Hoy entrevisto a Amparo Mendo una mujer luchadora de Madrid, además de escritora y periodista. ¿Quién es Amparo Mendo y cuáles son sus sueños? El quién soy llevo 54 años preguntándomelo, pero dicen por ahí que me dedico al periodismo y a la comunicación. En cuanto a mis sueños, los más importantes son tres: la plena integración de las personas con discapacidad intelectual, la tranquilidad en mi vida y vivir de la escritura y los documentales. ¡Ahí es nada!
¿Desde qué momento supo que quería dedicarse a la profesión de periodista? No fue una decisión meditada. Me gustaba escribir y viajar, así que -cuando terminé COU y me pusieron delante el papelito de las opciones para estudiar carrera- sume dos y dos y puse Periodismo. Como soy de reflejo retardado, me di cuenta después de que sería la tercera generación de periodistas en mi familia.
¿Cuál ha sido su trayectoria y qué problemas se ha encontrado a la hora de desarrollar su trabajo (si los ha tenido)? Me «crié» profesionalmente en el grupo editorial GyJ, donde pasé por las revistas Muy Interesante, Natura y GEO. Fue una escuela estupenda por el rigor que me enseñaron. También fui corresponsal de la Agencia EFE en Washington un breve período y, a mi vuelta, directora de Contenidos de Canal Viajar. Después pasé al otro lado, como Jefa de Prensa de la productora audiovisual Zeppelin-Endemol. Desde 2005, tengo una agencia de Comunicación pequeñita y he co-dirigido los documentales «Opera Prima», «Me llamo Haití» (Parte I) y el corto «El mundo según Javier». Dirigí, ya en solitario, «The Healing Notes» (Las notas que curan), un documental rodado en Palestina y España sobre cómo la música es capaz de aliviar, aunque sea unos instantes, el alma de las personas que sufren: enfermos, reclusos, personas en situación de exclusión social o refugiados.
En cuanto a los problemas, fundamentalmente dos: demostrar que mi apellido no era mi única cualidad profesional (mi padre fue fundador de El País); y luchar contra la tendencia de no nombrar mujeres para los puestos directivos en los medios de Comunicación. En la segunda fracasé estrepitosamente, aunque también debo decir que siempre he sido muy mala «vendedora» de mi misma.
¿Qué cualidades debe tener una persona que se dedica al periodismo? Mucha curiosidad por todo lo que nos rodea, sin perder esa capacidad de hacerse preguntas que tienen los niños: va muy unida a la de sorprenderse. El aprendizaje continuo, la honestidad en lo que haces y, desde luego, los idiomas, son también básicos. Y buscar historias: no entiendo este «periodismo de ordenador» que se hace ahora, sin salir a la calle a hablar con la gente. Creo que la tecnología es una herramienta más (sin la que hoy no se podría ejercer este oficio); pero no puede ser la única fuente de toda la información que se genera.
Sé que también se ha inmerso en la escritura, ¿qué tipo de novelas ha escrito? «Inmersa» es una palabra que me viene grande. Escribí un libro sobre la historia de mi hijo Javier, «Nadie tan feliz» (Temas de Hoy, 2005). Después, he escrito relatos que se han publicado en obras colectivas: «Palabras de mujer», para Fundación ONCE, y «Cuentos con corazón», para Menudos Corazones, una ONG dedicada a los niños con cardiopatías congénitas.
¿Tiene relación la escritura con el periodismo? ¡Todo! La herramienta de trabajo, el lenguaje, es común a los dos, aunque luego difiera la forma de utilizarla.
¿Qué piensa del trato que se da a la cultura en España? Nefasto. No se enseña bien desde la etapa infantil. Y los impuestos la hacen cada vez más inaccesible. Tenía mucha fe en el precio del libro electrónico porque pensaba que, ahorrando los costes de papel y distribución, bajaría ostensiblemente. Pero no ha sido así. Tampoco se educa en el respeto a la creación intelectual, los derechos de autor: lo queremos todo y gratis, sin pensar en el esfuerzo que hay tras cada obra, sea del tipo que sea.
¿Qué opinión le merece el sector de los profesionales en bibliotecas, archivos, centros de documentación,etc.? Son los guardianes de nuestro patrimonio, de nuestra herencia. Y envidio cómo se cuidan en otros países de nuestro entorno a través de la Biblioteconomía. Es lamentable que las bajas por jubilación, por ejemplo, no se cubran por falta de presupuesto cuando hay todavía muchísimo -no ya por digitalizar- sino por catalogar. El caso más reciente que recuerdo es la biblioteca del Real Conservatorio de Madrid, donde he pasado mucho tiempo los últimos meses: casi todo el siglo XX está sin catalogar por falta de personal. Vaya también mi agradecimiento personal a los profesionales del archivo ferroviario, la biblioteca municipal de Conde Duque y la del museo histórico de Madrid, todas en la capital. Sin su ayuda y orientación, no hubiera podido investigar y me sentiría completamente perdida.
¿Qué nos puede contar de la Fundación Inversión Duplicación del Cromosoma 15 Q? ¿y del libro Nadie tan feliz? En la fundación no participo activamente aún, pero están haciendo una labor increíble para concienciar a la sociedad sobre esta anomalia genética que afecta a muchos niños, como mi hijo, y para recaudar fondos para a la investigación.
El libro cuenta los primeros diez años de la vida de Javier, la búsqueda de respuestas a aquella sensación de que algo pasaba, esa «travesía del desierto» que muchos padres afrontamos en la más absoluta soledad y, sobre todo, el optimismo cuando comprendes qué es lo que debes hacer para que tu hijo sea una persona feliz.
¿Tiene proyectos futuros en marcha? ¡Muchos! Un corto sobre lo idénticos que son los deseos y los sueños de las personas con y sin discapacidad intelectual; un documental sobre el día a día de las personas con Enfermedades Raras; y lo más inmediato: la novela que estoy escribiendo y que me tiene absorbida por completo.
¿Alguna anécdota que contar? Tengo edad suficiente para contar unas cuantas. Pero ayer, cuando escribía, recordaba la presentación reciente de un libro en la que su autora decía que se sentaba por la mañana ante el ordenador y los personajes la hablaban. «¡Qué suerte!» pensé: a mi los míos no me dicen ni mú y me cuesta mucho esfuerzo que abran la boca. ¿Será que no les caigo bien?
¿Qué piensa de Alquibla, https://www.alquiblaweb.com como página de difusión de la cultura? Es amena y de lectura fácil. Bienvenida Alquibla (por cierto, he tenido que buscar el significado de esta palabra. ¿Por qué se llama así?) y todas aquellas que, como ella, promocionen cualquier aspecto de la cultura. Y me ha gustado mucho que se les dé una oportunidad a los autores jóvenes.
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