La literatura del antiguo Egipto se desarrolló entre 300 a.C. a 400 d.C. Los textos eran esculpidos con cincel sobre la piedra o dibujados con tinta sobre papiro, cuero, lino y estaban destinados a ser leídos y también pronunciados. Los textos funerarios alusivos a la supervivencia son numerosos, ya que la palabra en el antiguo Egipto creaba la realidad de lo que se expresaba.
La literatura religiosa es tan abundante que permite conocer el pensamiento de distintos sacerdotes. Los Textos de las pirámides redactados en jeroglífico dieron paso a los Textos de los Sarcófagos y al Libro de los Muertos. El género del himno divino fue siempre floreciente: leyendas y mitos alrededor de Ra, Osiris o Hator.
A inicios del imperio antiguo apareció el género didáctico, bajo la forma permanente de enseñanzas de un padre a su hijo (Enseñanzas del escriba Any y muchos otros). Se trataba de auténticos manuales de moral laica y algunos tienen un contenido más político (Enseñanzas de Keti III a su hijo Merikara, X Dinastía)
La literatura histórica apareció algo más tarde: grandes administradores, oficiales y sacerdotes narran su existencia y justifican su comportamiento en vida en las biografías esculpidas sobre las tumbas, estelas y estatuas. También eran para históricos los escritos que evocaban los disturbios que acompañaron a la revolución social de 2200 a.C. que señalan el despertar de la conciencia individual y de una nacional.
Los Cantos del arpista aconsejan al hombre una filosofía del placer 2000 años antes de Epicuro. El sistema de archivos ya existía, por lo que han sido encontrados numerosos documentos históricos importantes: anales, correspondencias diplomáticas, textos reales oficiales, relaciones épicas. Los monumentos de Tebas y de Karnak fueron un soporte privilegiado de esta literatura histórica. Los escritos proféticos se vincularon al género histórico.
Desde 2000 a.C. se escribieron numerosas narraciones folclóricas (Cuentos del campesino) o cuentos fantásticos (Cuentos de Westcar), novelas y epopeyas (Historia de Sinuhé, Desventuras de Unamón), cuentos míticos (El náufrago).
El género teatral incluía acciones de mímica que podían acompañar la celebración de los ritos religiosos, así como “misterios” de forma dramática, que se representaban en público. La poesía se manifestó en los poemas amorosos, numerosos durante el Imperio Nuevo.
Títulos recomendados para su lectura
Libro de los Muertos. El Libro Egipcio de los Muertos o Libro del Gran Despertar es, incuestionablemente, uno de los libros más influyentes de la historia. En esta traducción del doctor E. Wallis Budge, los jeroglíficos egipcios han sido reproducidos fielmente y se incluye una transliteración de sus sonidos, una traducción palabra por palabra y, separadamente, una traducción adaptada completa. Todo ello viene precedido por una introducción de más de 150 páginas. Como resultado, el lector dispondrá de una oportunidad única para saborear todos los aspectos de esta obra monumental.
Historia de Sinuhé. Sinuhé, el egipcio nos introduce en el fascinante y lejano mundo del Egipto de los faraones, los reinos sirios, la Babilonia decadente, la Creta anterior a la Hélade… es decir, todo el mundo conocido catorce siglos antes de Cristo. Sobre este mapa dibuja Sinuhé la línea errante de sus viajes; y aunque la vida no sea generosa con él, en su corazón vive inextinguible la confianza en la bondad de los hombres.
Historias del Antiguo Egipto. Esta Historia del Antiguo Egipto es el clásico actual más importante sobre este apasionante tema y la primera obra que ofrece una visión completa de la civilización egipcia, desde los primeros momentos de la Edad de Piedra hasta su incorporación al Imperio Romano. Los extraordinarios textos y las bellas ilustraciones que componen esta obra nos descubren el nacimiento y desarrollo de esta cultura en un recorrido que comienza en el año 700000 a.C. y termina en el 311 d.C.
