De nuevo Inma Chacón nos vuelve a sorprender con su novela publicada por Contraluz Editorial titulada Los ojos de Bruna. Esta novela va dedicada a su familia y a tres personas muy especiales para ella. Un total de 480 páginas llenas de traiciones, amor, misterio y lo mas importante de todo lo que parece y todos callan. Un canto a la libertad, a la lucha por darle un lugar a las mujeres y encontrar justicia.
El libro se divide en tres partes y la autora quiere realizar un homenaje a la España rural basada en 1870 más concretamente el 30 de diciembre, fecha que fue importante para la historia de España, por la muerte del general Prim en Madrid. La primera escena que aparece es en el Monte del Risco es invierno y hace mucho frío, pero un grito desgarrador procede de una casa que va a revolucionar toda la novela.
La autora de nuevo nos ubica en espacio/tiempo para empezar a describirnos el lugar donde mayoritariamente se sucede la trama. Nos hacemos una idea de cómo era la casona y la primera persona que la ocupó. Hay dos personajes claves en esta novela la tía Julia y la niña Bruna de Casia, quienes tienen una conexión que sobrepasa la novela. Se ha sucedido un crimen y ahora toca investigar quién se esconde detrás de tan trágico suceso.
“No siempre hacen falta los ojos para ver el mundo”
La novela se basa en resolver el caso del asesinato y de hacer preguntas para saber lo que ocurrió de la mano de Mateo y Nicolás de los que sabemos también como visten y de la tata Berta quien se muestra nerviosa y dubitativa. Don Humberto Pacheco del Valle, abuelo de Bruna, es otro de los personajes a destacar.
Bruna tras el incendio que asola la Hacienda en diciembre de 1860 queda ciega y la tía Julia es sus ojos, sus pies y sus manos, quien hace todo lo posible por ver feliz a su sobrina. Son inseparables y siempre las vamos a ver una al lado de la otra. Y es la misma tía quien se encuentra a su sobrina en un charco de sangre…
“La libertad, esa batalla que siempre hay que ganar a pulso y defenderla día a día para que se mantenga intacta”
Conocemos a través de la novela la historia de la tía Julia nacida en 1801 de una familia de “inventores”, quienes jugaban con reproducciones de tranvías y que transportaban a través de una maleta. Don Humberto tiene mala relación con su hijo y la madre admira algo la Urania Propitia y todo lo relacionado con la astronomía y la astrología. Son familias que viven enfrentadas, pero a raíz de ello conocemos la historia de las mujeres de la familia y cuándo se casaban, así como las obligaciones que contraían, en el que el amor nunca fue una imposición. Siempre Inma defendiendo el papel de la mujer en la historia.
“A querer se aprende, igual que se aprende a ser feliz”
A lo largo de la novela vamos avanzando en la historia de la mano de Julia y en el que la autora sabe conjugar muy bien la trama con acontecimientos históricos que marcaron la historia. Llegamos a 1807 en el que las primeras revistas científicas empiezan a proliferar y en el que se pone en marcha el primer barco de vapor de ruedas en España. También conocemos al tesorero de la hacienda J. Ignacio Ferrer quien gestiona los bienes de la familia. En este momento todos son sospechosos y hay que averiguar la verdad.
“Cualquier cosa puede suceder cuando las circunstancias trabajan a favor de la fatalidad”
Siguen las declaraciones y es momento de conocer a Sara Segedanos. Ahora declara el Señor Ojea, el cochero y su familia a través de los coches usados que heredan. En esta investigación hay mucha casualidad que la autora relata con sus personajes quienes realizan trabajos propios de la época como la cerámica, alfarería, etc.
“Hay silencios que se entienden únicamente como silencios y miradas que no pueden traducirse porque nunca han hablado el lenguaje de otros ojos”
Inma Chacón nos relata las profesiones de la época, los casamientos y el dolor de las personas, así como los sueños y milagros que se suceden. Don Humberto (vizconde) es un señor muy poderoso y su hijo tiene un gran parecido a su madre, pero a la vez son adversarios.
“Hay algunas personas a las que se les quiere porque sí sin más mérito que el de ser como son”
Al igual que anteriormente conocimos a Julia, ahora es momento de conocer a Bruna, cómo era, cómo se ponía en la piel de los demás, cómo estaba dispuesta a ayudar y la gran capacidad de escucha que tenía, así como con lo que disfrutaba, por lo que nadie se explica lo que ha pasado. Es momento de acudir a su entierro y conocemos hasta el más mínimo detalle a través de las líneas de la autora quien ahora inculpa a otra familia.
Llegamos a la segunda parte con una frase introductoria de H. Keller. Y en la que conocemos la historia de amor de Don Humberto con Sara (madre de Julia). De Sara conocemos que es una lectora empedernida y una mujer luchadora. Lee Paradise Lost de la lista de los libros prohibidos de J. Milton y a través de la revolución industrial empieza a asomar la libertad. Con estos personajes conocemos el espíritu crítico y su discreción amorosa durante cuatro años mientras se suceden las guerras y la ciencia avanza. Sufrimos también el duelo de la tía Julia en la Hacienda de la Cumbre
“Hay razones que no necesitan explicarse y llagas que se abren por el mero hecho de nombrarlas”
Avanzando en la novela conocemos dónde se inició el fuego y todas las personas que han pasado por el interrogatorio, así como los secretos, prometidos, bodas y discreciones que se esconden detrás de toda la historia. Un viaje de investigación y secretos hasta dar con la persona que cometió tal atrocidad. Hay perdón, pero también celos.
“Los que tienen las llaves de las jaulas pueden abrirlas cuando quieran”
La tercera parte comienza con una frase de T. Junichiro de la novela “La historia de un ciego”. Don Humberto no tiene prisa en casarse, es un personaje hipocondriaco y que sufre de cambios de humor que afecta a los que están a su alrededor. Además de aprovecharse de la gente por su afán de poder. Constantemente conocemos los enfrentamientos con su hijo y la autora los relata a través de los silencios y la desconfianza. Los testimonios no son claros, son manipuladores y hay personas testigo que son clave.
La cuarta parte comienza con una frase de San Juan de la Cruz. La autora nos cuenta cuándo nació Julia y la felicidad que trajo consigo, así como el destino que la vida le tenía preparado. No queda mucho para resolver el caso y poco más os puedo contar, solo que disfrutéis de la novela que tenéis entre manos.
“El tiempo puede utilizarse como una página en blanco donde reconstruir el pasado a voluntad, pero también nos recuerda que no podemos huir de lo vivido, aunque nos empeñemos en negarlo”
El libro da fin con una nota de la autora en la que nos cuenta que es una novela inspirada en una historia real que captó de un libro de poemas de 1856 escrito por La Pacheca y la autora comparte algunos fragmentos. Sabemos que el caso y la investigación dejó al pueblo horrorizado y que no hubo claridad con los implicados en Extremadura que no supieron los motivos del crimen. A modo de crítica la autora deja un mensaje final sobre el qué dirán y que continua en nuestros días. Y se dirige al maldito silencio con la gente que ha sufrido abusos haciendo referencia a un número del periódico La Discusión en 1856.
Sus novelas siempre van dedicadas a Dulce, su hermana.