Inició estudios de leyes que abandonó para emigrar a México (entre 1892 y 1893). A su regreso, se instaló en Pontevedra. En 1895 publicó su primera obra, Femeninas y se trasladó a Madrid donde vivió una confusa mezcla de realidad y literatura, hasta el punto que aún hoy es difícil separar su biografía real de su autobiografía imaginada. En 1899 perdió el brazo izquierdo en una pelea con Manuel Bueno. Por entonces se relacionó con los escritores posteriormente clasificados como Generación del 98, con quienes sostuvo unas relaciones distantes y afectadas, fundamentadas en su complejo de excelencia personal.
Hasta 1902 no obtuvo una confirmación importante de su talento de escritor, tras publicar Sonata de otoño. No fue el escritor de un género, sino que cultivó todos los géneros literarios. Su ciclo poético se inició con Aromas de leyenda (1907), influida por la estética de Rubén Darío y El pasajero (1920).
La depuración de la influencia modernista permite el personalismo tratamiento poético de La pipa de Kif (1919), obra de madurez en la que el poeta consigue un lenguaje intransferible, equivalente poemático experimental de su lenguaje teatral; estas tres obras se hallan reunidas en Claves líricas (1930). Como narrador, consigue con las Sonatas (1902-1905), El ruedo ibérico (iniciado en 1920) y Tirano Banderas (1926) una de las más altas cimas de la novela española.
A diferencia de los restantes escritores del 98, el logro estético es el objetivo fundamental para Valle-Inclán, en perpetua pugna con el lenguaje adquirido o inventado. La evolución estética de Valle-Inclán corre pareja con su evolución política: del carlismo romántico y antiburgués, plasmado en su ciclo novelesco de La guerra carlista (1908-1909) y en sus Comedias bárbaras (1907-1922), al republicanismo socializante de sus últimos años, la identidad forma-fondo, medio- mensaje de su obra literaria se corresponde con su evolución política.
El esperpento le llevará a un nuevo género, el teatral (Luces de Bohemia, Martes de Carnaval) y a una toma de conciencia sobre la problemática de España. Valle-Inclán nunca fue clasificable dentro de las características plenas del 98, generación estética y políticamente avanzada en su nacimiento y reaccionaria a medida que envejecía. En Machado y Valle-Inclán, el uno por eticismo y el otro por estiticismo, el proceso fue inverso. Y tal vez de ello, se deriva la actualizada juventud de la obra de Valle-Inclán, especialmente la narración de las Sonatas, Tirano Banderas, El ruedo ibérico y del teatro esperpéntico. Otras obras de Valle-Inclán son: Epitalamio: historia de amores (1887), Corte de amor (1883) y Jardín Umbrío (1903), narraciones; El marqués de Bradomín (1906), Cuento de abril (1912), La cabeza del dragón (1912), La marquesa Rosalinda (1913), Divinas palabras (1920), La rosa de papel (1923), La cabeza del Bautista (1924), Sacrilegio (1924) y Ligazón (1926), teatro.
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