé a un capítulo de mi novela. Las posibilidades de encontrar en Málaga una traducción castellana de 1888 de una novela de Taxil eran ínfimas, pero allí estaba esa obrita, esperándome para que yo la incorporase a la mía. Lo mejor de todo es que había empezado mi novela contando que una profesora de literatura había encontrado en el rastro de Fuengirola las obras de Diana, que es la protagonista de mi novela (Taxil es el antagonista). De modo que puedo decir, casi aseverar, que la realidad y la ficción se mezclan durante el proceso creativo.
Sé que a otros escritores también les suceden cosas de este tipo y que existe magia en el acto de escribir. Yo, que soy una adulta con alma de niña, así lo creo. Es más, estoy persuadida de que para escribir es necesario tener vivo tu lado infantil, que para hacer literatura se necesita del empeño lúdico característico de los niños, de su fe en las historias que viven mientras juegan (jugar es siempre jugar a ser otro) ¡Pero si hasta existe la expresión “juego narrativo” para referirnos a la articulación entre el contenido de una historia y el modo de contarla!
¿Piensa seguir escribiendo?¿Tiene proyectos en marcha? Sí, pienso seguir escribiendo y tengo un par de proyectos en marcha, pero soy supersticiosa y no me gusta hablar de ellos. Creo que la magia de escribir se desgasta si hablas demasiado sobre lo que escribes. Es una magia muy delicada, igual que el polvo de las alas de las mariposas y si ese polvo de hadas desaparece, la mariposa pierde su capacidad de volar.
¿Podría compartir algún fragmento de alguna de sus novelas para los lectores de Alquibla? Comparto un fragmento de TAXIL. Nunca digas la verdad:
“Dio un sorbo al café y abrió por la mitad Le Petit Journal solo para curiosear. Le encantó lo que vio en su interior. Doctor Bataille y miss Vaughan ocupaban tres páginas centrales. Si hablaban bien o mal de ellos era algo que le resultaba indiferente. Lo importante, lo esencial era que se hablase…y así era, ¡se hablaba de ambos un día tras otro! Resultaba un hecho consumado que su popularidad superaba la de le Pétoman. El jocoso “eco” de Joseph Pujol por fin había sido sustituido por las amenazas apocalípticas de los temibles masones palladistas que proliferaban en todas las esquinas del mundo. Taxil sonrió pensando en su buena fortuna. ¿Cómo no iba a amar a la prensa si esta convertía a su editorial en una entidad omnipresente? Y lo que resultaba mejor… ¿cómo iba la prensa a no amarlo a él, si todo lo que él publicaba daba tanto que hablar y en consecuencia, tantos periódicos que vender?”
¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España?¿y a las bibliotecas? Me apena lo que sucede en general, con la cultura. En España las Humanidades son algo así como los parientes pobres de la educación, y eso hace que la gente crezca sin amor por el arte, ni por la literatura ni por la Historia. ¿Cómo vamos a pretender entonces que amen los libros y las bibliotecas? Todo este desafecto por la cultura es responsabilidad de los sucesivos gobiernos. Es cierto que amar la cultura es un asunto individual, personal (en España todos tenemos libros y bibliotecas a nuestro alcance) pero también lo es que compete a los gobiernos impulsar el amor a la cultura: la cultura nos hace mejores ciudadanos
¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? Es una web cultural magnífica, preciosa, muy bien estructurada (y muy navegable) que ofrece al visitante muchas y variadas opciones para satisfacer sus inquietudes intelectuales.
TAXIL,nunca digas la verdad, es una novela histórica de la escritora malagueña María Viedma
La he comprado ,la he leído , y no tengo miedo a recomendarla .No os decepcionaré
Muchas gracias por su aportación