Llega a mis manos el libro Mis relatos en conocimiento publicado por la Editorial Caligrama de la escritora Begoña Alcaraz. Para ser su ópera prima me parece una maravilla ya que me ha sorprendido y me ha gustado mucho y creo que aporta mucho de su vida y experiencias personales. Un libro íntimo, personal, y con muchas emociones y mensajes que te las transmite a lo largo de sus 416 páginas.
El libro no se estructura en una única temática ya que está integrado por distintas, unos más cortos y otros más largos, pero de los que extraes al leerlos un mensaje relacionado con una emoción o un aspecto de la sociedad que todos hemos vivido en un momento determinado. La autora lo dedica a sus hijas y comienza con un relato que lo titula “Nuestras manos juntas” y termina con “Mujeres ya no mueren por amor”.
Se habla de la muerte, pero no como opción a los 40 años (es tratada en más de un relato el tema de la muerte), y al igual que se habla de ese tema se habla de las ilusiones de los niños. Vida y muerte y de eso trata este libro.
Entre los temas sociales o delicados: los problemas que surgen cuando hay que vender una casa por el tema de las herencias o la sanidad pública, así como presente el tema de la salud mental con el tema de los suicidios, ansiedad o psicosis y la destrucción de las personas por el consumo de sustancias, drogas, etc. y lo que ello conlleva a través de la ansiedad. Así como lo que siente una persona cuando le dan resultados médicos no favorables.
La ilusión del primer beso con los 15 años, del perdón, de los celos, de las casualidades, del significado de los sueños y del cambio del embarazo en la vida de las personas. Hay también relatos en los que se habla de las residencias de ancianos, de los inmigrantes y la felicidad (tema social) y del dinero que no lo es todo.
“De repente todo gana y pierde sentido a la misma vez”
De la soledad de la noche y el miedo a que entren en casa en mitad de la noche, unido al olor a vida que necesita experimentar un anciano de 80 años. Las idealizaciones a través de los suspensos de un hijo en una familia “perfecta” y de las repeticiones de curso que marcan un sentir en la vida de la persona.
“La vida huele por sí misma y no le hace falta adornos”
En los relatos se tratan las primeras veces: el momento en que una niña se convierte en mujer al bajarle la regla por primera vez, los primeros besos o la primera vez que una persona vio el mar y que no se olvida.
La familia también está presente en los relatos: en las discusiones con los cuñados lo que provoca desunión familiar a través de los gritos y en el que la autora aprovecha para hablar de la imprudencia y la insensatez. Así como la reflexión de cómo se ven las cosas desde dos puntos de vista diferentes. También de los patrones familiares que nos inculcan y de la relación de un matrimonio de años que no es lo que parece. Así como el contraste de desligarse de la madre para buscar la felicidad
De las falsas creencias a través de los gatos negros con la idea de que traen malas noticias, unido a los fantasmas del pasado y necesidad de volver a empezar.
Tengo que resaltar dos relatos uno de una frase “He nacido tantas veces” y otros de dos “La gravedad de tus palabras”. Entre los más largos “Lo que la verdad cuenta”, “El recuerdo de Simón”, “Justicia para Ana”, “Todo fluye alrededor” o “El día en que me encerré en casa”
“La muerte no es la nada, sino el principio de algo que no se logra comprender”
La amistad también está presente, incluidos me atrevo a decir entre los valores de la autora, cuando hace referencia a las amistades sin tanto tiempo sin hablarse y de los reencuentros o de algunas amistades que no son como lo parecen.
Se habla de las infidelidades, en el que se plantea si puede ser como una forma de libertad y de los amantes. De la manera de romper todo con los divorcios y de la necesidad de empezar de cero, así como de la confianza rota. Desde los engaños y las mentiras hasta el egoísmo y la compasión. Si se habla de libertad, también hay relatos en que se habla sobre la relación entre dos mujeres.
Del final de la vida y de la vejez, de cómo se enfrenta la soledad cuando se es mayor y del tener que decir adiós a la vida. De la necesidad de no perder el sentido del humor y del amor que hay que dar en esa etapa de su vida. Hay uno de los relatos en el que la protagonista escribe una carta a su madre ya fallecida, en la que le dice todo lo que no le pudo decir y a la que quiere ayudar a encontrar la luz.
“Cualquiera con un mínimo gesto puede salvar la vida de otra persona aún sin saberlo”
Entre los gustos de la autora se deja caer entre líneas una película “Calle Mayor” dirigida por Juan Antonio Bardem, imagino amante del cine clásico
«¿Quién soy yo para decidir sobre la libertad de otra persona?”
Otros temas menos agradables pero necesarios nombrarlos: los malos tratos aun presentes en nuestra sociedad en pleno siglo XXI que siguen presentes y del ciclo de la vida: nacimiento (“milagro de la vida”) y muerte.
Hay un tema que se ha hablado en varios relatos y que por mi momento personal es uno de los que más me ha gustado que son los que dedica al amor propio, a la necesidad de romper con el sistema, de vivir en democracia y de darse cuenta de hasta dónde se capaz de llegar el ser humano por la maldad que contiene en su interior. De la importancia de levantarse y caer y de que estar con uno mismo es el mejor regalo que una persona puede tener. Y entre los gestos de amor por uno mismo el acudir a un dentista.
“La felicidad no es igual para todos por lo que es necesario dejarse sentir.”
Me ha dado la impresión de que alguno de los pequeños relatos podría convertirse en la letra de una canción y otros que de la forma y manera en que están redactados me han parecido más poemas que relatos “Luna dame pan”, “El tiempo”, “Camino al trabajo” o “La realidad” entre otros.
“El ser humano está preparado para vivir no para morir”
En los relatos también hay parte de historia, y me refiero en el relato titulado “Canción sobre la soledad” en el que se cuenta parte de la historia con la historia de Elena y mención a Luis Napoleón Bonaparte
Entre los últimos capítulos se nombra a una tal Estefanía que me atrevo a decir que podría ser la misma autora, en la que se relata que su sueño era escribir un libro para así poder ayudar a las personas y que creo que con este lo ha conseguido su objetivo.
También el de un niño que le costaba andar y luego no paró y de la necesidad de quedarse quieto sin pisarse sus propios pies, así como de darle valor a lo que realmente importa como es la familia, el hogar y la salud.
Mi más sincera enhorabuena a Begoña por este libro de relatos tan sentido y tan fácil de leer y que me ha llegado tanto.