La sonrisa etrusca del escritor José Luis Sampedro publicada en 1985. Canto a la vida, muy a pesar de las dificultades, inspirado, a modo de metonimia, en la sonrisa que aparece en los dibujos de personajes de los sarcófagos etruscos. Dio aquel pueblo los primeros pasos de la civilización de la Italia actual, donde transcurre la acción.
A Salvatore Bruno, hombre de Calabria (sur de Italia), le llega la jubilación y se traslada al norte del país, a Milán, a la casa de su hijo. Es Salvatore hombre de campo llegado tardíamente a la gran ciudad.
Lo acompaña, como bagaje cultural, una larga y densa vida cercana a la naturaleza. Su conocimiento y razonamiento es el de un hombre curtido en el campo que se encuentra con una vida ciudadana demasiado reglamentada que pone freno al desarrollo de esa entrañable colaboración familiar o amistosa tan propia y enriquecedora de su Calabria natal. El hijo de Salvatore está casado con Andrea, que es profesora de Arqueología.
Andrea le habla de los etruscos y de su fabulosa civilización.
Salvatore se queda prendado de las interesantes historias que oye sobre ellos, del arte que dejaron, y en particular de esa sonrisa que pone título a la narración. Salvatore busca también refugio en su nieto, Brunetino, que lleva el nombre de guerra de su abuelo y con él de sus nuevos deseos de vivir. A él le debe todo el sentido de su vida en Milán.
En el otoño de su vida, Salvatore es víctima de un cáncer.
Habrá de enfrentarse al mal y vivir con él, e incluso convertirlo en inseparable compañero de monólogos.
Nada le impide enamorarse de Hortensia, con quien se entiende muy bien e incluso proyecta casarse. Tampoco pone freno a su actividad cultural cuando dedica parte de su tiempo a aleccionar a Valerio, un estudiante de sociolingüística, sobre las especializaciones del campo y sobre sus faenas agrícolas, como la tala de árboles, entre otras.
Valerio, a cambio, se lo agradece con su amistad y le presenta en su departamento de sociolingüística. Salvatore alcanza gran éxito cuando habla a los estudiantes de los mitos e historias de su tierra sureña. Poco a poco, la salud de Salvatore se deteriora. Sus facultades mentales se ven disminuidas. Confunde su tiempo y llega a creer que sigue estando en la segunda guerra mundial.
Denso relato de muchos temas, de varios argumentos y también de la vitalidad de la propia vida, de una esperanza que ha de ir creándose día a día, a pesar de las dificultades, y con un toque de optimismo.
Aquí está el viejo tema de la ciudad y el campo, la dificultad para aceptar las normas urbanas en medio de un caos civilizado, el tema de la sabiduría como medio para mantener vivo el aliento del día a día y sus enormes posibilidades, el amor familiar, el pasado como influencia, incluso el afecto en toda su dimensión y hacia todo lo que le rodea o puede rodear al individuo. La novela agrada a muchos lectores sensibilizados por la cotidianidad, por esos pequeños asuntos que hacen vivir al hombre.