Hoy entrevisto a Jesús Greus, escritor, gestor cultural durante 15 años del Instituto Cervantes de Marrakech. En 2020 estrenará Espejismos con una compañía teatral en La Habana. ¿Quién es Jesús Greus, de dónde proviene y cuáles son sus sueños? Es un aventurero vital, espiritual e intelectual que ha vivido muchas vidas: de la psicodelia a místico que viajó por medio mundo como joven profesor de Yoga, y después como músico con grupos de fusión musical o una orquesta de música medieval; de escritor a conferenciante, de traductor políglota a inveterado nómada que cambia de cáscara de tanto en tanto. Hoy día no tiene residencia fija: la mayor parte del año se traslada de un país a otro con la maleta y un ordenador portátil. Después de unos cuantos domicilios en diferentes lugares, ha descubierto al fin que su casa cabe en una maleta.
En su trabajo diario, traduce libros, escribe en revistas literarias, ¿tuvo claro desde siempre que se quería dedicar a la escritura y a difundir sus ideas en ese tipo de formatos? Me sentí músico antes que escritor, si bien mis primeros pinitos literarios los realicé en la adolescencia. Mi primera novela, no publicada, la escribí con veinte y pico años. Estaba llamado a la literatura sin saberlo.
Como músico, ¿qué es lo que detesta de la música actual y en la manera positiva qué es lo que le fascina? Mis gustos musicales han cambiado con los años. Ya no escucho Rock & Roll ni música pop anglosajona, mis antecedentes musicales. No me interesa la música pop actual, que encuentro bastante insustancial, y detesto el rap, el reguetón, etc. Actualmente, escucho jazz, clásica y músicas alternativas.
¿Qué nos puede contar de su experiencia como gestor cultural del Instituto Cervantes de Marrakech? ¿Qué proyectos llevó a cabo? A lo largo de quince años en Marrakech realicé muy diversas actividades. Una de tantas fue iniciar la labor cultural del entonces nuevo Instituto Cervantes. Resultó enriquecedor y agotador. Organizábamos conciertos, teatro, espectáculos de calle, exposiciones, conferencias, etc. Pero eso supuso sólo una etapa para mí. También participé en diferentes asociaciones culturales, fundé con amigos una pequeña ONG en un palmeral del Sáhara, escribí guiones cinematográficos por encargo de productores ingleses, así como una ópera árabe basada en mi novela “Ziryab”. Me convertí en contador de cuentos en árabe, acompañado por un músico, programa que repetimos en diversas ciudades del país. También elaboré y publiqué un diccionario español-árabe marroquí. En Marrakech se vivía, aquellos años, una efervescencia creativa inusitada. Sigo yendo a menudo.
Tengo entendido que en 2020 estrenará Espejismos con su compañía teatral en La Habana, ¿Cuánto tiempo lleva con dicha compañía? ¿Estarán con los ensayos, etc.? Tras dos años de trabajar en este proyecto con una compañía teatral cubana, y después de muchos avatares, parece que por fin estrenaremos en primavera del 2020. Nada es fácil en un país arruinado y sometido a embargo. En teatro, como en música y en otros ámbitos, hay allí grandes profesionales. La asesora de la compañía realizó una excelente adaptación del texto al lenguaje y a la realidad cubana, que supervisamos luego juntos. Ha sido un interesante trabajo en equipo. Creo que, en manos de todos ellos, gente de gran experiencia escénica, la obra va a gustar. Por supuesto que asistiré a los ensayos.
Como escritor, ¿qué nos puede contar de su último libro de relatos Luces de la Habana? ¿Podría compartir con los lectores de Alquibla un fragmento de la misma? Por increíbles que resulten, los relatos contenidos en este libro se basan en sucesos reales, que recolecté durante unos cuatro años. En Cuba no hace falta inventar literatura: las historias llaman a tu puerta. Basta con vivir tiempo allá, inmiscuirse, observar y escuchar: vidas a menudo patéticas. Cuba está plagada de eso que el gran Carpentier definió como “lo real maravilloso.” Luces de La Habana refleja, así, una realidad cruda al tiempo que sabrosa, gente que se dedica a los oficios más chocantes, y a veces abyectos, a fin de resolver el día a día, atribulados al tiempo que alegres y siempre promiscuos. El carácter cubano sobrevive al drama cotidiano con sentido del humor. Esto lo refleja, mejor que yo, una frase del escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez: “Entre escombros y cochambre, pero gozando.” Eso es Cuba, y eso es lo que trata de reflejar este libro.
Ahí va un párrafo breve: “Sí, reflexionaba el susodicho. ¡Cuánta necesidad de falso amor tienen estos pobres forasteros! Así de fácil era que el milagro sucediera: la mujer fondona, o el hombre sesentón, se hallaban allí sentados, sorbiendo su azucarado mojito en la terraza del Hotel Ambos Mundos mientras contemplaban extasiados, a su alrededor, desaliñadas azoteas habaneras, el mar y el puerto. Toda la literatura acumulada en su cerebro contribuía a la magia del instante, a más del cautivador zagal que, sentado a su lado, hablaba en susurros con ojos entornados: ¡Aquiles el guaposo!”
¿Cuáles son las trabas que se encuentra un escritor a la hora de ver publicado su libro? He tenido agente literario durante años, por aquello de vivir en el extranjero. Ahora me ocupo en persona del contacto con editores. El mundo de la edición ha cambiado mucho en las últimas décadas, sobre todo después de la crisis económica. Y lo ha hecho para peor: la mayoría de editores piensa hoy más en un resultado económico que en la calidad literaria de la obra. En la práctica, se publica mucho libro de entretenimiento fácil en lugar de buena literatura. En estas condiciones, no es fácil publicar cuando no se quieren hacer excesivas concesiones al mercado.
¿Cómo le gustaría ser recordado?Nunca se me ha ocurrido pensarlo. Quizá, como escritor, me gustaría que se me recordase por alguno de mis libros. Ellos son lo que quedará de mí.
¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? ¿Y a las bibliotecas? No es un problema sólo español. La cultura está amenazada por la falta de una educación profunda en la escuela, por el empobrecimiento del lenguaje, por la a menudo empobrecedora influencia de internet y de las redes sociales, así como por tendencias -como es notorio en el caso de las artes plásticas- que imponen los profesionales. Gran parte del público carece hoy de criterio propio para elegir o juzgar manifestaciones culturales. Reaccionan a cuanto les recomiendan los medios: cine, libros, exposiciones, etc.
En cuanto a las bibliotecas, están lógicamente amenazadas por la competencia de internet. No me gusta el libro digital: prefiero el libro en papel y, de hecho, viajo con libros en la maleta. Pero también es cierto que hay aspectos positivos: Internet, sabiendo usarlo, puede resultar un arma muy útil para un intelectual. En cualquier caso, confío en que el ser humano seguirá creando, de un modo u otro, cosas bellas, porque lo lleva en el alma.
¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? La web Alquibla, palabra por cierto árabe, realiza una encomiable labor como difusora del mundo del libro. Indudablemente, hay que adaptarse hoy a las nuevas tecnologías a la hora de difundir una publicación, y para eso está Alquibla.
Algo que añadir… La literatura consiste en el arte de narrar historias. Y mejor si lo hace con poesía. Enternecer, conmover, provocar, hacer soñar. Eso pretende Luces de La Habana, un libro que no dejará indiferente al lector.