Tras estudiar siete años como interno en Vendome, se instaló con su familia en París donde trabajó con un procurador y un notario. En 1819, sus padres le concedieron un periodo de prueba de dos años para que demostrase sus aptitudes literarias: el resultado fue un drama en verso (Cromwell) y una novela filosófica (Sténie) que no tuvieron ningún éxito. Siguieron entonces años difíciles (1821-29) en los que publicó, con distintos pseudónimos, relatos inspirados a menudo en la novela negra inglesa y escritos frecuentemente en colaboración, así como una serie de ensayos y artículos periodísticos.
De 1829 data la primera novela firmada con su nombre, El último chuan – más tarde titulada Los chuanes -, que tiene por marco histórico la sublevación realista de Bretaña. Tras un libro de ensayos, La fisiología del matrimonio (1829) que cimentó su popularidad entre el gran público, inició una brillante carrera de periodista y novelista, escribiendo entre otras, El baile de Sceaux (1830), La obra maestra desconocida (1831), así como la segunda de sus grandes novelas: La piel de zapa (1831). Por entonces dio comienzo su larga y fructífera relación con la condesa polaca Eveline Hanska <<la extranjera>>, con quien Balzac, meses antes de morir, acabaría casándose. Las cartas que le dirigió constituyen el documento más completo sobre su propia vida y obra.
Tras la aparición de títulos tan importantes como El cura de Tours (1832) y La búsqueda del absoluto (1834), concibió la idea que cristalizaría más tarde en La comedia humana, de fundir todas sus novelas en una obra única, involucrando en experiencias nuevas a los mismos personajes y organizando los distintos títulos a fin de presentarlos como partes autónomas, pero complementarias, de un cuadro global de la sociedad francesa de su tiempo. Esta obra general estaría dividida en tres grandes grupos: Estudios de costumbres, Estudios filosóficos y Estudios analíticos. En el prefacio (1842) a la gran edición de sus obras narrativas, expuso su intención de describir los diferentes tipos humanos creados por la vida social, haciendo en el ámbito literario lo que Buffon había hecho en el de ciencias naturales con su clasificación descriptiva de las especies animales. La comedia humana, que de acuerdo con el proyecto inicial debía constar de 137 novelas, quedó finalmente inacabada (solo 85 se terminaron y muchas quedaron en estado fragmentario).
La prolífica actividad creadora de Balzac, reflejada en una prosa muchas veces irregular y desaliñada, se mantuvo ininterrumpidamente durante los tres lustros que van de 1835 hasta la muerte del escritor. A este periodo se adscriben obras tan importantes como El lirio del valle y La muchacha de los ojos de oro, ambas de 1835, la trilogía Las ilusiones perdidas, aparecida entre 1837 y 1843, Grandeza y decadencia de César Birotteau, Esplendores y miserias de las cortesanas, publicada entre 1838 y 1847, que constituye la continuación de Las ilusiones perdidas, La prima Bette (1846) y El primo Pons (1847).
A su producción novelesca hay que añadir los Cuentos droláticos (1832-37), el teatro Vautrin (1840) y Los recursos de Quinola (1842) entre otras, diversas obras de temas muy variados y una copiosísima correspondencia.
La grandeza e importancia de la narrativa balzaciana, cuyo influjo en la evolución de la literatura realista y naturalista europea fue decisivo en muchos aspectos, reside sobre todo en la fuerza compositiva que anima a sus personajes y en la vivida, y a ratos alucinada, exactitud de las descripciones. Las convicciones religiosas, políticas y sociales del autor distan mucho de corresponder a las que impregnan y dan sentido a sus novelas, pero su inconsciente fidelidad a la época en que vivió proporciona al lector actual un panorama de actitudes y problemas que no ha perdido su vigencia con el paso del tiempo.
