Hoy entrevisto a Eloy Gayán, escritor de la novela Un puente a Peulla. ¿Quién es Eloy Gayán y cuáles son sus sueños? ¿Ha cumplido alguno de ellos? Padre, marido, hermano e hijo que desea la felicidad para los suyos y el resto del mundo. Un profesor universitario que disfruta cuando sus alumnos discuten y se posicionan en debates sobre la convivencia, sobre la libertad, sobre el respeto a los derechos humanos… Abusando del tópico, tengo una hija, planté un árbol y me entrevistas, ahora, sobre mi segunda novela. Sueño con un mundo en paz, solidario.
«Pretendo reflejar la lucha que debe ejercerse contra comportamientos que no respetan la dignidad, que impiden amar en libertad: los amores paterno y de pareja mal entendidos».
¿Cuánto tiempo le llevó escribir Un puente a Peulla y por qué sintió la necesidad de escribirlo? Es difícil hacer un cálculo exacto cuando solo le dedicas el tiempo libre. Podría decirte que desde que redactas las primeras frases hasta que envías el manuscrito a la editorial… dos años. Escribir es adictivo. Publicas una novela y ya estás programando la siguiente, sobre todo cuando descubres que hay lectores a los que les resulta útil tu trabajo. Así me ocurrió con la primera novela, Las damas silenciosas (Ediciones Carena 2017), al coincidir con dos lectoras que se identificaron con la protagonista y encontraron apoyo en la propia historia para sobrellevar problemas a los que la vida nos enfrenta. Escribo como evasión, permite imaginar, soñar, crear nuevas realidades.
¿Qué es lo más bonito de poder en las primeras páginas de su libro tener ese lugar para las dedicatorias de sus seres queridos? La posibilidad de ofrecer un reconocimiento a la familia, a los amigos, a todos los que te acompañan y “soportan” tus inquietudes, tus dudas; a todos los que ya no están. Es una forma muy especial de mostrar querencias.
¿Has viajado a los lugares que nos cuenta en su novela de Chile? ¿Por qué escogió esos poblados y no otros? No he tenido oportunidad, aunque espero poder hacerlo. Necesitaba encontrar un lugar recóndito, que pude recrear después de analizar decenas de videos, cientos de fotos, gracias al testimonio de algunas personas de la Región de los Lagos, con las que contacté a través de las redes. Peulla es un poblado aislado por un lago que comparte paisaje con volcanes y cerros. El aislamiento de los personajes fue necesario para recrear unos sentimientos influenciados por la naturaleza, por la cultura del pueblo mapuche.
¿A una persona como usted que es profesor universitario, leer le sirve como terapia para despejar la mente? No siempre, porque la propia investigación que desarrolla un profesor universitario obliga a estar rodeado de libros técnicos. La mayor parte del día, excepto las horas de docencia, se dedican a leer y a escribir. Llegar a casa, cambiar de registro y crear historias, sí resulta relajante, envolvente. Parece que acompañas a los personajes.
¿Cómo ha construido sus personajes y por qué no conocemos el nombre del narrador? No puedo concretar tu pregunta, porque no sigo un proceso. Pienso en un personaje pero sin saber cómo evolucionará. Y, sinceramente, crece sin darme cuenta, hasta que obtiene entidad. En efecto, no conocemos el nombre del narrador ni su aspecto físico. Como me han comentado algunos lectores, la ausencia de esos datos les permitió crear su propia visión del personaje; que es realmente lo que pretendía.
A través de la narración se sabe de su amor por la naturaleza, y el cuidado a través de los lugares idílicos en los que nos presenta su novela. Sí, la naturaleza juega un papel esencial, no solo como un escenario mudo. Cobra vida a través de los personajes, de la incidencia que ejerce sobre ellos a la hora de expresar sentimientos. Habitualmente contemplamos los paisajes con pasividad. En la novela la naturaleza obliga a pensar.
¿Un puente a Peulla tendrá segunda parte? ¿Está escribiendo otro tipo de novela o primero quiere dar a conocer esta? No creo, aunque nunca se sabe. Como ya apunté anteriormente nunca se deja de escribir. Ya estoy desarrollando un nuevo proyecto.
¿Qué es lo que quiere que a los lectores se les quede al leer Un puente a Peulla? ¿Algo a destacar? No trato de imponer ningún resultado. Intento aportar los elementos para que el lector alcance sus propias conclusiones. Los personajes se posicionan, pero siempre dejan margen suficiente como para que cada uno reflexione.
¿Quiere realizar una crítica social a través de algunos de sus personajes de la situación sobre la mujer? Sí. Pretendo reflejar la lucha que debe ejercerse contra comportamientos que no respetan la dignidad, que impiden amar en libertad: los amores paterno y de pareja mal entendidos. El amor comparte protagonismo con la naturaleza, un amor que debe guiar a la convivencia, al entendimiento, al respeto. Algunas personas no deben olvidar, tal y como se indica en la novela, que el amor no puede emplearse como excusa para el sometimiento, concretamente: Porque el amor es moldeable, frágil y camaleónico, sin que deba ser empleado como coartada para la destrucción cuando se pierde… porque el amor es un gas radón silencioso capaz de causar el mayor de los carcinomas sobre la pasión cuando no se emplea el sentido común, del que no gozan los maltratadores, cuando transforman el miedo en un derecho y entienden la convivencia como el poder que a nadie le corresponde sobre la pareja.
¿Qué valores desea transmitir a través de su novela? Y ¿cómo le gustaría ser recordado? Ya me he referido a algunos de ellos, sin duda los más relevantes: la libertad para amar, incluso con labios perfilados sin género. El respeto a la diversidad cultural, el amor por la naturaleza… Que me recuerden será suficiente.
¿Qué editorial es la que ha publicado su novela? ¿Fue muy difícil encontrarla para que publicara su obra? No es fácil encontrar hueco en un mundo editorial saturado. Tuve la suerte de que Ediciones En Huida creyese en la novela y apueste por ella. Una editorial sevillana independiente, rigurosa, con Martín Lucía al frente, un magnífico editor y escritor al que agradezco el riesgo que asume.
¿Cómo piensa que ha afectado la pandemia a la cultura a nivel general? La pandemia servirá para que la sociedad reflexione sobre nuestras debilidades, sobre lo vulnerables que somos. Lamento que no haya servido para desterrar egoísmos, los que podemos observar en muchas personas que viven como si nada ocurriera, comportándose sin pensar en los demás. A nivel cultural, los confinamientos obligan a recomponer tiempos, a dedicar una mayor atención a la lectura y, por consiguiente, a la reflexión.
¿Hay algo maravilloso en la novela y en el conocimiento de la etnia mapuche que no conocía… ¿qué puede destacar de ella? Sé que se documentó a través de un libro para conocer de ellos por la cita al final del libro. El pueblo mapuche arrastra una historia dominada por la lucha: la defensa que ejercieron contra los conquistadores españoles, contra la propia nación chilena constituida tras la independencia. Una reivindicación constante por un territorio arrebatado, por una cultura denostada. Un pueblo que ama la naturaleza y la familia, que firmó varios Parlamentos de Paz con los españoles, algunos incumplidos, al igual que ocurrió con el gobierno de la nueva nación chilena. Son muchas las lecturas y las horas dedicadas a profundizar en su historia, en su cultura. Se cita un libro al final porque se ha empleado para referenciar, de forma literal, términos de la lengua mapuche que se han empleado en la obra.
¿Y de la figura de Crisóstomo Saravia? Es un personaje ficticio, enmarcado en el momento de la expulsión de los Jesuitas de América, un antepasado que influye de manera determinante en el presente que afecta a la relación entre padre e hija, entre jóvenes que aman sin límite.
Siempre me gusta destacar alguna de las frases que voy copiando a la hora de preparar la reseña de mis libros, en esta ocasión me quedo con la de…
“El amor protege, acaricia como los rayos del sol, y permite que germine el colorido que la vida se merece”.
¿Qué papel juega el amor en su vida que continuamente nos transmite a través de su novela? Un papel esencial. El amor en sentido amplio, el que se ejerce como base de la convivencia: en pareja, en familia, en las relaciones de una sociedad cada vez más fría, distante.