Hoy entrevisto a Alberto Torra, un hombre que se dedica al mundo de los archivos y que desempeña su labor en el de la Corona de Aragón ¿Quién es Alberto Torra y cuál es su profesión? ¿Qué función desempeña dentro del Archivo en el que trabaja? Historiador medievalista de formación y archivero de profesión. Desde hace más de treinta años vinculado al Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona. Soy su subdirector desde 1999.
¿Qué papel cree que juegan los Archivos en nuestra sociedad? Un papel un tanto paradójico. Por un lado, los archivos de instituciones vivas son un elemento básico imprescindible en el funcionamiento de todas las actividades de una sociedad. Basta pensar en el caos que se produciría si de golpe desapareciera el archivo del Ministerio de Hacienda, o el de un banco o cualquier otro. Además los datos de los archivos se han convertido ahora, gracias a las posibilidades incalculables de su tratamiento informático, en una fuente de información privilegiada y poderosa. Por otro lado, sin embargo, son instituciones invisibles, que pasan desapercibidas y de las que cuesta imaginarse su utilidad.
¿Cree que el puesto de archivero es vocacional? Puede serlo, no necesariamente. En mi caso fueron más bien las circunstancias las que me acercaron a los archivos de una manera natural.
¿Cree que se ha creado un estereotipo en torno a la figura del archivero, bibliotecario etc.? Sí, claro que hay estereotipos, pero no creo que en mayor grado que en cualquier otra profesión, de político a banquero, periodista, bombero u obrero de la construcción. Y como todos los estereotipos parte de una cierta realidad aunque la deforme o exagere.
El Archivo donde desempeña su trabajo, ¿puede ser consultado por cualquier tipo de público? El Archivo de la Corona de Aragón, aunque nació hace ya setecientos años como archivo real y por tanto cerrado y al servicio sólo de la administración regia, es desde mediados del siglo XIX un archivo público y abierto al público. Es uno de los archivos históricos generales dependientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El acceso es libre y gratuito. Es cierto que, por las características de una gran parte de su documentación, requiere de unos ciertos conocimientos de latín y paleografía, que determinan el perfil más habitual del público, inclinado a la investigación histórica.
¿Qué documentos alberga su centro y cuál destacaría por encima de todos? El archivo fue creado por el rey Jaime II de Aragón a principios del siglo XIV para conservar fundamentalmente los registros de su cancillería y por extensión todos los demás documentos que considerara oportuno guardar. Es por ello que se pueden encontrar muchos documentos anteriores (el más antiguo es de finales del siglo IX) y otros de procedencias muy diversas pero que por determinadas circunstancias fueron enviados allí. A partir de mediados del siglo XVIII, por un lado dejó de recibir documentación administrativa y se convirtió paulatinamente en un archivo histórico orientado hacia la investigación y, por otro lado, se convirtió en un archivo general, abierto a incorporar otros archivos y fondos de diverso origen, fundamentalmente también de carácter histórico, procedentes tanto de instituciones públicas y privadas como de familias y particulares.
Es difícil destacar un documento. Aunque se podrían mencionar muchos históricamente relevantes, lo más destacable es quizás el conjunto, especialmente por lo que hace a los fondos medievales. Por su amplitud, variedad y riqueza de contenido constituyen quizá el archivo más completo conservado de una monarquía medieval.
¿Cómo ve el futuro de los Archivos? Debido a tanto soporte online o digitalizado…. Los archivos digitales están vinculados a transformaciones tecnológicas imprevisibles y que se suceden a un ritmo difícil de seguir, y exigen un mantenimiento constante para conservarlos accesibles. Por otra parte la digitalización de los archivos tradicionales parece un proceso también imparable y que probablemente se acabe generalizando y puede que termine por absorber todas las energías de las instituciones archivísticas. Puede, incluso, que los archivos como los conocemos desaparezcan por innecesarios. No obstante, creo que a pesar de todo, aunque sea una especie en extinción, seguiría siendo necesaria la figura del archivero-historiador más tradicional, capaz de comprender los documentos históricos y hacerlos accesibles a los investigadores, no sólo materialmente a través de la digitalización.
¿Qué recomendación le daría a una persona que se quiere dedicar al mundo de los Archivos? No sé. Si hablamos de archivos históricos (creo que hay que hacer esta distinción, aunque no esté muy de moda hacerla) le interesaría sobre todo profundizar lo más posible en la formación necesaria para entender, comprender y valorar los documentos, que es el corazón de la profesión archivística, lo que la distingue de cualquier otra profesión relacionada y lo que el investigador que accede al archivo espera encontrar. Si se renuncia a eso, la profesión como tal acabará por desaparecer.
¿De qué manera difunden o qué importancia hay que dar al patrimonio documental y cultural? ¿Están en peligro? El patrimonio documental en general no creo que esté en peligro, al contrario ha habido en los últimos años una mejora sustancial de las instalaciones archivísticas y se han realizado esfuerzos importantes en la digitalización de un gran número de documentos, lo que contribuye también a la preservación del patrimonio.
¿Cree que se han generado cambios en cuanto a la gestión archivística? Creo que los esfuerzos realizados en la informatización de los archivos, no sólo en la digitalización de los documentos, han absorbido demasiadas energías y han orientado la profesión en un determinado sentido excesivamente, que la aleja de lo que creo que sigue siendo su razón de ser, como he dicho antes.
¿Ve necesaria la presencia de las redes sociales aplicadas a los Archivos? Sinceramente, no puedo decir nada al respecto, es un mundo que desconozco por completo.
¿Cree que es imprescindible la completa digitalización de los fondos de un Archivo? Imprescindible quizá es una palabra demasiado fuerte. Desde un punto de vista de la conservación del patrimonio documental, la digitalización es indudablemente positiva, siempre que se asuman los costes y los requerimientos de su mantenimiento. Por otra parte, si se hace debidamente absorbe también mucho trabajo y energías, además de recursos económicos. Por ello creo que se debería actuar paulatinamente, estableciendo prioridades y sin obsesionarse por llegar al cien por cien a toda costa y de cualquier manera.
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