El Archivo General de Castilla y León tiene como misión recibir, custodiar, organizar y difundir los documentos con valor permanente producidos o recibidos por los órganos centrales, organismos autónomos, entes públicos de Derecho Privado y empresas públicas de la Administración Autonómica y cualquier otra documentación que, por su interés, le sea transferida, donada o cedida en depósito.

Asimismo, coordina el Sistema de Archivos de nuestra Comunidad Autónoma con el fin de asegurar la adecuada conservación del patrimonio documental de Castilla y León y de garantizar los derechos y deberes de sus ciudadanos mediante el establecimiento de normas técnicas, la coordinación y asesoramiento de los archivos del Sistema, la formación y la difusión de la información.

HISTORIA DEL ARCHIVO

El Archivo General de Castilla y León tiene su más cercano precedente en el Archivo Central de la Administración de Castilla y León, creado en 1986 y que se encargó de recoger la documentación emanada de los órganos preautonómicos y, más tarde, la de todos los órganos centrales de la Junta así como la de los periféricos.

La configuración legal del Archivo General vino de la mano de la Ley 6/1991, de 19 de abril, de Archivos y Patrimonio Documental de Castilla y León. Su artículo 31 creaba el Archivo General de Castilla y León, con las siguientes funciones específicas:

  • Recoger la documentación producida o reunida por los órganos centrales del Gobierno y de la Administración de la Comunidad Autónoma y por los organismos administrativos de ámbito autonómico ya extinguidos.
  • Conservar, organizar y difundir aquella documentación que se determine tras la aplicación de estrictos criterios técnicos de selección en función de valor histórico, legal o administrativo de los propios documentos, realizando cuantos trabajos de descripción, inventario y catalogación sean necesarios a fin de facilitar su consulta para la información legal o administrativa y para la investigación.
  • Llevar a cabo las mismas tareas de recogida, conservación, organización, comunicación y difusión de los fondos documentales históricos de interés general para la Comunidad Autónoma cuya posesión adquiera o le corresponda a ésta en virtud de cualquier título, y recibir los que le sean cedidos en depósito, así como los que no puedan ser debidamente protegidos en otros archivos.

Su estructura y funciones quedaron establecidas por el Decreto 221/1994, de 6 de octubre, según el cual, el Archivo General de Castilla y León se configura como cabecera del Sistema de Archivos de Castilla y León, «al servicio de las Instituciones Autonómicas y de todos los ciudadanos». Con categoría administrativa de Servicio, está adscrito a la Consejería de Cultura y Turismo.

El Decreto 115/1996, de 2 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Archivos de Castilla y León, vino a destacar aún más el papel de este centro, ahora desde una doble vertiente claramente definida: por un lado, como responsable de elaborar las propuestas de normas e instrucciones técnicas necesarias para el funcionamiento del Sistema y velar por su correcta aplicación; por otro, como cabecera de la Red Central de Archivos , debe ejercer las funciones previstas en su Decreto de creación y en el Reglamento.

Por otra parte, el Archivo General de Castilla y León está llamado a participar en los órganos asesores y consultivos del Sistema. Su director/a es vocal nato tanto en el  Consejo de Archivos  de Castilla y León como en la  Comisión Calificadora de Documentos de Castilla y León .

La apertura efectiva del Archivo, posibilitada por el impulso que concedió el Plan de Intervención en el Patrimonio Documental de la Comunidad para el periodo 1997-2002 a la dotación de infraestructuras y equipamientos de archivos, tuvo lugar en el año 2002, con una demora de tres años respecto a la fecha prevista.

Finalmente, cabe destacar que en octubre de 2004 se recibió en el Archivo General la primera transferencia de fondos con carácter histórico, pertenecientes al Consejo General de Castilla y León, órgano preautonómico cuyos fondos habían permanecido hasta entonces en el Archivo Central de la Consejería de Presidencia y Administración Territorial.

EDIFICIO E INSTALACIONES

La constitución normativa del Archivo General implicaba la necesidad de dotarle de una infraestructura que permitiera su puesta en marcha efectiva. La Consejería de Cultura y Turismo tomó la decisión de destinar el viejo Palacio del Licenciado Butrón (ubicado en la Plaza de Santa Brígida), adquirido por la Junta de Castilla y León en 1988, a sede del Archivo.

El interés histórico y arquitectónico del edificio quedó patente en las primeras catas, que mostraron a los responsables de la rehabilitación un notable patio renacentista en tres alturas, cegado para su uso escolar, así como una fachada de estucos tapiada y en buen estado de conservación. No en vano se puede afirmar que el palacio era una de las casas más suntuosas del Valladolid de la Corte de Felipe II.

El proyecto de adecuación del Palacio a los requerimentos técnicos de un centro de archivo, pasaba por conjugar la restauración y recuperación del esplendor original del edificio con las necesidades que su uso preveía, teniendo en cuenta la información existente de la normativa sobre edificación de archivos.

El Palacio del Licenciado Butrón surgió a partir de la compra del Corral del Saúco a las que el propio licenciado añadiría unas casas en la c/ Rosario (hoy San Diego), fruto de la herencia que recibió a la muerte de su esposa Doña María de Rojas en 1557. Juan de la Lastra fue el responsable de la unificación de las fachadas, patio y escalera principal, es decir, las partes más nobles del palacio, mientras que el resto sería una amalgama de edificios con funciones de cocheras o dependencias para la servidumbre. Estas reformas, unificaciones y adaptaciones al gusto manierista terminaron en 1572.

En 1637 el Palacio pasa a ser Convento de Santa Brígida, momento a partir del cual sufrirá diversas transformaciones, como la construcción de la Iglesia aneja, que lo dotaron de una apariencia extraña a su concepción original. Con la Desamortización, el convento es vendido al licenciado Rafael Gonzalo Muñoz que, a su vez, se lo revende años después a la propia congregación.

En 1895 el arquitecto municipal Antonio Iturralde modifica los huecos que existían en el muro de cerramiento que da a la Plaza de Santa Brígida, eliminando parte de las yeserías que adornaban la fachada.

En 1978 el convento se traslada a un edificio nuevo quedando el palacio abandonado.

En 1988 parte de la edificación fue adquirida por la Junta de Castilla y León y poco después se inició su rehabilitación para destinarlo a Archivo General de Castilla y León. Para llevar a cabo este proyecto, el edificio se dividió en cuatro áreas funcionales:

  • Depósitos
  • Servicios Internos
  • Servicios al Público
  • Áreas Comunes y Mantenimiento.

Los Depósitos se instalaron fuera del espacio del Palacio, sobre lo que anteriormente serían las dependencias anejas y el espacio abovedado de la antigua capilla, sobrepasando en altura al edificio original (aunque esto no es perceptible desde el exterior). Los pisos de los depósitos se hicieron en alturas de 2,30 m., con una superficie total de 1.120 m2, lo que le confería una capacidad total cercana a los 7000 m/l de estantería compacta.

El segundo área, de Servicios Internos, incluía: locales de recepción de documentos y locales de trabajos especializados (microfilmación, restauración y encuadernación). El local destinado a la recepción y clasificación de documentación se encuentra junto al zaguán del depósito, que da a la c/ San Diego. Los talleres de reprografía y restauración, este último previsto en el sótano, no han llegado a realizarse debido a la ausencia de luz y ventilación natural en la zona elegida.

El Área de Servicios al Público se componía en proyecto de una zona administrativa (que incluía la conserjería, información y registro, por un lado, y la Secretaría, por otro, dispuestas la primera en la planta baja más cercana a la puerta principal y los segundos en las plantas primera y segunda del Palacio y el cuerpo de la torre), la zona de consulta (ubicada en el último piso) y el salón de actos (que ocupa la sala abovedada de la antigua capilla, posteriormente refectorio del convento y que sirve, además, como zona de exposiciones).

El proyecto en sí se finalizó en mayo de 1999, pero no empezó a ser utilizado como tal archivo hasta el último tercio del año 2002, compartiendo su espacio, por motivos de organización, con otros servicios de la Consejería de Cultura y Turismo.

El Archivo General de Castilla y León
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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