El lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes ha sido muy debatido y cuestionado. No fue hasta 1948 cuando Luis Astrana Marín, autor de Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, dio a conocer este emplazamiento como tal.
Abierto al público en 1956 como casa-museo, el edificio ha sufrido reformas y transformaciones, conservando partes originales. En él se recrea la vida cotidiana de una familia acomodada de los siglos XVI y XVII.
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Se encuentra en el casco histórico de Alcalá de Henares, contiguo al Hospital de Antezana, donde pudo trabajar Rodrigo de Cervantes, padre del escritor. Originariamente se accedía por la calle Imagen y no por la calle Mayor, como sucede en la actualidad.
Planta Baja
El patio central da la bienvenida al visitante con el pozo original de piedra que abastecía de agua a los habitantes de la casa. La galería inferior se sustenta en ocho columnas con capiteles corintios procedentes del Palacio Episcopal de Alcalá de Henares, mientras que la planta superior lo hace sobre pilares de madera con zapatas y balaustrada del mismo material.
En la sala de recibir, las visitas tomaban asiento en las sillas de brazos o sillones fraileros, dispuestos en torno a un brasero. Las paredes se cubrían con colgaduras de piel gofrada que ayudaban a conservar el calor. La botica es una estancia dedicada a Rodrigo de Cervantes y en la que se ex- ponen objetos asociados con su profesión: instrumentos quirúrgicos, especieros, alambiques, tratados de medicina o la silla de barbero inspirada en los asientos para la gota de los monarcas españoles. Con motivo de la realización de unas obras para la consolidación de los muros de esta sala, aparecieron restos de pintura mural al temple, un valioso testimonio que prueba la existencia del inmueble en la segunda mitad del siglo XVI.
Junto a esta estancia está la sala aderezada para comer, decorada con un paño de azulejos de tipo escurialense. En ella se exponen las vajillas más comunes en la época: cerámica de Talavera y Puente del Arzobispo (Toledo), loza dorada de Manises (Valencia) o piezas de Villafeliche (Zaragoza).
Desde el comedor se accede a la pequeña cocina con chimenea, un lugar de reunión para las familias. Está ambientada con gran variedad de utensilios domésticos y alimentos, así como especias usadas en la cocina mediterránea e islámica. Las tinajas de barro contenían el agua que extraían del pozo o el aceite que les servía para cocinar o iluminar sus hogares.
El recorrido de la planta baja finaliza con el estrado de las damas, una habitación donde las mujeres se sentaban a la morisca sobre almohadones para leer, interpretar música, realizar labores de aguja, rezar o charlar. Las alfombras, esteras y braseros son característicos de estas estancias.
Planta Primera
La sala dedicada a “El Retablo de Maese Pedro” presenta una instalación escenográfica con los personajes, decorados y grabación dramatizada de este pasaje del Quijote (II Parte, cap. XXV y siguientes), rindiendo homenaje al amor que sintió Miguel de Cervantes por el teatro de títeres.
Pingback: Eva Jiménez, coordinadora Casa Museo Miguel de Cervantes