Tras el éxito de su aclamado libro Prisiones, putas y pistolas, Manuel Avilés nos vuelve a sorprender con una novela “sin censura” llamada El gato tuerto publicado por Ediciones Al Revés y que cuenta con 240 páginas. Es el propio autor el que lo primero que hace es aclararnos que es una novela y cuenta la historia en primera persona de una mujer golpeada, humillada y machada por una realidad que le ha tocado vivir. A continuación, unas frases de Tariq Ali y Lorena Franco.
Hablar de Manuel Avilés es hablar de literatura sin censura, y sin florituras para a través de sus libros hacer una crítica a aspectos de la sociedad con los que no está de acuerdo y que sabe muy bien de lo que habla, y en esta ocasión, se ceba con la justicia, sobre si existe o no o si es posible su crítica. Un primer apartado lo llamada “Lágrimas sin remedio” y de cómo las envidias llegan a puntos insospechados incluso en la propia cárcel.
El primer personaje que conocemos en esta novela es a Alberto Quevedo, de Cuba. A modo de prólogo, el autor nos ubica en marzo en una estampa de tristeza y desamparo y a Miriam Carolina una amiga de toda la vida (de Itziar) que siempre estuvo ahí mientras los niños estaban en el colegio. De cómo la sociedad no quiere noticias neutras y de qué es lo que vende. La protagonista femenina Itziar tiene que pasar un calvario, no solo por ella sino también por sus hijos y lo que es peor, ¿hasta dónde llegan los límites de la lealtad?
La novela está estructurada en veinte cuatro capítulos cortos, un agradecimiento y una última reflexión sobre la que os hablaré más adelante y se lee muy rápido por su agilidad en la prosa.
Ahora os hablaré de Miriam una mujer con un gran espíritu crítico, con los pies en el suelo y el hombro sobre el que llora Itziar y se resiste a aceptar. Itziar va de camino a la cárcel de Alicante en el que conduce su hermano y en la que Alberto “supuestamente” tiene que entregarse. Se transmite tanto en la novela a través de sus líneas que puedes percibir el nerviosismo, silencio y angustia de esos momentos en los que no hay marcha atrás. Consecuencia de ello, es que se confunden de Centro Penitenciario donde no es y van hacia el otro. La fecha de su ingreso en la cárcel como conocemos es el 3 de junio y de Miriam sabemos que es la psicóloga del colegio La Vaguada en el que trabajan ambas.
La novela está llena de preguntas, algunas con y otras sin respuesta, pero que dejan a la reflexión por parte de Manuel hasta el final. Una de ellas y de las primeras ¿la verdad oficial es intocable? Se habla de los errores que cometen los juzgados y de que si un Tribunal dicta una sentencia va a misa, no hay marcha atrás y lo demás ya no existe (ni se comprueba ni se coteja si hay papeles, sellos, firmas, etc.). El autor nos hace hincapié en que lo que digan jueces y tribunales va a misa, aunque ellos también se equivocan. Se nos presenta el caso de “Los Salas” en Alicante. El libro como podréis observar está lleno de crítica hacia los derechos que tenemos los individuos y sobre el derecho a discrepar y a la libertad de expresión. Habla de que la justicia y el periodismo no dan confianza y que el poder judicial es intocable, así como los jueces, ya que según afirma Manuel, “el sistema es así”.
Muchos son los consejos del propio autor que deja entrever y que nos da en la novela como es el caso de que es mejor presentarse voluntariamente y decir lo que dice la sentencia para rebajar la pena y asumir el delito, así como estar arrepentido. Asumir y cumplir los diez años que le han caído como condena, ya que no queda otra y no engañarse en negar el delito de lo que ha sentenciado el Tribunal Supremo. Se describe muy bien desde fuera cómo es la cárcel y cómo es el ambiente en ese lugar porque el propio autor ha sido director de cárcel y sabe muy bien de lo que habla.
De camino de una cárcel a la otra el autor, nos deleita con los monumentos que en el trayecto se van encontrando y por las ciudades por las que va pasando siempre tirando para la Terreta.
Itziar debe volver al colegio y presenta un aspecto demacrado. La vida le ha golpeado a lo largo de su vida y tiene que continuar sin su padre. Escribe una primera carta y vemos a una protagonista hundida y sin fuerzas que se va manifestando a lo largo de toda la novela en frases como ¿cómo puede pasarme esto a mí?, aunque hay ocasiones en que te dan ganas de decirle, ¡venga espabila! Porque no hace más que quejarse y quejarse sin poner ninguna solución o de incluso defender lo indefendible hasta límites fuera de lo común. Ella se refugia en sus recuerdos de la niñez y damos una vista hacia atrás en el que le vienen a la mente los momentos de su niñez en la zona de Puente de Vallecas en Madrid. El autor nos la describe a ella de niña y a sus padres y cómo se llamó su primer novio y sus primeros desengaños amorosos. Recuerda un pasado en el que como dice ella “era libre” y se dedicaba a viajar, sobre todo, por la zonas donde prima el arte románico. Pero hubo un momento en que empezaron a pasarle situaciones crueles y que no podía soportar, como el fallecimiento de su madre.
Se reflejan valores en la novela como el valor, la paciencia y, sobre todo, la resiliencia, ya que debe tirar de ella sin apenas tener fuerzas. También el valor de la amistad. Se le ha venido todo encima y no sabe cómo gestionarlo, aunque tiene buena gente a su lado como también Celia y los compañeros del colegio que le apoyan.
Otro personaje es Jorge el marido de Miriam que está al corriente de la situación. Él se dedica al periodismo cultural y ella da clases de inglés en el colegio de la que es compañera de Itziar, que es la víctima de toda esta historia, al igual que sus hijos. Jorge es un protagonista que se quiere mantener al margen y no seguir con esto, aunque al final se va a ver inmiscuido por lo que le cuenta su mujer. Jorge va a ser un desahogo para Miriam porque no entiende cómo su amiga no ve la realidad de los hechos y de lo preocupada que está por una amiga que lucha por una libertad inexistente en la que prima el feminismo. Jorge retrata la figura de la paciencia y es con quien vemos la parte masculina y con Miriam la parte femenina de los hechos. Él es el punto de inflexión sobre aspectos que no le cuadran de la investigación, como por ejemplo si no se buscaron testigos.
Miriam e Itziar a pesar de ser compañeras del colegio tienen una gran amistad y tienen una charla, en la que Miriam habla de manera franca con su amiga, ella le hace de abogada del diablo. Itziar es una persona débil y se culpabiliza por lo que ha ocurrido, se siente hundida como la película El hundimiento de Hitler, pero para eso tiene a su amiga para que la abra los ojos y le de consejos sobre lo que le aconseja hacer. De nuevo los gustos personales del autor se retratan en la novela, se habla del cine, de libros y de una canción de Fito “Soldadito marinero”.
Os voy a desvelar que a mi parecer el tema tratado es la violencia de género y como una mujer a pesar de sufrir violencia machista, es capaz de defender al maltratador hasta límites que no tienen sentido. Aunque también se desvela parte de lo que ocurre con la parte masculina.
Itziar tiene nublada la realidad y a pesar de lo que han dicho los Tribunales considera que Alberto ha sido un buen padre, atento, etc. ella está enamorada y no es capaz de ver otra cosa. Lo sigue defendiendo y es una protagonista que se queda en el pasado. Itziar cree estar en un pozo sin fondo en el que no ve salida y se ve identificada con el libro Sin noticias de Gurb de Eduardo Mendoza. Y también se hace referencia al Quijote para hablar de cómo honra a la libertad de la que se habla en la obra cumbre.
Sabemos cómo se conocieron en Cuba, lo que le llamó la atención de él, así como de las situaciones que tuvieron que vivir juntos (agradables y no tanto) y de cómo se conocieron en el Pub que da título a la novela El gato tuerto donde empieza y acaba todo.
Miriam vive preocupada por su amiga y en una situación incómoda y kafkiana para ella y por Itziar que cree estar obsesionada por demostrar que su marido es inocente y se gasta cantidad ingentes de dinero, porque nunca tiene la respuesta a sus preguntas y sigue y sigue investigando. Incluso llega a reflexionar que tenía que haber elegido a una mujer como abogada porque según ella “pelean mejor”. Ella va a luchar por la verdad a pesar de que el abogado le dice que denuncie por acoso sexual y a pesar de eso le perdone. Ella va a agotar todas las vías que están a su alcance comparando los datos de la policía y la guardia civil incluso hasta el punto de contratar un detective.
Podemos deducir que se siente incluso juzgada por su propia amiga, pero es necesaria la figura de Miriam para ver la realidad en la que se encuentra sometida. Alberto le ha sido infiel y tiene que aceptarlo y a Itziar le hace daño los comentarios de su amiga, ya que no le da la razón. Itziar no ve la realidad sino una imagen irreal, idealizada y deformada. Ella lo quiere y siente que lo está abandonando por no defenderlo.
Se nos ubica en un año para esclarecer el origen de los hechos y nos remontamos a 2011 en el que Chus y Alicia fueron víctimas de acoso sexual, y el autor nos habla de que el miedo lo gestiona cada uno como puede, ellas fueron despedidas y desde entonces se sucedieron charlas en el colegio sobre acoso y agresión sexual, tan necesarias hoy en día en la sociedad. Ellas recurren al Servicio de la Mujer 24 horas (en estos casos) para también denunciar a Alberto. De nuevo se nombra otro libro Juan de Mairena de Antonio Machado para hablar de que “la verdad es la verdad” y de las contradicciones que frente a esta denuncia no paran de sucederse. Ellas lo cuentan todo de la A a la Z y realizan la denuncia juntas, pero también aquí hay gato encerrado (nunca mejor dicho jaja) y lagunas, así como hechos que no tuvieron lugar.
De la mano de Manuel Avilés y de su experiencia sabemos cómo es la cárcel por dentro, su estética y cómo se sucede el vis a vis, el encuentro que tiene derecho la familia. Itziar siente odio hacia las chicas que han denunciado a su marido y que hicieron que su vida entrara en desgracia. Alberto asume el delito y sabemos que en sus noches en vela lee a los clásicos y se compara con Antígona de Sófocles.
Durante la investigación del caso y tal y como vamos avanzando en la lectura, de mano de Jorge se van abriendo frentes, por sus reflexiones, en los que no queda claro si realmente sufrieron acoso o no, por versiones contradictorias y porque incluso fueron capaces de irse de fiesta con el supuesto acosador y el autor aprovecha para contarnos noticias reales por quedar absueltos los hombres y el cómo se puede demostrar un hecho si solo se escucha la palabra de la persona violada y se trata el tema de la palabra de una mujer contra la de un hombre. Se reflexiona también sobre a quién ampara la ley y de que ser mujer es condición para jugar con ventaja frente a los juzgados.
Los agradecimientos van dirigidos a muchas de las mujeres que han leído la novela y las va nombrando una por una como dice el autor sus “amigas amorosas” y también da las gracias a Gregori Dolz. Se pronuncia sobre la vida diciendo que merece la pena vivirla rodeada de gente maravillosa.
Acabamos la novela con una reflexión sobre el sistema judicial y carcelario, sobre los límites de la inocencia, culpa y la falta de empatía y sobre los procedimientos que no tienen en cuenta la ética, así como los sentimientos de quienes se ven atrapados por el sistema.
¡Mi más sincera enhorabuena a Manuel Avilés por reflejar con esta novela un tema tan actual como este! Como él mismo dice “lo que digo es lo que está escrito ni más ni menos”.