Lope Félix de Vega Carpio (Madrid 1562-1635) dejó amplia constancia de su irrepetible genialidad en todos los géneros literarios de su época. Por su extraordinaria fecundidad, fue conocido entre sus contemporáneos como “Fénix de los ingenios” y “Monstruo de la naturaleza”. Como poeta, alcanzó las cotas más elevadas de la lírica española. En la prosa, cultivó con especial brillantez diversas modalidades narrativas. Y en el teatro llevó a cabo la revolución más importante en la historia de la comedia española.
Expuso la doctrina de su propuesta teatral en el Arte nuevo de hacer comedias. De las mil ochocientas comedias y cuatrocientos autos sacramentales que se le atribuyen se han conservado unas quinientas comedias y numerosas piezas dramáticas breves. Nunca un teatro nacional alcanzó tanta aceptación popular como la reforma emprendida por Lope de Vega y continuada por su escuela en el drama barroco español.
El caballero de Olmedo figura entre sus textos más perfectos. Lope concibió en su etapa de plena madurez este drama legendario inspirado en la tradición y sustentado en una trágica tensión entre la vida y la muerte, en un fatal destino anunciado por negros presagios. Dividida en tres actos, la obra desarrolla una composición en dos momentos complementarios. Comienza con una comedia de enredo en la que se presenta el amor nacido en la feria de Medina entre don Alonso, caballero de Olmedo y doña Inés pretendida por otro galán de su ciudad. Para llegar hasta su amada, aquél acude a los servicios de su criado Tello y la alcahueta Fabia. Concertados en secreto ambos amantes, la explosión de su amor primaveral se ve amenazada por oscuras premoniciones gradualmente distribuidas en el texto. Don Alonso triunfa en los toros en Medina, donde salva de la muerte a su rival. Con ello se pasa al segundo momento del drama. Ahora el enredo, la comicidad, el colorido costumbrista y la exaltación de la vida dejan paso al terror nocturno, al misterio y al presentimiento del destino trágico: el caballero muere a manos de sus rivales cuando regresaba a Olmedo.
Historia, leyenda y literatura se han unido con singular maestría en este drama. La historia de un crimen cometido en el camino de Medina a Olmedo a comienzos del siglo XVI, trasmitida por la tradición oral, se convierte en leyenda y cristaliza en estos versos de un cantarcillo popular que Lope recoge en el momento culminante de su obra: <<Que de noche le mataron / al caballero, / la gala de Medina, / la flor de Olmedo>>.
Tales elementos fueron suficientes para construir una trágica intriga de amor y muerte. En su elaboración, Lope adaptó los materiales heredados a su nueva fórmula teatral, fundió la leyenda popular y la tradición culta aquí representada en los tópicos y sutilezas retóricas del amor cortés y, sobre todo, en La Celestina, de Fernando de Rojas, a quien el dramaturgo rinde homenaje en la figura de la alcahueta Fabia y en múltiples referencias y alusiones a la trágica pasión de Calisto y Melibea. Y con todo ello logró componer una obra bellísima, colmada de intensa emoción lírica y patético dramatismo en la expresión de angustiosas vivencias y miedos del hombre ante su destino.