La denominación de modernismo se incluye a un buen número de escritores, hispanoamericanos y españoles, cuya obra se desarrolló entre 1890 y el comienzo de la primera guerra mundial, aproximadamente.
La crítica alterna un uso amplio del término, que englobaría incluso a la llamada generación del 98, con otro más restringido, de una escuela literaria cuyo principal exponente fue Rubén Darío. Fruto de una época propensa al sincretismo, el modernismo surgió en correspondencia con tendencias artísticas del momento, sobre todo francesas, como el parnasianismo y el simbolismo, el impresionismo y el art nouveau.
Tal como sugiere el nombre, marcó una ruptura, operada sobre los contenidos y las formas de sensibilidad, entre la joven y la vieja generación. Sus inicios se sitúan en la atmósfera de crisis y depresión del “fin de siglo”, ya anunciada por pensadores como Schopenhauer y Nietzsche, que estimuló la actitud diferencial del artista frente a la sociedad: esnobismo, evasión, vida bohemia. Las iniciativas renovadoras partieron de América y su desenvolvimiento muestra dos etapas principales.
A la primera pertenecen José Martí, Rubén Darío (en su etapa de Azul y de Prosas profanas), J. del Casal, Gutiérrez Nájera y J. Asunción Silva, entre otros, inclinados hacia la cultura francesa, hacia los motivos refinados y la artificiosidad formal.
La exploración de las posibilidades rítmicas y musicales del castellano fue tal vez la tarea dominante en que se ejercitaron. Estos rasgos se afianzaron en la segunda etapa, hacia 1900 cuando el movimiento cobró una amplia difusión entre poetas hispanoamericanos, así como entre españoles, con la segunda llegada de Darío a Madrid en 1899. En España, a ciertos innovadores de la anterior promoción, como Salvador Rueda, se sumaron los jóvenes artistas: Valle-Inclán, Villaespesa, los hermanos Machado, Juan Ramón Jiménez. Paralelamente en Cataluña, el modernismo surgió con cierta independencia y cobró amplia difusión a través de revistas y de las llamadas “festes modernistes” organizadas desde 1892 en Sitges por S. Rusiñol.