Alicantinista, escritor, divulgador y un enamorado de la ciudad de Alicante, así definiría yo a Miguel Ángel Pérez Oca, ahora quiero que se defina usted… Describirse uno mismo es muy difícil. Yo diría que soy un ser humano que se expresa como puede, escribiendo, dibujando y dando charlas sobre los asuntos que más le interesan: Historia de Alicante, Historia de la Ciencia, Astronomía, Filosofía… Amo a mi ciudad natal y amo a la Humanidad. Los demás escalones intermedios me parecen artificiales. Me siento mediterráneo, perteneciente a la cultura valenciano-catalana propia de mi tierra, y también a la castellana, lengua en la que pienso y escribo con mayor soltura. Me considero racionalista y razonable, agnóstico y respetuoso, crítico y autocrítico, muy de izquierdas aunque con sentido de los límites, sin militancia en ningún partido, por falta de fe en las cúpulas y los líderes, pero con un fuerte compromiso con mis propias convicciones… No sé si me he explicado bien.
Alicante, biografía de una ciudad, fruto de varios años de trabajo e investigación. Se trata de una historia de Alicante que pretende acercar nuestro pasado común al público alicantino, de manera amena y divulgativa, sin renunciar al rigor y a la expresión literaria.
¿Desde qué momento supo que lo que quería era transmitir y divulgar a través de la escritura? Yo escribo desde siempre. Lo realmente difícil es publicar y transmitir lo que uno escribe y piensa. Por otro lado, mi trabajo profesional, de tipo administrativo y burocrático, que no me gustaba nada, me absorbía demasiado tiempo y no me daba demasiadas ocasiones para la creatividad. Así que tuve que esperar a mi muy temprana prejubilación (55 años) para empezar a intentar transmitir literariamente mis ideas.
¿Qué ha publicado hasta el momento y qué podría contarnos de cada uno de sus libros? Mi primera novela fue “Giordano Bruno, el loco de las estrellas”, una biografía novelada del filósofo y cosmólogo italiano quemado por la Inquisición en 1600. La publiqué en el año 2000. Después vendría “El libro secreto de Copérnico”, en 2001, del que la Secretaría de Educación Pública de México adquirió en 2003 nada menos que 65.000 ejemplares. Y también en 2001 “Nuestros Señores Químicos”, de ciencia ficción, sobre astrónomos aficionados e inteligencia artificial. En 2002, “Tomo el librero”, que cerraba mi “Trilogía Copernicana”. En 2004 publiqué “Los viajes del padre Pinzón”, sobre los descubrimientos de Colón y Magallanes. En 2005, “25 de Mayo, la tragedia olvidada”, sobre el terrible bombardeo sufrido por el Mercado de Alicante el 25.5.1938, que tuvo una gran acogida en nuestra ciudad y que todavía se sigue vendiendo. En 2007 gané la cuarta edición del premio literario de cuentos “Pou de la Neu” con mi narración “La última neu”, sobre la historia de los nevateros de la Carrasqueta y su declive ante las nuevas tecnologías. En 2008 publiqué “El Telescopio”, que recogía mis intervenciones en el programa de la SER que llevaba Vicente Hipólito. En 2010, “La Cruz ausente”, una novela policiaca-histórica sobre la Cruz de Caravaca y su misteriosa desaparición en 1934. En 2012, una novela corta, “El suicida feliz”, una especie de broma sobre la vida, en clave cómica, pero con una profunda reflexión subyacente. Ese mismo año, por el medio informático, distribuí gratuitamente un ensayo filosófico titulado “¿Quién mira por mi ventana? Reflexiones sobre la consciencia y la propia identidad”, que considero una de mis mejores obras, aunque difícilmente publicable. Finalmente, este año he publicado mi obra más laboriosa, “Alicante, biografía de una ciudad”, fruto de varios años de trabajo e investigación. Se trata de una historia de Alicante que pretende acercar nuestro pasado común al público alicantino, de manera amena y divulgativa, sin renunciar al rigor y a la expresión literaria.
¿Qué técnica utiliza en sus novelas y cuál es su lugar preferido para escribir? Primero creo la historia en mi cabeza, hasta que la tengo madura y pienso en ella como si se tratase de un recuerdo real. Después la voy escribiendo, dejando que los personajes se expresen y actúen según su personalidad. Procuro escribir como hablo, sin demasiada retórica. Aborrezco los libros demasiado gruesos, lo que yo llamo “ladrillos”, porque estoy convencido de que no hay historia que no se pueda contar en 200 páginas. Me gusta ir al grano y no cansar al lector, ni engañarlo, ni manipularlo. Y mi lugar habitual de escritura es mi cuarto de trabajo, frente al ordenador. Cuando he terminado un texto, lo imprimo y lo corrijo sobre el papel, con bolígrafo rojo, para después hacer los cambios definitivos en la pantalla.
¿A qué público van dirigidas sus novelas? No me lo planteo. La verdad vale para todas las edades, siempre que el receptor esté interesado por el tema.
¿Ha recibido algún premio por su trayectoria literaria? No tengo demasiada fe en los premios. Me temo que la “casta”, en esto de la literatura, también pesa mucho. Recibí, como ya te he dicho, el Pou de la Neu de cuentos en 2007, y el encargo de 65.000 ejemplares de “El libro secreto de Copérnico”, seleccionado, entre otros muchos ofertantes, por la Secretaria de Educación Pública de México, lo considero un premio. Pero he participado en muy pocos certámenes literarios. Sin embargo, hace unos años, un estudiante mejicano me envió un correo electrónico con una foto suya sosteniendo mi libro, muy desgastado por el uso de muchos estudiantes de su universidad. Ese fue mi mejor premio.
¿Piensa que las editoriales ponen trabas a la hora de publicar un libro? Una editorial es un negocio en un mundo capitalista. Así que lo natural es que los editores trabajen en su propio beneficio. Lo que pasa es que hay editores que venden libros como podrían vender cebollas, y otros con un gran conocimiento de su profesión y una vocación encomiable. El colmo son los que se dedican a la autoedición y pretenden que se les pague por editar, en lugar de pagar su comisión al escritor. En ese caso ni siquiera son editores, el editor es el mismo escritor y ellos son solo “el tío de la imprenta”. Afortunadamente, en esta última ocasión, con motivo de la edición de mi “Alicante, biografía de una ciudad”, me he tropezado con Miguel Tébar, que es un editor madrileño extraordinario, al que siempre le estaré agradecido.
¿Qué piensa de las nuevas tecnologías aplicadas a los libros? Pienso bien de ellas pero, aunque no me gustasen, habría de reconocer que son inevitables. Es la marcha de los tiempos y el progreso, con sus ventajas y sus inconvenientes.
Su debilidad… el tema alicantino, solo hay que leer dos de sus libros para poder apreciar lo que significa la ciudad de Alicante para usted y lo “olvidada” que se tiene su historia. ¿Qué nos podría contar de “25 de mayo, la tragedia olvidada” y de la reciente publicación “Alicante, biografía de una ciudad”? He nacido y vivido casi toda mi vida aquí, y soy hijo de alicantinos, es natural que me interese por mi entorno y que quiera conocer su historia. Debería pasarle eso a todos los alicantinos de nacimiento o de adopción, porque la pérdida de la memoria implica la pérdida de la personalidad, en este caso colectiva. Y tener personalidad colectiva es muy importante. Pero no es así y la mayoría de los alicantinos ignoran la historia de nuestra “terreta”. Por eso he escrito los dos libros, ambos por la misma razón: porque pasaba el tiempo, era el momento de ser publicados, pero nadie se animaba a hacerlo. Así que asumí el reto, a falta de cualquier otro escritor mejor dotado que yo, que los debe haber sin duda.¿Tiene proyectos futuros en mente? Todavía estoy en pleno “posparto” de mi última obra. Pero creo que intentaré escribir algo sobre la Isla de Tabarca.
¿Alguna anécdota que contar? Bueno… la vida es una colección de anécdotas. Solo decir que he tenido la inmensa suerte de que en Alicante no me ha ayudado nadie a publicar este libro. Me refiero a ayuda económica por parte de instituciones oficiales. Ya sabes… la crisis y esas cosas. Y digo que he tenido suerte, porque, para salir de la depresión y la impotencia, tuve que ingeniármelas, y así encontré al editor madrileño que lo ha hecho posible y ha realizado una edición de una calidad (formato, ilustraciones, papel y encuadernación) muy superior a la que le hubieran dado aquí. Así que no hay mal que por bien no venga…
¿Qué piensa del tratamiento que se da a la cultura, a los libros, las bibliotecas, etc. en nuestro país y en especial en nuestra ciudad de Alicante? La anécdota de la pregunta anterior refleja muy bien esta situación. Por un lado, a ciertos políticos solo les interesa el rendimiento electoral de su gestión. Por otro, la casta de la cultura solo se ocupa de medrar y favorecer a los amiguetes consagrados. Soy muy pesimista en esta cuestión, pero prefiero contenerme.
¿Qué consejo le daría a un joven que inicia su primera novela y sueña con verla publicada? Primero, que se busque un trabajo que le permita vivir y le dé tiempo suficiente para escribir. De la literatura no vive casi nadie, independientemente de la calidad literaria de cada cual. Después, que defienda su dignidad por encima de todo y no haga concesiones a la galería ni a los editores, ni se deje llevar por las modas, en busca del “best seller”. Después, que pula su obra, que la repase mil veces, que deje a los personajes vivir su vida, con una personalidad propia, para que el relato sea creíble, aunque se trate de ciencia ficción o fantasía… Y que ame a sus personajes y sufra por ellos; que escriba con amor y nunca, nunca, defraude, traicione o intente manipular al lector. Que luche por su obra y, desde luego, que nunca piense en el dinero.
¿Qué es lo que más le gusta de su ciudad, Alicante, y lo que menos? ¿Hay algo que se podría mejorar? Lo que más me gusta es todo lo auténtico que encierra, las vistas desde lo alto del Benacantil, o desde la orilla del mar; su cielo, su luz y su maravillosa historia, que se refleja en las pocas piedras antiguas que todavía quedan en pie. Lo que menos: el urbanismo salvaje, nuestra afición a destruir todo lo “viejo”, el “menfotisme” de los alicantinos, incapaces muchas veces de reaccionar en defensa de nuestras señas de identidad. En cuanto a mejorar, habría que hacer una lista muy, muy, muy larga…
¿Tardó mucho tiempo en documentarse para la elaboración de ambos libros nombrados anteriormente? Toda una vida. Ten en cuenta que la totalidad de la bibliografía que figura en ellos consiste en libros que tengo en mi casa. Llevo desde la más tierna infancia leyendo todo lo que ha caído en mis manos sobre Alicante.
¿Si un turista viajara a Alicante, qué le recomendaría que no se perdiera y que es desconocido por muchos? Le diría que empiece por el Castillo de Santa Bárbara, y lo acompañaría para enseñarle su historia, y que viese los grafittis que hay en el techo de la sala de exposiciones a la entrada, y que representan barcos de vela de la expedición del Conde de Montemar a Orán, y las inscripciones en piedra de los presos de la Guerra Civil en el Baluarte de la Reina. Después le indicaría por donde discurrían las viejas murallas de la ciudad, cómo se desarrolló el puerto, las guerras, los asaltos de los piratas berberiscos, la historia fascinante de la Isla de Tabarca y bajaríamos por la muralla del oeste, sobre Santa Cruz, hasta la confluencia de la Rambla con Jaime II. Después le dejaría para que recorriera el viejo Alicante a su antojo.
¿Qué piensa de Alquibla, como página de difusión de cultura? Algo que añadir… Pienso que desarrolla una labor encomiable y que hacen mucha falta las entidades como ésta. El conocimiento es poder, y el poder debe estar en manos del pueblo. Por eso es indispensable que el pueblo conozca su historia, su literatura, su cultura. Así que tu trabajo en este sentido es fundamental.
¿Algo que añadir? Nada, que muchas gracias por las preguntas tan inteligentes y perdón si me he extendido demasiado en las respuestas. A pesar de ello, hay temas que necesitarían muchas páginas para poder exponerse debidamente. Pero así está muy bien, me parece a mí.
Un saludo muy afectuoso.
MAPérezOca.
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