Si te dejaran hablar por un momento con tu madre después de fallecida o tuvieras que decir unas palabras de ella, ¿cuáles serían? De esto trata el libro de Julián Quintanilla que ha querido realizar un homenaje a su madre La Chary a través de esta novela.
“En la vida cuando nace una ilusión no hay mayor relajante que lo sustituya”
Ya se realizó un cortometraje pero ahora Julián lo ha querido dejar grabado en fuego a través de este libro. La vida entera es la historia que da continuación al mediometraje El mundo entero de su mismo autor. Una película que obtuvo gran éxito de público y crítica, fue cualificada a los Óscar, candidata a los Goya, y ganadora de 44 premios internacionales, entre los que destacan el Gran Premio del Jurado y del Público del Festival Internacional de Cleveland.
La novela está dividida en dos partes y nos ubicamos geográficamente en Badajoz en el Barrio de San Roque. Lo primero que realiza Julián es describir a su madre, una mujer alegre, esperpéntica, frenética, icónica así era La Chary. Se nota que se encontraba muy unido a ella y de aquí este reconocimiento también para que su madre no quede en el olvido.
“Quien dice lo que no debe oye lo que no quiere”
Es una novela distinta porque en esta ocasión son personajes reales, incluidos los nombres que Julián utiliza como los suyos propios y es él mismo quien habla con su madre después de muerta. Se sienta en un banquito del cementerio y habla con ella. Es La Chary quien coge de la mano a su hijo y le transporta a un viaje para hacer un recorrido a lo largo de su vida, de la vida de La Chary y para que su memoria se mantenga viva. Julián transmite en todo momento las sensaciones que siente “al volver” de ese viaje.
Me hace gracia el lenguaje que utiliza Julián para su libro, porque más que una novela por sus diálogos podría ser extraído de una película por su lenguaje coloquial o de la calle por cómo hablan y se dan a conocer sus personajes. Es gracioso como algunas palabras incluso se tienen que deletrear al escribir para denotar la forma en la que están hablando sus personajes.
Julián tiene una inquietud en saber quién es su padre y su madre también le va a ayudar a resolver esas dudas tan importantes para él. Debe enfrentarse a sus fantasmas del pasado. En ocasiones no sabemos en verdad si es la madre quien le está hablando o la voz de su conciencia.
“Dudar no nos hace peores ni mejores. Dudar nos hace auténticos. La duda nos obliga a decidir”
De Chary conocemos sus parejas, la época en la que vivió (de Franco). También sabemos de la abuela Concepción y de lo que significó para la vida de La Chary. La música de la época también está presente como el Dúo Dinámico o Los Beatles. Y muchas otras cosas, porque es Julián a través de este libro que quiere dejar constancia del carácter y de lo que luchó y consiguió su madre para sacarlo adelante.
Julián tiene mucho que agradecer a su madre a lo largo de la novela porque de ella aprende la tolerancia y la comprensión, así como a cómo puedes ver las cosas por él mismo. No sabe hasta qué punto le ayuda que nuestro personaje reflexiona y se plantea realmente descubrir quién es y de disfrutar de la vida.
“El silencio si te callas te envenena el alma”
Nos adentramos en una segunda parte de la novela en que Julián no tiene miedo. Es muy valiente gracias a las enseñanzas de su madre y al conocer la historia de su madre sabe lo luchadora que fue. Julián reflexiona en el banco del cementerio y llega a conclusiones que le harán seguir viviendo y aprovechando el momento por él y su madre pero siempre luchando por lo que quiere, pasando de niño a adulto en pocos instantes.
La novela termina con un epílogo en el que se reflexiona acerca de la unión carnal y sentimental que une a una madre con su hijo incluso más allá de la muerte.
Seguro que os sentís atrapados por esta novela basada en hechos reales.