Los objetivos de la lectura dependen, en gran medida, de varios factores:
La edad del lector, pues los intereses los determina la experiencia de vida previa.
El momento de lectura, que de algún modo condiciona la disponibilidad del sujeto.
El contexto, ya que el ambiente siempre nos predispone.
El enfoque de la lectura, pues no se implica el sujeto lo mismo cuando lee para recrearse como con otros fines
La intencionalidad, bien sea por necesidad, habituación o interés.
La disponibilidad. El lector debe tener nociones previas sobre lo que lee, porque de otra forma difícilmente podrá dar sentido a la lectura. Cualquier persona no puede entender cualquier texto. Todo lector tiene su “techo de comprensión” que le permite entender lecturas que están dentro de su campo de competencia.
Las estrategias. El lector competente utiliza distintas estrategias y modalidades de lectura según el objetivo de la misma (hacerse una idea, seleccionar información relevante, buscar una información determinada, etc.).
El sujeto lee:
Con un fin que es propio, personal, particular, que él determina y algunas veces por motivación.
Por simple gusto, recreándose en el contenido de su lectura.
En este sentido, muchas veces se busca jugar con el lenguaje para desarrollar la imaginación. Incluso participar de la propia vida, proyectando en la lectura ansias, miedos, etc.
La lectura permite la adquisíción de conocimientos, la consolidación del hábito de leer y el aumento de las destrezas de compresión de texto y exige un esfuerzo mental para interpretar lo que se lee.