No digas que fue un sueño del escritor Terenci Moix publicada en 1986. Relato histórico del declive de la civilización egipcia centrado en los amores tumultuosos de Cleopatra y Marco Antonio.
La reina Cleopatra Séptima vive en Alejandría, una ciudad populosa con templos de variadas religiones, floreciente biblioteca, museos y culto elevado al espíritu.
Marco Antonio, el valiente general, ha abandonado a la reina para casarse con Octavia, la hermana del emperador Octavio. Más tarde, Octavia es repudiada y enviada a Roma.
El atractivo general Marco Antonio vuelve a los brazos de su amante y con Cleopatra vive hermosas y pasionales relaciones eróticas convertido en adorador de Dionisos. Cleopatra se muestra más seductora aún y poco a poco lo envuelve y lo convence de la necesidad de su independencia de Roma.
Pero Marco Antonio es derrotado en la batalla naval de Accio y regresa con su reina querida, ansiosa por recuperar para Egipto el esplendor de antaño. Quiere Cleopatra que sea Cesarión fruto de su unión con Julio César su sucesor en la mítica ciudad fundada por Alejandro.
Cleopatra convence a Marco Antonio de la ambiciosa idea de conquistar el Oriente. Al fin y al cabo, Roma domina todo el mundo y el intrépido general, héroe de tantas guerras, puede dominar a los partos y no solo se enfrenta con éstos, sino que también, en las montañas de Armenia, ha de desafiar a su peor enemigo, el invierno.
Octavio, ya cansado de tanto tropiezo y belicosidad, convence al Senado y parte hacia Alejandría para derrotar a Marco Antonio. Toda la ciudad se apresta a la defensa, pero es momento de debilidad y poco a poco lo más leales lo abandonan para no oponerse a otros romanos.
Marco Antonio perece. Cleopatra se encierra en su mausoleo dispuesta a morir por su amor. Allí se dejó morder por el veneno de un áspid.
El centro de ambientación de la novela es ese histórico momento en que Egipto está perdiendo su poder y cediendo terreno ante los avances del Imperio romano.
Y junto a estos asuntos, los avatares de una ciudad mítica, Alejandría, y las ruinas de un Egipto que, como tantos otros territorios del imperio, han de perder su dominio frente al imparable avance de Roma. Al resquebrajamiento de aquel poder contribuyen los apasionados amores de la reina con un general del pueblo enemigo.
Cleopatra, a quien se había considerado la Serpiente del Nilo, pierde la confianza de su pueblo y se muestra incapaz de hacer frente a los ataques que sufre.
La historia y la ficción se dan la mano para presentar un espléndido retablo sobre el amor, la muerte y la derrota del gigante en un brillante paseo por el mundo antiguo.
Y el autor se sirve de ello, y de su magistral prosa, para crear un paralelismo romántico que engloba a toda una civilización, además de un recorrido minucioso por los elementos de la pasión amorosa y carnal capaz de dibujar sensaciones que llegan a ser casi imágenes.
La pérdida de la juventud es sinónimo de pérdida del imperio cuando los personajes descubren que ya no son los que eran.
La obra supone una lección de amor porque Cleopatra, a medida que su amante pierde la fuerza y la belleza que antes poseía, aprende una nueva forma de amar, de admirar a ese nuevo hombre mucho más débil.
Además de novela histórica, y por encima de ello, es este libro reflejo de las debilidades y las relaciones humanas.
Se vendieron en su aparición más de un millón de ejemplares, y de esta manera pasó el autor a ser uno de los novelistas más leídos de la literatura española.
Leí esta novela, hace muchísimo y me gustó bastante. Recuerdo de ella que debe bastante a la pelicula de J. Manckiewitz, la que protagonizaron, Elizabeth Taylor, Robert Burton y Rex Harrison, porque había episodios casi calcados de las escenas de la película. No es Terenci Moix plagiara, sino que estaba haciendo un homenaje al cine que tanto le gustaba. y hay una escena que es del poema de Kafavis de quien toma el título.
Me encantó este libro como otros tantos de su etepa del Antiguo Egipto. En esta línea muy recomendables también el Amargo don de la belleza y El sueño de Alejandría. Desde que los leí quedé cautivada por la magia del Nilo