José Ignacio Valenzuela “El Chascas” ¡lo ha vuelto a hacer! Y nos ha vuelto a emocionar con esta novela llamada Mi abuela, la loca. ¿Quién no ha pensado alguna vez que los abuelos deberían ser eternos? Eso es lo con lo que debió reflexionar José Ignacio al escribir este libro que con tanto cariño nos cuenta la historia de su abuela Petunia con él, al que llama en la novela Vicente.
Según Vicente, su abuela es distinta a las demás, tiene el pelo negro y un peinado igual que se le asemeja al de Dar Vader. Así es como un niño ve a su abuela en un momento en que muy a su pesar se tiene que quedar con ella porque sus padres trabajan y no pueden hacerse cargo de él.
Lo que Vicente no cree es que convivir con ella le va a hacer descubrir el valor real de las cosas y llevarle a un lugar del que creía que no existía. Más aún a hacerle creer en él mismo y descubrirlo como poeta. Podemos decir que José Ignacio en este libro se deja llevar en sus letras por el corazón tal y como lo hace Vicente cuando cierra los ojos y se deja llevar por su imaginación para describir palabras cotidianas. Vicente sabe que gracias a su abuela va a descubrir las cosas más importantes de su vida y un sinfín de valores que hasta ahora no conocía.
Fijaros en los lunares de Petunia porque va a dar mucho juego a lo largo de sus 144 páginas que hará que te cause tal ternura que no puedas dejar de leer en ningún momento. Yo me lo leí en una misma tarde y no descarto en algún momento volverlo a leer.
De sobra sabemos lo que los abuelos quieren a sus nietos, pero Petunia siente predilección por su nieto Vicente y desde el primer momento cree en él y en que va a llegar a ser un gran poeta. Además es un niño muy creativo. Su abuela le regala una libreta que descubriréis para qué la utilizará.
Utiliza de nuevo en este libro el escritor, la técnica de las palabras en negrita y la letra que utiliza tan divertida y jovial compaginándolo con dibujos y caricaturas de lo que te vas encontrando al leer. Los libros de El Chascas no dejan indiferente a nadie porque están escritos desde el corazón y con un valor sentimental muy fuerte.
Me encanta la frase que me encontré que decía así “Con los ojos cerrados se ve mucho más que con los ojos abiertos”. Lo dejo para la reflexión.