Licenciado en Geografia e Historia. Siente pasión por las bibliotecas, a las que ha dedicado buena parte de su trayectoria. Trabajó en la Biblioteca Pública del Estado y Centro Coordinador Provincial de Bibliotecas de Toledo en los años setenta. En los inicios de los años ochenta articuló y dirigió el Comité Permanente de apoyo a la biblioteca pública de Toledo.
Durante 1984-1990 fue Director del Gabinete de los consejeros de Educación y Cultura y de Relaciones Institucionales, así como del Vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha. Jefe del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas de Castilla-La Mancha (1991-2006). Jefe del Servicio de Enseñanza Universitaria (2006-2012). Participó en la creación de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, en el Alcázar toledano, redactando sus sucesivos proyectos desde 1985 a 1998, y en diciembre de 2012 fue nombrado Director Gerente de esta Biblioteca.
En el ámbito de las bibliotecas ha publicado Combates por la biblioteca pública en España (2006), En defensa de la biblioteca pública (2012) y Rebelión por la biblioteca (2013).
Historiador, ha publicado numerosas investigaciones y es Académico Numerario de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y Consejero del Instituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos. Destacan obras como Toledo y la crisis del siglo XVII (1981) y La sociedad toledana y los orígenes del alumbrado eléctrico (1982. Ha escrito sobre la Sociedad Económica de Amigos del País de Toledo, el movimiento obrero, el fotógrafo Casiano Alguacil, la bibliografía toledana o algunos de los arzobispos de Toledo.
Colaborador en medios de comunicación con artículos de opinión fundamentalmente de temas culturales. Su libro Soy un hombre libre (1995) recoge una selección de sus artículos. Su primer poemario, Hombre en camino (2013), es testimonio de fe en su historia personal y familiar.
¿Quién es Juan Sánchez Sánchez y cuáles son sus sueños? Soy un historiador y bibliotecario, toledano, nacido en 1952 y jubilado hace unos días de mi puesto de director de la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Soy creyente, partidario de una sociedad civil activa, enamorado de las bibliotecas y defensor de este servicio público desde hace décadas. Mi gran sueño desde el punto de vista bibliotecario ha sido la universalización de servicios bibliotecarios para todos los ciudadanos españoles, con independencia de su localidad o región de residencia. En suma: he luchado por la democratización del acceso a la biblioteca pública, como un derecho básico de todos los ciudadanos.
¿A qué se ha dedicado durante sus últimos 40 años de profesión? Mi primer trabajo fue en el servicio de bibliobuses de la provincia de Toledo, recorriendo cerca de un centenar de pueblos de La Mancha, la Sagra, la zona de Torrijos, Ocaña… Fue una etapa fantástica, que se inició en julio de 1973, en la que descubrí la importancia del servicio bibliotecario. Pero el servicio se cerró en 1976 y realicé una oposición al Instituto Nacional de Previsión (que hoy es el Instituto Nacional de la Seguridad Social). Estuve en el Hospital Nacional de Parapléjicos, de Toledo, y allí tuve mi primer encuentro con tareas de la Administración Pública y también con el sufrimiento, con el dolor. Permanecí en ese centro hasta diciembre de 1983.
En 1984 pasé a desempeñar la dirección del Gabinete del consejero de Educación y Cultura, José María Barreda, a quien conocí en los congresos de Historia de España que fundó Tuñón de Lara en Pau (Francia). Estuve en tres puestos de responsabilidad política hasta 1990, en que presenté mi dimisión. Fue una experiencia muy interesante, que me ofreció un conocimiento de la Administración y me dio la oportunidad de poner en marcha proyectos regionales en el ámbito de la cultura, la información, las bibliotecas y los archivos…Y en marzo de 1991 comencé a desempeñar la jefatura del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas: ninguna de las bibliotecarias o archiveras a las que ofrecieron el puesto aceptó ese reto de poner en marcha el Servicio; yo también lo rechacé reiteradamente, hasta que finalmente estuve dispuesto a lidiar con un “toro” difícil, que conocía bien, y que sabía iba a precisar mucha dedicación y esfuerzo. Y ahí estuve hasta enero de 2006. Me emociona el cariño con el que mis compañeros me trataron. Cuando me despedí asumí el pleno compromiso de seguir luchando por ese servicio público esencial al que dediqué desde el Servicio quince años.
Desde febrero de 2006 hasta noviembre de 2012 estuve al frente del Servicio de Enseñanza Universitaria de la Junta de Comunidades, en un momento de transformación de la enseñanzas universitarias: Bolonia, cambios en las titulaciones, puesta en marcha de programas para universitarios….Y cuando me ofrecieron dirigir la Biblioteca de Castilla-La Mancha, cosa que ya habían hecho en tres momentos de este proyecto, me lo pensé y esta vez, con todo en contra, sin recursos, acepté, como un reto personal y profesional.
En breve acabará su labor como bibliotecario, pero estoy segura que continuará en la sombra desarrollando su pasión que es el mundo de las bibliotecas…¿qué diría a la gente que no sabe lo que es y engloba una biblioteca? Ya he acabado. Diría cosas distintas: a los ciudadanos le digo que exijan bibliotecas públicas en sus barrios y en sus localidades, pero bibliotecas dignas, con profesionales, con horarios que permitan acudir a los distintos sectores sociales, con recursos para actualizar las colecciones y para promover un amplio plan de actividades culturales. A los profesionales les diría que luchen también por la dignidad de las bibliotecas y que abran los centros a la sociedad, que trabajen en coalición con la sociedad, en complicidad con los usuarios y con todo tipo de colectivos y entidades… Las bibliotecas ahora son más centros de debate, de encuentro, de propuestas sociales y ciudadanas, de creatividad…. Pero por ello hay que modificar la estructura de muchos edificios bibliotecarios, para adaptarlos a sus nuevas funciones.
¿Desde cuándo supo que se quería dedicar al mundo bibliotecario? ¿Piensa que es vocacional? Mis primeros recuerdos son como usuario de la Biblioteca Pública Provincial de Toledo, que conocíamos como Casa de la Cultura. Residía en un pueblo cercano, Nambroca, y estudiaba bachillerato en el Instituto. Pasaba muchas horas en la sala de lectura, que conservaba las bellas estanterías del XVIII que ordenó fabricar el cardenal Lorenzana. Allí me hice lector. Luego, en 1973 comenzó mi relación profesional con las bibliotecas. Tras un breve tiempo como colaborador voluntario, en el que me inicié en tareas de catalogación, se puso en marcha el servicio de bibliobuses y tuve la oportunidad de cabalgar a lomos de uno de esos vehículos por cerca de cien pueblos de la provincia de Toledo. Fue hasta octubre de 1976. Seguí después siendo usuario de aquella mágica biblioteca, durante mis estudios de Geografía e Historia, y ante los problemas de ese centro impulsé el Comité Permanente de apoyo a la Biblioteca Pública de Toledo, un movimiento ciudadano que acogió a intelectuales, sindicalistas, profesores, estudiantes, profesionales…Nunca había existido un movimiento de esas características en defensa de una biblioteca y marcó varios años de la transición democrática. Y a mí me convirtió en un luchador por las bibliotecas… Como he dicho al principio, en 1991 asumí la dirección técnica del Servicio Regional del Libro, Archivos y Bibliotecas de Castilla-La Mancha y durante mi última etapa profesional he dirigido la Biblioteca de Castilla-La Mancha. Lo que se inició como un acceso a un servicio público se convirtió en verdadera pasión, en una vocación que ha permanecido viva a lo largo de toda mi trayectoria personal, incluso en aquellos periodos que no trabajé en el ámbito de las bibliotecas.
¿Qué nos puede contar de su etapa como Director de la Biblioteca de Castilla La-Mancha? Creo que ha sido la etapa más creativa y más interesante de mi trayectoria profesional. Ha sido una oportunidad, una gran responsabilidad y todo un lujo. La Biblioteca de Castilla-La Mancha es un proyecto por el que clamé como ciudadano cuando la Región estaba creándose. Luego, desde los sucesivos puestos que desempeñé, luché para dar una respuesta a los problemas de la biblioteca de Toledo y a la creación de una biblioteca regional. Tuve la oportunidad de hacer el proyecto técnico bibliotecario de la Biblioteca en el Alcázar y propuse a sus dos primeros directores, Carmen Sañudo y Joaquín Selgas. Yo había tenido tres ofrecimientos para dirigir el centro y siempre rehusé porque me parecía prioritario el trabajo que estábamos haciendo para desarrollar la Red de Bibliotecas Públicas de Castilla-La Mancha. En 2012 tuve un cuarto ofrecimiento del puesto y, tras unos meses de reflexión, acepté y en diciembre de ese año asumí esta alta responsabilidad, una verdadera misión para una persona, como bibliotecario, como historiador, como persona e incluso como creyente.
La Biblioteca de Castilla-La Mancha integra dos centros: la biblioteca pública del Estado en Toledo y la Biblioteca Regional, aunque en su momento creo que tuvimos el acierto de que funcionaran como un único centro. Los proyectos son distintos cuando tenemos presente la vertiente de biblioteca pública que cuando hablamos del ámbito regional. En cuanto a la pública, dividimos la antigua sala infantil-juvenil, creando el Enclave Joven y considerando a la población juvenil como uno de los sectores prioritarios de la población. Aunque la biblioteca está llena, frecuentemente de jóvenes, no nos cansaremos de intentar captar nuevos usuarios en ese sector que muchas veces da la espalda al libro, la lectura y las bibliotecas; por ello hicimos distintos proyectos dirigidos a los jóvenes: Jóvenes Lectores Europeos, Leyendas que conectan jóvenes y territorios… Son proyectos que hemos realizado con mecenazgo. Y en la infantil hemos reorganizado también el espacio, convirtiéndolo en más vivo, acogiendo clubes infantiles de lectura, sesiones de cuentacuentos, talleres…Uno de los pilares de la lectura es la familia y estamos desde esta sala, además de a los centros docentes, trabajando para que las familias vean a la biblioteca como su segundo hogar.
Otra clave ha sido la solidaridad: hemos desarrollado el proyecto Biblioteca Solidaria, que inició la Biblioteca Pública del Estado en Cuenca, para los sectores más vulnerables de la sociedad, los excluidos…Trabajamos con muchas ONGs y con otras entidades y administraciones públicas en ese sector.
Pero, con ser todos los servicios importantes, la actividad cultural nos permite una presencia pública constante y un contacto con numerosas entidades, medios de comunicación, creadores, investigadores… Anualmente hemos realizado unas 1.500 actividades, la mayoría de ellas con coste cero. Incluso en verano tomamos la opción de mantener un programa para que la Biblioteca sea un destino turístico atractivo. Tenemos en un nuestro plan estratégico el objetivo de materializar programas mediante mecenazgo privado y se está consiguiendo: en los dos años que llevo hemos multiplicado por cuatro los recursos destinados a programas culturales y educativos a través de convenios y protocolos con entidades privadas, con otras administraciones, con fundaciones…
En cuanto a la vertiente regional, además de dirigir el Catálogo Colectivo de la Red de Bibliotecas Públicas de CLM, desarrollamos también BIDICAM (Biblioteca Digital de CLM) y numerosos proyectos: catalogación y digitalización de carteles, diccionario de autores de la región, vaciado sistemático de las revistas que consideramos de mayor interés regional….
Muchos de estos proyectos los he contado en un libro que resume mi experiencia personal en el mundo de las bibliotecas y que recoge lo que hemos realizado en la Biblioteca de Castilla-La Mancha como propuesta que pueda servir a otros profesionales: Elogio de la biblioteca pública (Buenos Aires: Alfagrama, 2017)
¿Cómo definiría a la biblioteca perfecta? Una biblioteca que esté en sintonía con la sociedad, al servicio directo de los ciudadanos y de los colectivos socioculturales. Una biblioteca que esté dispuesta a salir de sus espacios para ir a buscar nuevos usuarios, para trabajar con personas en situación de exclusión o en riesgo de exclusión. Una biblioteca que trabaje por tener una presencia pública en la sociedad a la que sirve, que no se conforme con decir que hay problemas y no tiene presupuesto sino que se lanza a buscar mecenazgo y a difundir sus valores, los valores de las bibliotecas públicas. Una biblioteca con relación permanente con los medios de comunicación y que utiliza las redes sociales como un medio más de comunicación y difusión de sus servicios. En nuestro tiempo una biblioteca no se puede limitar a poner a disposición servicios de lectura, de préstamo de libros y de audiovisuales, de actividades de animación a la lectura y otras actividades culturales. La biblioteca de nuestro tiempo es un centro de convivencia ciudadana, de propuestas para el municipio, un faro de esperanza y de solidaridad, un servicio público que sed convierte en una plataforma que une lo público y lo privado para intentar mejorar la sociedad local a la que sirve. Sin duda la biblioteca pública es hoy la puerta para acceder a la sociedad de la información, a la educación permanente, a la cultura. Pero lo hace de una forma creativa, pensando en los intereses de las personas. Y por supuesto sin barreras ideológicas, sociales, religiosas, educativas…. Una biblioteca pública es un centro esencial para la comunidad local a la que sirve.
¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? Por desgracia la cultura no es prioritaria en España, a nivel de país, pero, en general tampoco en las comunidades autónomas. Sólo hay que ver los presupuestos que se dedican a cultura en España. Es cierto que hay un verdadero mosaico de desigualdades en cuanto a la cultura en España y específicamente en cuanto a políticas bibliotecarias. Llevamos prácticamente cuatro décadas de Estado de las Autonomías y, por ejemplo, las legislaciones bibliotecarias han ido surgiendo de una forma absolutamente desigual. Además el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte no ha querido abordar la puesta en marcha de una verdadera Política de Estado en materia de bibliotecas públicas. Tampoco lo ha hecho en bibliotecas escolares. En los primeros años de la transición el PSOE pareció clamar por una ley de coordinación bibliotecaria pero luego se olvidó de ella. Y cuando en 2007 tuvo la posibilidad de aprobar una buena ley al final sólo aprobó un “simulacro” de Ley de bibliotecas que no tiene ninguna validez ni resolvió los problemas existentes. Basta decir que en España el conjunto de Administraciones Públicas apenas gasta una media de 8 € por habitante al año en servicios bibliotecarios. Por encima están País Vasco, Cataluña y Castilla-La Mancha, pero todo el país se ha estancado durante la crisis y no hay nadie que defienda el servicio bibliotecario como un derecho de todos los españoles, vivan donde vivan.
¿Deja en buenas manos la Biblioteca? ¿sabe ya quién va a ser su sucesor? Lo más importante de todas las bibliotecas son los profesionales y los usuarios, que conforman el doble corazón de una biblioteca. En el caso de la Biblioteca Regional de Castilla-La Mancha no es distinto: hay un buen y numeroso equipo de profesionales que espero continúa la senda que se ha trazado en estos años, es decir: trabajar en complicidad con la sociedad. En cuanto a la dirección al menos provisionalmente se ha hecho cargo la que era directora adjunta de la Biblioteca, Carmen Morales, que es una profesional que tiene una amplia experiencia y conocimientos bibliotecarios, además de llevar muchos años en el centro. La plaza saldrá a concurso de libre designación y podrán participar funcionarios de toda España de escalas o cuerpos superiores de bibliotecas o que tengan la experiencia adecuada para dirigir un centro tan importante.
¿Piensa que las redes sociales contribuyen a difundir la cultura, las bibliotecas y todo lo que le rodea? Creo que sí. Ya he dicho que la comunicación, la difusión, es esencial en el servicio bibliotecario y las redes sociales son un instrumento imprescindible para ello. Pero no podemos hacerlo como una rutina más, tiene que haber creatividad y constituir todo un proyecto del centro y del equipo profesional.
Tendrá muchas anécdotas, ¿podría contarnos alguna? Puedo contar una relativa al proyecto de Biblioteca en el Alcázar. Yo había luchado mucho en la defensa de la Biblioteca de Toledo, y formé un Comité en defensa de la Biblioteca Pública. Escribí muchos artículos periodísticos, hicimos manifiestos…Eran los inicios de los años ochenta. En enero del 84 me incorporé al gabinete del Consejero de Educación y Cultura y tuve claro que uno de los problemas que había que resolver era el de la falta de espacios de la Biblioteca Provincial. Se lo dije al consejero y me asaltó con esta pregunta: ¿Qué tal el Alcázar? Me quedé sorprendido pero me pareció fantástico. A los pocos días fuimos los dos, de forma discreta a visitar el Museo del Asedio, que era lo único que contenía el inmenso edificio, además de unas oficinas militares. Yo compré las dos entradas y pasamos a ver el museo para hacernos idea. Teníamos miedo de que alguien nos viera. Luego fue todo muy difícil: hasta septiembre de 1986 no se anunció el destino del Alcázar para edificio cultural, incluyendo la Biblioteca. Hubo muchísimos problemas y tuvimos que hacer sucesivos proyectos. Hasta octubre de 1998 no se inauguró la Biblioteca; yo era entonces jefe del Servicio Regional de Bibliotecas. El proyecto salió adelante por la convicción del Gobierno regional, pero a mí me tocó luchar desde dentro para que el proyecto de Biblioteca fuera el adecuado. Uno un momento que sólo se incluía en el Alcázar la colección de fondo antiguo, mientras que el resto de Biblioteca Pública quedaba en el Miradero y no se creaba la Biblioteca Regional. Huyo que hacer guerra de guerrillas… para conseguir que el sueño de la unidad de la Biblioteca y de sus colecciones no saltase por los aires. Al final se consiguió.
¿Qué consejo le daría a una persona que quiere dedicarse al mundo bibliotecario? Creo que hay que tener vocación. Es verdad que también hay que tenerla para ser maestro o médico. Pero creo que no se debe acudir a un trabajo en una biblioteca sólo como un trabajo más. En la mayoría de las bibliotecas públicas se tienen contratos de media jornada y de categoría inferior a la titulación y experiencia del bibliotecario; es decir ganan poco. Podría decirse de los bibliotecarios como de los maestros de épocas pasadas: “ganas menos que un maestro de escuela….” Sin embargo la mayoría de estos bibliotecarios son magníficos profesionales y han conseguido que la biblioteca esté viva gracias a sus iniciativas, porque en muchos casos no disponen de presupuesto para actividades ni para adquisiciones….. ¡Es una vergüenza! Los gobiernos se gastan más en una exposición (que también hacen falta….) que en 500 bibliotecas públicas municipales. En suma, hace falta vocación y voluntad de servicio a los ciudadanos.
¿Cree que necesita cambios el sistema bibliotecario español? Indudablemente. Los políticos han creído que basta con cooperación pero se precisa también coordinación. Y esto no se hace sin una legislación nacional. Ya he dicho que la ley que se aprobó en 2007 no incorporó las propuestas de los profesionales ni de los distintos partidos. Inicialmente sí lo hicieron pero en la última sesión parlamentaria el PSOE dio marcha atrás, fue como si hubiera tenido miedo. ¿Los políticos españoles tienen miedo de que los españoles lean, que sean ciudadanos más críticos por ser más libres, por leer? Los servicios bibliotecarios deben de tener unos mínimos que sean idénticos para cualquier español, vivan donde vivan. Y la legislación debe regular quién y cómo se financian esos servicios. Las bibliotecas no pueden vivir de subvenciones: en Castilla-La Mancha se hizo como un medio de progresar, de desarrollar una política bibliotecaria progresista. Pero no pueden estar las bibliotecas pendientes de vaivenes políticos. Mi propuesta es muy clara para todo el país: tienen que disponer de biblioteca pública todos los municipios con población superior a 1.000 habitantes, y en los demás debe haber otro tipo de servicios bibliotecarios, como los bibliobuses. Pero, como hemos hecho en Castilla-La Mancha, si un municipio más pequeño de los citados quiere disponer de biblioteca pública, podrá hacerlo, siempre que esté dispuesto a financiar o cofinanciar ese servicio público. La ley de bases de régímen local está desfasada, porque limita el servicio de biblioteca a localidades mayores de 5.000 habitantes. Hay que tener en cuenta las características demográficas y territoriales de España y de la mayoría de sus comunidades autónomas, y esa Ley no lo hace. Por otro lado, las Diputaciones, en muchos casos de colaborar con los pueblos más pequeños en el desarrollo de servicios culturales estables se dedican a hacer políticas de escaparate cultural….
¿Piensa que se ha generado un estereotipo en torno a las bibliotecas y/o bibliotecarios? Sí, pero se van rompiendo. La mayoría de los profesionales se alejan de la imagen que el cine, por ejemplo, ofrecía de ellos. Hoy son gente amable, volcada en el servicio público, emprendedora en muchísimos casos…. Y las bibliotecas han dejado de ser exclusivamente templos de silencio, mausoleos…. Hoy en muchas bibliotecas, sobre todo en los países más avanzados, es visible que el libro no es único en las bibliotecas, que son lugares para crear música, para pintar, para emprender, para compartir conocimiento…. Claro que ese cambio precisa remodelar los espacios de las bibliotecas y ninguna Administración quiere invertir un euro en ello. No hay conciencia social para reclamar servicios bibliotecarios, como existe para reclamar centros educativos o sanitarios.
¿Qué fondos destacaría por encima de todos en la Biblioteca donde ha trabajado durante 40 años? La Biblioteca de Castilla-La Mancha creo que ha conseguido un equilibrio extraordinario en sus colecciones. Mundialmente conocida es la colección Borbón-Lorenzana, que contiene más de cien mil volúmenes anteriores a 1900, con numerosos incunables y manuscritos. Sin duda es la colección de fondo antiguo más importante en una biblioteca pública española. Pero durante las últimas décadas el Gobierno regional ha hecho un gran esfuerzo presupuestario para que dispusiera de unas colecciones importantes para todo tipo de públicos. Hoy disponemos de cerca de 450.000 documentos, lo que quiere decir que se ha invertido mucho dinero. Claro que vino la crisis y la rebaja fue impresionante: como eran dos bibliotecas en una disponía de doble presupuesto para garantizar también las adquisiciones a nivel regional y no sólo los que se demandan en toda biblioteca pública. Pero de 230.000 € anuales hemos pasado a los 50.000 € actuales, y eso que hemos mejorado algo en los últimos años. Pero prácticamente disponemos del 25% del presupuesto que esta biblioteca tuvo. Es una desgracia. Aunque peor están la mayoría de las bibliotecas municipales, muchas de ellas sin presupuesto.
Ha sido una verdadera pena. El Gobierno Regional mantuvo durante los años noventa y primera década del siglo XX una serie de programas de apoyo a las bibliotecas municipales que sitúo a nuestra región muy alto. Pero a partir de 2010 se suspendieron todos los apoyos. Aquí es donde veo que las bibliotecas tienen una consideración de servicio de “segunda división”. Otros servicios públicos han sufrido recortes pero las bibliotecas públicas han dejado de estar totalmente en los presupuestos de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Y así ha ocurrido en muchas regiones.
¿Qué recuerdo quiere que se guarde de usted? Como dijo el escritor Max Aub, que murió en el exilio, me gustaría que se dijese de mí: “Hizo lo que pudo”. Personalmente me siento satisfecho y en conciencia creo que he hecho mucho más de lo que corresponde a un funcionario. La culpa es que me apasioné por las bibliotecas y su función educativa, cultural y social. Aunque me asusta un poco, el titular de una entrevista que me hicieron hace unos meses decía: “De joven enfermé de bibliotecas”. Creo que es verdad, me apasioné por las bibliotecas y he luchado por ellas sin descanso, a veces oponiéndome a mis propios jefes y otras veces intentando convencer a otros profesionales, que consideraban que no podíamos comparar la importancia de una biblioteca con la de un centro educativo o sanitario. Yo sí lo hago. En suma, pienso que he tenido una misión, al menos en lo profesional, y la he aceptado voluntariamente y he intentado desarrollar de forma apasionada esas tareas. A veces me sentí muy solo, como un profeta en el desierto. Pero paulatinamente he visto que era la labor de un equipo, unos en el propio Servicio Regional o ahora en la Biblioteca. Y otras veces viendo a cada profesional en su biblioteca, animándome a seguir. Realmente me siento muy querido por los profesionales. Y también por los usuarios y por los medios de comunicación: creo que soy un privilegiado: he trabajado en lo que me gusta y además he sentido mucha gratitud. Ello me obliga a mí a seguir con mi compromiso en defensa de las bibliotecas, aunque ya esté jubilado. Y a decir de corazón ¡gracias! a toda la sociedad.
¿Qué piensa de Alquibla www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? La descubrí hace varios años y me parece magnífica. Lo que admiro más es que sea una obra personal. Y me encanta el subtítulo: “Una mirada al mundo de las bibliotecas”. Pero tiene mucha información no sólo sobre bibliotecas sino también sobre autores, premios literarios, proyectos de lectura… Este tipo de iniciativas culturales hay que estimularlas; un modo muy sencillo es difundiendo esta web, y personalmente es algo que voy a hacer ahora que puedo tener más tiempo libre. Y acudir a ella buscando… Tengo que felicitar a quien, como un sueño, ha conseguido esta obra tan importante que ya tiene cinco años de vida.
Algo que añadir… Como coincidimos en otorgar una importancia esencial a las bibliotecas, me permito recomendar mi blog, titulado “Pasión por las bibliotecas”, aunque es algo modesto que simplemente recoge mis artículos y trabajos sobre bibliotecas públicas. El enlace es: http://juansanchezbibliotecas.blogspot.com.es/