Mención aparte merece el concepto de bibliodiversidad, para dar sentido a un concepto que nace de lo global de nuestra sociedad actual y que se enmarca dentro de la institución más importante a nivel internacional encargada de promocionar una buena práctica lectora y todo lo que con ella tenga que ver: la UNESCO. Hoy en día el libro sigue siendo no sólo herramienta educativa o económica, sino también expresión y factor de diversidad cultural, que se erige como una de las prioridades de la acción que realiza la UNESCO, esta agencia de las Naciones Unidas especializada en la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación.
La UNESCO sigue de cerca todo lo relativo a la diversidad de expresiones y contenidos en el mercado internacional del libro, es decir, centra su atención en aquello que algunos llaman bibliodiversidad, una palabra cuyo uso es cada vez más común. Entre todos los textos adoptados por la UNESCO, que forman el corpus de la diversidad cultural, la «Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural», aprobada por la Conferencia General de la UNESCO en 2001, la «Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial» de 2003 y la «Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales» de 2005 constituyen tres de los principales cuadros normativos y estratégicos que manifiestan el compromiso político de sus estados miembro mediante la búsqueda de apoyo tanto de los profesionales como del conjunto de la sociedad civil.
Concretamente, la labor de la UNESCO en el sector del libro y la edición se consagra a la promoción del libro y de la lectura, al desarrollo de redes profesionales del libro, a la defensa y el fomento de un contexto jurídico y político favorable al libro, a la lucha contra la piratería, al fomento de la traducción como medida de circulación de ideas, al diálogo entre valores y a la diversificación de la oferta literaria.
Por otro lado, la UNESCO da especial relevancia al debate y las acciones relacionadas con la edición independiente. En este sentido cabe recordar brevemente, para subrayar su compromiso en la fase de nacimiento del movimiento de la bibliodiversidad, que la UNESCO participó ya en el Primer Encuentro de Editores Independientes de América Latina, celebrado en Gijón en mayo de 2000; en el encuentro de Cuernavaca en junio de 2001; en la reunión de París de noviembre de 2001; en la reunión de agosto de 2002, organizada en París por el Banco Interamericano de Desarrollo; y en el encuentro en Cartagena de Indias de febrero de 2002.
Por supuesto, el núcleo del trabajo que desarrolla concierne a las políticas públicas del libro, ya que se continúa asistiendo a aquellos países que deseen reforzar sus capacidades, ayudándoles a poner en marcha políticas nacionales en materia editorial.
Esta formulación y puesta en marcha de políticas nacionales específicamente concebidas para desarrollar la industria cultural del libro, ha sido un compromiso histórico de la organización a nivel planetario. En la región de América Latina y el Caribe ha contado para ello con la preciada colaboración del CERLALC, organismo especialmente concebido para llevar a cabo esta labor desde los años setenta del siglo pasado.
Por un lado se debe entender el término bibliodivesidad asociado a las pequeñas editoriales con tiradas reducidas que compiten con las grandes por hacerse un hueco en la cadena de distribución del libro. Entienden el producto editorial en su realización de forma convencional, es decir utilizando las técnicas actuales de las artes gráficas.
Por otro lado, otros entendemos ese término como una forma de producción diferente. Libros hechos de forma artesanal con las técnicas de las artes del libro (grabado, serigrafía, litografía, etc.), ediciones realizadas con impresoras y de bajo coste, etc. En definitiva, todo aquello que entraría en el campo de lo que se denomina Libros de Artista, ediciones independientes o alternativas.
Teniendo esto en cuenta, no cabe ninguna duda de que se hace necesario desarrollar este concepto en la actual sociedad para crear espacios de interculturalidad, ya que la bibliodiversidad ayuda a la integración. La bibliodiversidad tiende a la naturaleza plural de las ediciones que luchan por ser visibles más allá de la sombra de los grandes emporios editoriales. Todos los libros debieran de tener cabida. Un libro es un libro más allá de las características de su edición y los objetivos de su editor. Grande o pequeño, único o múltiple, todos precisamente, y cada uno con sus propias características, configuran esa saludable diversidad bibliófila que puede entenderse como bibliodiversidad.