Signo de variado uso en tipografía Como llamada de nota. Debe colocarse detrás de los signos que acompañen a la palabra, junto a la cual va; si no hay signos, se separa de aquélla por espacio mediano de cajas o fino de linotipias; si va junto a un signo, si éste es alto (¡, ¿, etc.), separado por espacio mediano de cajas o fino de linotipistas, y si es bajo (, ., …, etc.), sin espacio alguno. Al ser reproducido como notación de la llamada de nota al pie de la página, en cada caso se usan tantos asteriscos como correspondan a la llamada, y se disponen alineándolos por la derecha.
Pospuesto a una versal. Se usa en este caso para suplir el resto de un nombre propio que no conviene escribir; se componen pegados a la letra; el duque de M***
Para suplir a una palabra entera. Se usan tres asteriscos como en el caso anterior, pero separados a un lado y otro por el espacio normal de la línea; en el pueblo de *** encontré a Antonio. La puntuación que corresponda a la palabra sustituida se pondrá detrás de los asteriscos.
En obras de literatura (novelas, cuentos, viajes, reportajes, etc.) se usan tres asteriscos (a veces solo uno) para separar las diversas partes de que consta un capítulo o artículo. Se pueden disponer en línea: *** o en forma de triángulo. En esta función, los asteriscos nunca deben comenzar página, tanto si ésta lleva cabecera como si no, ello por lo antiestético y porque por intuición parece que deben quedar en la página anterior y no al principio de la siguiente. Si por cualquier causa no puede hacerse un sitio en la página anterior, se deja sin los asteriscos y la página siguiente comienza con dos líneas en blanco. De todas formas y quizá debido a estas irregularidades a que da lugar, en obras modernas se suele prescindir de los asteriscos en esta función y se sustituyen por líneas de blanco (dos, tres o cuatro), método que resulta mucho más elegante y menos engorroso.
En los libros litúrgicos el asterisco suele usarse para separar entre sí los versículos de los salmos, en cuyo caso el signo se coloca entre los dos espacios normales: Magnificat * anima mea Dominum…En libros de oraciones se usan en este mismo sentido para separar las pausas en la recitación: Padre nuestro que estás en los cielos, * santificado sea tu nombre…, etc. Como se ve, se colocan después de los signos de puntuación y también entre espacios.
En lingüística indica que una forma o palabra es hipotética.
En diccionarios y enciclopedias se usa con distintos significados: para sustituir a <<véase>>, o a <<nacido en>>, o para indicar que una voz es incorrecta.
(Diccionario de tipografía y del libro. José Martínez de Sousa. Madrid: Paraninfo, 1981)