El dequeísmo que abunda tanto en la lengua oral hoy en día, se ha tachado de vulgarismo ignorante en el que convergen giros perfectamente legítimos para dar un resultado que sería disculpable o comprensible si fuera ocasional. Este fenómeno expresivo consiste en la aparición de la proposición de, sin justificación (pienso de que, digo de que, sospecho de que, supongo de que, etc.) con verbos como los que se citan a continuación, que se construyen en una proposición completiva introducida por que: decir, pensar, creer, estimar, suponer, entender, imaginar, contar, sospechar, temer, ignorar, saber, anunciar, declarar, afirmar, manifestar, comunicar, avisar, mandar, ordenar, prohibir, aconsejar, advertir, proponer, disponer, pedir, rogar, suplicar, etc.
Este tipo de expresiones, tan frecuentes en debates, coloquios y tertulias de radio o TV, se ha querido explicar como un efecto analógico de giros gramaticales de naturaleza heterogénea, tal como se aprecia en los siguientes ejemplos:
- Todo depende de que no se ponga uno nervioso
- Estoy convencido de que yo tenía razón
- La agencia oficial iraní había informado horas antes de que los iraquíes desencadenaron una fuerte ofensiva en los sectores norte y sur del frente de guerra
- La agencia informó también de que los iraquíes ocuparon las ciudades fronterizas
- Nos tenemos que dar cuenta de que hace falta más colaboración
Pero la afinidad de significados (actos de “decir”, “entender”, “pedir”, etc.) entre muchos de estos verbos y su homogeneidad sintáctica conduce a pensar, más bien, en la existencia de motivos singulares y comunes en el origen de construcciones injustificadas como las señaladas.
Se han apuntado dos causas concomitantes en la reciente aparición y proliferación del dequeísmo. El gusto actual por el circunloquio y las perífrasis grandilocuentes podría explicar las consecuencias prepositivas, lo mismo que la fragmentación expresiva o la normalización de verbos, tan frecuente en la lengua periodística en ejemplos como los siguientes:
Ordenar algo / que… à dar la orden de que…
Proponer algo /que… à hacer la propuesta de que
Son perfectamente legítimas las nominalizaciones anteriores y otras como las del enunciado siguiente:
- Tráfico prohibía que circulasen los vehículos lentos
- Trafico disponía la prohibición de que circulasen
- Trafico disponía la prohibición de circular
Sin embargo, no parece aceptable ni la expresión dequeísta del primer ejemplo que sigue y que se puede oír en la lengua oral, ni mucho menos, un cruzamiento prepositivo, por elipsis, en la lengua escrita.
(información extraída de Cómo se escribe / M Teresa Serafini ; [traducción de Francisco Rodríguez de Lecea ; revisión y adaptación de Santiago Alcoba], 2007)