Baltasar Gracián estudió humanidades en el colegio de los jesuitas en Toledo. Pasó más tarde a Zaragoza y Tarragona y, por fin a Calatayud, donde tuvo como profesor a Jaime Albert, quien le inició en el conceptismo. En 1624 redactó la necrología del padre Gracián de Albiano y en 1627 se ordenó presbítero y volvió a Calatayud (1627-1630) para enseñar gramática latina y posiblemente retórica.
Pasó a Valencia, Lérida y Gandía donde inició de nuevo su actividad como escritor, junto al padre Albert. En 1636 fue destinado como confesor y predicador al colegio de Huesca, donde gozó de la protección de Vicencio Juan de Lastanosa, lo que le permitió publicar su primera obra, El héroe, que firmó con el nombre de uno de sus hermanos, Lorenzo Gracián, y editó sin los permisos necesarios.
Volvió a viajar como confesor del virrey Nochera, a quien dedicó su obra El político (1640). En Madrid publicó el Arte de ingenio (1642), que reeditó y a la que dio forma definitiva en Agudeza y arte de ingenio (1648).
En 1646 publicó en Huesca El discreto, con el nombre supuesto de Lorenzo Gracián, pero su amigo Salinas aclaró en un acróstico el nombre del autor. En 1647 publicó el Oráculo manual, bajo el nombre de Lastanosa.
Su obra El criticón, apareció firmada por García de Marlones, anagrama de su nombre. En 1653, con el nombre de Lorenzo de Gracián, publicó la segunda parte de El criticón, que dedicó a Juan de Austria. En 1650 preparó El comulgatorio, que publicó en 1655, firmado por su nombre: constituye una clara muestra de oratoria culterana y comprende cincuenta meditaciones para la comunión.
Poco después publicó en Madrid la tercera parte de El criticón (1657), y una vez más firmó con el nombre de su hermano. Ante esta nueva y repetida desobediencia, el rector del colegio zaragozano le privó de la cátedra de escritura de Zaragoza y le desterró a Graus. En este mismo año apareció la Crítica de reflexión, feroz alegato contra Gracián, de un autor valenciano. Rehabilitado parcialmente y trasladado a Tarazona, Gracián pidió permiso para pasarse a una orden monacal, que la Compañía, no le concedió.