África sin duda es la región del mundo donde la situación lingüística es más diversificada y la peor conocida. La clasificación establecida por J. Greenberg en 1955 distingue cuatro grandes grupos: 1º la familia khoisan al Sur (principalmente las lenguas de clics de los bosquimanos y de los hotentotes) ; 2º la familia camitosemítica (llamada también afroasiática) al norte que comprende el semítico (árabe y etíope), el beréber, el egipcio, el cusita y el chadiano (hausa) ; 3º la familia nilosahariana, que se extiende en una zona discontinua desde el Chad a Sudán y a Zaire y comprende el songay, el sahariano, el maba, el koma, el fur y el nilosahariano que se divide en sudanés central y oriental; 4º la familia nigerocongoleña, que ocupa la mayor parte de África negra y se divide en seis grupos: el atlántico occidental, el mandingo, el voltaico o gur, el kwa, el de Adamaua oriental y el grupo benue-congo esencialmente constituido por lenguas bantúes que ocupa todo el sur del continente.
Para hacer frente a esta diversidad lingüística se han desarrollado lenguas de relación que son habladas como segundas lenguas en conjuntos geográficos más extensos: el árabe, la lengua más hablada del continente, el swahili, el lingala, el bambara, el hausa, etc.
Finalmente las clases cultivadas hablan las lenguas europeas, heredadas de la colonización que siguen siendo la base lingüística de numerosos estados.
Literatura oral. Al ser la expresión oral la técnica esencial de la comunicación de la civilización africana, la palabra y el recuerdo representan en ella un papel preponderante. Dichas y atesoradas por hombres y mujeres a través de los cuales se perpetúa el espíritu del clan, las palabras permiten las relaciones concretas entre los individuos. Acto sagrado, la palabra se profiere según unos ritos, una técnica de dicción y un ritmo propios de cada lengua africana. Particularidad que hace que el aspecto más específico de la literatura oral africana siga siendo mal conocido. Sin embargo, se aprecia la riqueza de los géneros épico, histórico y teatral.
Literatura escrita. Además de la existencia de textos en lenguas africanas, escritos en caracteres latinos, de inspiración religiosa o laica, lo esencial de las literaturas tradicionales escritas procede de la islamización de África a partir del siglo IX. Utilizada para la transcripción de textos establecidos en peul, hausa, swahili y uolof, la escritura árabe se convirtió más tarde en el instrumento de expresión de la aristocracia negra convertida que, a partir del siglo XVI, con objeto de divulgar los principios coránicos, pasó de una escritura diletante a una literatura didáctica y apologética constituida esencialmente por breves poemas litúrgicos y epopeyas religiosas. Pero las obras más vivas son sátiras en verso contra las mujeres y la evolución política; crónicas que ensalzan a los fundadores de imperios musulmanes. La persistencia de esta cultura en la actualidad se debe a algunos letrados y maestros de escuelas coránicas que intentan, en crónicas y poemas escritos en árabe o en lenguas africanas, captar el sentido de las transformaciones estructurales contemporáneas.
Literatura moderna y contemporánea. La eclosión de una abundante literatura de exploración, iniciada en 1830 con el célebre Journal d’un voyage à Tombouctou et à Djenné de René Caillié, aumentada por múltiples testimonios etnográficos y actualizada por las primeras exploraciones coloniales, no tardó en suscitar por parte de los primeros escritores africanos una mirada atenta no solo a la evolución de las culturas africanas sino también a la amenaza que representaba para ellas la penetración colonial. Impulsado por los trastornos que sacudieron el mundo a comienzos del siglo XX, por un profundo cuestionamiento de la primacía de las sociedades occidentales y por la influencia de etnólogos se inició un movimiento de relativismo cultural que único a los esfuerzos en Haití dio lugar a la corriente de la negritud. Las reivindicaciones y aspiraciones a un nacimiento cultural negro cristalizaron sobre todo en torno al periódico L’étudiant noir fundado en Paris en 1934.
Me parece un tema fascinante la elección del idioma en el que expresarse por parte de los escritores africanos. Gracias por el claro resumen.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)