De nuevo y en esta ocasión tengo el honor y privilegio de entrevistar a otra persona admirada por mi, ella es Milagros del Corral, Directora de la Biblioteca Nacional de España (2007-2010). Gracias por hacérmelo tan fácil y por compartir con todos nosotros todas tus vivencias y momentos vividos allí. Ha sido todo un placer.
¿Quién es Milagros del Corral? Una mujer curiosa, nómada y siempre activa: mi primer marido fue alemán, actualmente, estoy casada con un colombiano y vivimos, ya jubilados, entre Madrid y Popayán (Colombia). Una mente joven en un cuerpo maduro, y varias identidades que conviven en una sola.
¿Qué recuerdo guarda con cariño de su etapa como Directora BNE? El día en que recuperamos los Ptolomeos, robados semanas antes de mi llegada a la BNE, gracias a la valiosísima colaboración con la Unidad de Patrimonio de la Guardia Civil. El acto en que Rubalcaba, entonces Ministro de Interior, hacía entrega formal a César Antonio Molina, a la sazón Ministro de Cultura, de las piezas recuperadas en diversas ciudades del mundo. La última, hasta tuve yo que ir a recogerla personalmente a Sydney (Australia) Aquel acto, con bibliotecarios, altos cargos de ambos ministerios y de las fuerzas de seguridad del Estado, periodistas… Y las piezas robadas, de nuevo en casa…A partir de ese día, nuestra historia dio un vuelco.
¿Cuáles eran sus funciones? Según el BOE, orientar, gestionar la institución, en su doble misión de salvaguarda y difusión del patrimonio que la BNE tiene encomendado. Yo lo interpreté como pensamiento estratégico, creación y cohesión de un buen equipo con el personal que allí encontré, modernización de procedimientos y servicios, captación de nuevos publicos, prioridades de la gestión presupuestaria, búsqueda de recursos extrapresupuestarios, relaciones internacionales…unas 10-12 horas diarias, y deberes que hacer en casa.
¿Desde qué momento supo que su vocación iba enfocada al mundo bibliotecario? Nací rodeada de libros. Mi padre, como buen historiador, tenía una importante biblioteca y, en casa, había libros en todas las habitaciones, hasta en el baño. Hice el servicio social en el Hospital General de Atocha, actuando como «bibliotecaria/lectora» para entretener a los enfermos de aquel hospital de beneficencia, muchos de los cuales no sabían leer. Fue mi primer contacto con el mundo real, con el dolor, con el sufrimiento, sublimado a través de la lectura, con aquella «biblioteca» con unos 50 libros por toda dotación en un carrito de enfermería.¿Cómo quiere usted que fuera otra cosa?
El bibliotecario de hoy, y, por ende, el del mañana, debe ser sociable, buen psicólogo, entender de arquitectura e interiorismo, saber trabajar en equipo, ser un buen gestor, saber comunicar y promover sus servicios, estar al día en los adelantos tecnológicos y presente en las redes sociales, y conocer los vericuetos del derecho de autor. Lo que yo llamaría un agitador cultural.
¿Qué proyectos desarrolló y qué toque personal le dio? Amén de recuperar las piezas expoliadas -sólo esto daría para una novela- lo fundamental fue nuestra apuesta por la digitalización: la Biblioteca Digital Hispánica y la Hemeroteca BNE.
Y, aprovechando mi larga experiencia en relaciones internacionales, posicionar la BNE en el paisaje europeo, latinoamericano y mundial. ¿Mi toque personal? Quizás situar a cada colega en las funciones para las que más valía, a pesar de la rigidez de plantillas en la función pública. No fue fácil, ni conseguí todo, pero estoy razonablemente satisfecha de lo que se logró. Y practicar la sonrisa.
¿Se ha creado un estereotipo del bibliotecario y las bibliotecas? Lo había, y no nos favorecía. La famosa bibliotecaria con moño, gafas y cara de pocos amigos, está más que superada. Vengo viendo con alegría que, en fechas recientes, se han publicado varias novelas con una bibliotecaria como protagonista, que arregla todos los entuertos de la sociedad en su entorno. Eso quiere decir algo ¿no? Yo creo que nos lo estamos ganando a pulso.
¿Qué piensa de las nuevas tecnologías aplicadas a la biblioteca? Son una herramienta indispensable para nuestras funciones y para cumplir con nuestro perenne deber de llegar hasta donde el lector esté. Más allá de la digitalización, imprescindible en cualquier gran biblioteca, tenemos la obligación profesional de sacarles el máximo provecho en todos nuestros servicios y actividades.
¿Es imprescindible la digitalización para la conservación? Se logrará la digitalización total de la BNE? Desde luego que sí, tanto para la conservación de las obras originales, como para lograr su máxima difusión a través de la red. Ahora bien, proponerse un programa de digitalización es una tarea ardua y costosa que no puede hacerse a lo loco.
Exige reflexión, organización, coordinación con el servicio de restauración, elegir los equipos apropiados para cada tipo de obra (no es igual un manuscrito, que un diario, que un mapa gigantesco…) engrasar bien los equipos humanos implicados… Es también un estudio de coste/beneficio, que debe considerar el coste de la preservación de los objetos digitales.
Por eso, no creo que mis ojos vean digitalizadas los 30 millones de piezas de la BNE. Hoy por hoy, no tendría sentido. Quizás, más adelante, cuando la gran mayoría de las nuevas entradas sean ya digitales, lo digital sea ya mayoría.
¿A qué fue debida su dimisión? Se arrepiente? Mi dimisión fue una cuestión de dignidad. No estaba dispuesta a ver cómo una decisión gubernamental irreflexiva, de incluir la BNE entre las 32 direcciones generales más inútiles, llevándose por delante el rango que la BNE había alcanzado hacía muchos años, precisamente cuando había logrado posicionarse bien en los medios, en el ámbito internacional, y en la sociedad española.
Así obran a veces los políticos cuando ven que una institución adscrita a su ministerio, vuela más alto que el propio Departamento que dirigen. Yo no soy una política, y eso no va conmigo. No, claro que no me arrepiento. Al contrario, desde la perspectiva de hoy, creo que fue muy útil.
No sé si, de otro modo, la BNE podría haber conseguido una Ley específica, como la del Museo del Prado, que le otorga mayor autonomía y la blinda contra los vaivenes de la política, como la que, recientemente, ha presentado el gobierno a trámite parlamentario, Esa ha sido para mí una gran alegría, lo considero un caso de justicia histórica en respuesta a cuantos ciudadanos expresaron en su día su disconformidad con la devaluación del estatus de la BNE.
¿Experta en derecho de autor? Cuéntenos un poco… No soy jurista, pero me tocó estudiar derecho de autor (propiedad intelectual lo denomina la ley española) cuando, a mis 27 años, me encontré con que ese asunto era competencia de la Subdirección General de Bibliotecas que acababa de asumir. Tuve que representar a España en los Comités Intergubernamentales de las Convenciones de Berna y Universal de la OMPI y de la UNESCO, y no podía hacer quedar mal a mi país.
Eso duró tres años, me eligieron como Presidenta de la Unión de Berna y, con otros cinco expertos de distintos países, tuve que asesorar al Senado de los Estados Unidos, que en aquel entonces, estaban considerando adherir a la Convención. Fue mi primera intervención en una sede parlamentaria -a la que siguieron otras- y guardo un bonito diploma que me concedió el Senado norteamericano. Después, he seguido interesándome sobre la materia desde la Federación de Editores y desde la UNESCO.
Créame, es una disciplina apasionante y de candente actualidad, siempre en busca del equilibrio entre la protección de la autoría, y los intereses de los usuarios, que son antitéticos.Todavía no se ha recuperado ese equilibrio desde que Internet entró en escena, pero es imprescindible lograrlo cediendo cada parte algo. Yo no he perdido la esperanza…
¿Otros puestos relacionados con las bibliotecas o con la cultura? Toda mi vida profesional ha girado en torno a la cultura y el libro siempre ha formado parte de mi portafolio. Habiendo comenzado como Interina de Auxiliar de Bibliotecas, fuí Subdirectora General de Bibliotecas en el primer gobierno de Adolfo Suárez, Vicedirectora del sistema bibliotecario de la Universidad Complutense, Secretaria General de la Federación de Gremios de Editores de España, Directora de Ediciones UNESCO…, siendo el puesto de Subdirectora General Adjunta de Cultura en la UNESCO (Paris) el que más abarcaba: artes, libro, edición, música, teatro, cine, bibliotecas, derecho de autor y nuevas tecnologías, políticas y estadísticas culturales, formación de profesionales de la cultura… pero también otros aspectos de la cultura que, en la UNESCO, son muy valorados: identidades culturales, diálogo intercultural e ínterreligioso, patrimonio mundial, inmaterial, subacuático, lenguas, etc. Una locura. pero no hay de qué asombrarme, es que ya soy muy mayor…
¿Qué consejo daría a un futuro bibliotecario? La profesión no es la que era. Además de los conocimientos técnicos y del dominio de las colecciones, el bibliotecario de hoy, y, por ende, el del mañana, debe ser sociable, buen psicólogo, entender de arquitectura e interiorismo, saber trabajar en equipo, ser un buen gestor, saber comunicar y promover sus servicios, estar al día en los adelantos tecnológicos y presente en las redes sociales, y conocer los vericuetos del derecho de autor. Lo que yo llamaría un agitador cultural. Casi nada….
¿Cómo definiría a un buen bibliotecario? Y a una biblioteca perfecta? Un buen bibliotecario es aquel que, amén de dominar su profesión, sabe adaptarse a la sociedad a la que sirve. Vocación e innovación son para mí las palabras clave. En consecuencia, la biblioteca perfecta es la que presta los servicios que sus lectores necesitan en cada momento. La casa del saber, la que conecta contenidos con lectores, y lectores con lectores, en busca de la generación conjunte de nuevos contenidos. Todo cambia y, más que en ninguna profesión, es imprescindible no dormirse en los laureles.
¿Qué fondos podemos encontrar en la BNE y cuál destacaría? Las excepcionales colecciones de la BNE la sitúan en la cuarta posición de la lista de bibliotecas nacionales del mundo, tras la Library of Congress, la British Library y la Biblioteca Nacional de Francia. Comprende todos los soportes: códices manuscritos, incunables, periódicos, revistas, libros, dibujos y grabados, mapas, fotografías, partituras y soportes de grabación…Y no sé si conoce la colección Ephemera: tarjetas postales, menús de época, muñecas recortables, anuncios publicitarios, recordatorios de comunión, y un sinfín de cosas más.
Por depósito legal, entra todo cuando se imprime o produce en España, un millón de piezas/año, amén de donaciones y compras. Es un fondo increíble, el paraíso de Borges, que puede ilustrar cualquier exposición. Además, desde 2009, la BNE barre Internet (dominio .com) para archivar cuanto aparece en la red, muchas veces temporal. Allí está todo porque Internet será un recurso imprescindible para quienes, en el siglo…XXVII, da igual, se interese en saber cómo era nuestro mundo en el siglo XXI. Archivar Internet, tarea titánica y costosa, pero absolutamente necesaria.
¿Cómo ve el futuro de las bibliotecas en España? Veo un futuro brillante, si los bibliotecarios saben seguir la senda de la evolución y adaptan sus servicios y sus locales a las necesidades de la sociedad en cada momento. Los observo, y creo que lo harán.
¿Qué le ha llevado a escribir Último otoño en París? Siempre soñé con escribir una novela, era el eslabón perdido en mi extenso recorrido por todas las costuras del libro. Cuando, al jubilarme, he podido disponer del tiempo necesario, aproveché mi experiencia en el hermético mundo de las organizaciones internacionales, para contar, en voz de mujer, protagonista y narradora, una historia entre verosímil y surrealista de ese universo poco conocido, y menos tratado en la literatura española. Tuve la suerte de que Temas de Hoy/Planeta se interesara por ella, y al fin he visto mi sueño realizado. Y he descubierto el placer de la escritura de ficción.
¿Piensa que está infravalorado el trabajo de los bibliotecarios en España? ¡No! Nuestra profesión es de las pocas que, curiosamente, va ganando en prestigio. Sólo estamos infravalorados en las retribuciones.
¿Hay alguna forma para salvar la cultura en España? Pontificar sobre la cultura siempre me pareció peligroso, por ser un concepto polisémico. Simplificando, distinguiría entre el patrimonio, en sentido amplio, y las culturas vivas, canalizadas por las industrias creativas. Sin minusvalorar el papel del Estado, creo más en la financiación híbrida Estado/mecenazgo privado o, si se prefiere, sociedad civil. La cultura es un continuum, son los individuos quienes, con su creatividad, se ocupan de mantener su vitalidad, lo que hoy creamos, mañana será patrimonio. Esa creatividad ha de ser libre, y debe ser fomentada, pero no al precio de anestesiarla. Lo importante es que el Estado se dote de un marco jurídico que permita crear las condiciones objetivas para que la cultura fluya en libertad, sin clientelismos. De ahí mi inclinación por la financiación híbrida. No hay que tener miedo al futuro, nunca hay que bajar la guardia.
¿Alguna anécdota que contar? Tengo tantas… La vida está cargada de anécdotas y la mía no es una excepción. Algunas de ellas se encuentran en mi «Último otoño en París».
¿Qué cargo ocupa actualmente como profesional? Ninguno, soy una alegre jubilada, eso sí, siempre activa y con muchas ocupaciones honoríficas. En la actualidad, presido el Consejo de Sabios del programa SUCCEED de la Unión Europea -a mediados de mayo celebraremos en Madrid sus Jornadas sobre Digitalización -, soy miembro del Consejo Académico de la Cátedra Vargas Llosa, del Consejo Cientifico de la Biblioteca Nacional de Francia, del Patronato de la Fundación de Amigos de la BNE, jurado del Premio al Mejor Mecenazgo, del Círculo de Economía de Cataluña, pertenezco al Círculo Hispano-Alemàn, colaboro con varias Fundaciones españolas y extranjeras sobre temas de mi especialidad.. La promoción de la novela también me ocupa, y viajo mucho por Europa, América y Asia. Total, no paro.
¿Se siente satisfecha con el trabajo realizado en la BNE? Todo es mejorable, pero creo que el equipo que formamos en el período 2007-2010, logró dar un impulso considerable a la BNE que, en tres años, saltó del modelo de los años 70 al siglo XXI.
¿Tiene proyectos futuros en marcha? El placer de la escritura es adictivo y acabo de terminar, en coautoría con Óscar da Cunha, escritor y amigo tuitero, una novela a dos voces que, por su factura, recuerda a la vida misma. Es un experimento, sólo posible desde que existe Internet y el correo electrónico, porque es así como hemos trabajado en esta historia de amor sin guión previo. ¡Veremos si se publica! Por lo demás, no hago planes, dejo que la vida me sorprenda.
Ha aprendido de sus antecesores? Por supuesto que sí, me gusta mucho aprender y soy una convencida de que todo el mundo sabe algo que yo ignoro. Esto vale, tanto con mis antecesores, como con personas analfabetas que viven en campos de refugiados de cualquier parte del mundo.
¿Algún momento alegre, y otro no tanto, en la BNE? Alegre fue la reunión de directores de las Bibliotecas Nacionales europeas, en el sentido amplio que emplea el Consejo de Europa: con Rusia, Azerbaïan, etc.
La reunión fue buena, mi amigo Miguel Zugaza, Director del Museo del Prado, nos permitió organizar en el Museo la cena de clausura, amenizada con música renacentista con los instrumentos musicales que ideó Leonardo da Vinci, cuyos esbozos se encuentran, precisamente, en los Códices Madrid que atesora la BNE. Fue como un sueño, y antes nos había recibido en la Zarzuela S.M. el Rey en una audiencia que fue muy estimulante.
El más desagradable, cuando supe de la devaluación del estatus de la BNE, la noche que decidí dimitir.
¿Qué piensa del futuro del libro impreso? Nunca volverá a estar solo, como tampoco lo está el coche en el transporte. Convivirá con nuevos formatos, el ebook que conocemos, y los que nos faltan por conocer, al igual que el coche convive con el tren y el avión. Todo depende de nuestra conveniencia en cada momento, depende de nuestro modo de viajar al mundo de la fantasía.
¿Cómo le gustaría que la recordaran? Como una profesional inspiradora, creyente en el trabajo de equipos, leal a la institución.
¿Qué piensa de Alquibla como página de difusión de cultura, bibliotecas, libros, etc.? Alquibla me parece un proyecto formidable que, además, tiene alma. Se siente tanto en su estética, como en el tratamiento de las noticias. Páginas sobre estos temas, hay muchas, pero sólo alguien que de verdad ama la cultura, como sin duda es Eva María Galán, puede crear ese ambiente. Alquibla: orientación hacia la transcendencia, ese es el nombre que ha elegido para su página. Y me ha dejado pensando.
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