La Casa Orduña es una edificación de la segunda mitad del siglo XVII, construida después de un gran terremoto en 1644 que asoló la comarca, arruinó las dependencias fortificadas del castillo y dispersó la escasa población existente tras el intento de repoblación cristiana por medio de la <<Carta Puebla>> de 1611.
Desde principios del siglo XVIII, en que se reconstruye, y hasta la tercera década del presente siglo, la casa ha sido habitada sin interrupción por la familia que la levantó.
El ascenso de la familia culminó con la entrada en la Orden de Santiago de D. Pedro Antonio Buenaventura de Orduña y García.
La familia procuró a sus miembros la mejor y más sólida formación cultural que fuera posible. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la familia Orduña por medio de uno de sus miembros: D. Joaquín Mª de Orduña y Feliu actuó en la vida política, comarcal y provincial.
Fue este el momento de máximo esplendor de la Casa y quedó patente en su decoración.
A pesar de todo, no hay que olvidar que siempre fue una gran casa en un pueblo pequeño, inmersa en un ambiente rural y endogámico, muy alejada geográficamente de la capital y de sus influencias, lo cual puede justificar la conservación íntegra de su biblioteca.
LA BIBLIOTECA, SU ESPACIO FÍSICO
La biblioteca se ubicaba en una habitación situada en la primera planta con orientación norte.
Poseía una puerta de doble hoja que la cerraba y una ventana en buen estado. La habitación estaba afectada de humedad debido a goteras y filtraciones, que incidieron negativamente en la conservación de algunos volúmenes. La mayor parte de libros estaban en simples estantes de madera pintada de marrón, sin ningún tipo de protección ni adorno.
Algunos volúmenes estaban atacados por polilla o por hongos aunque el estado de conservación era bueno y sólo necesitó, limpieza, aireación y eliminación de papirófagos.
El registro se realizó (de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo) siguiendo el orden topográfico establecido por los antiguos moradores de la Casa, empezando por los que se hallaban en el despacho de la entreplanta, continuando por las estanterías que se encontraban, en la biblioteca, siguiendo la dirección de las agujas del reloj, para continuar con los localizados en el armario-archivo y acabar con los descubiertos en el desván.
Al tiempo que eran inscritos en el libro correspondiente, se anotaba en el volumen, el número de registro de acuerdo con la normativa bibliotecaria.
Dado que el registro se realizó por títulos expresados en las portadas con posterior anotación de los volúmenes existentes de una misma obra, se plantearon diversos problemas que hubo que solventar ateniéndose a las normas existentes.
El resultado final del registro fue de 686 entradas, que suman un total de 1265 volúmenes (entre el siglo XVI y el siglo XX, pasando por la cronología revolucionaria y los registros sine anno).
Los libros presentan diversos formatos: folio, cuarto, octavo, etc., y formas de encuadernación: pergamino, cuero, rústica, etc.
Catálogo de la Biblioteca
El catálogo del Fondo antiguo de la biblioteca de la Casa Orduña de Castell de Guadalest, recoge todas las publicaciones cuya impresión comenzó antes del 31 de diciembre de 1800.
El catálogo se ha realizado siguiento las REGLAS DE CATALOGACIÓN, I Monografías y Publicaciones Seriadas, Ministerio de Cultura, Madrid, la I S B D (A) DESCRIPCIÓN BIBLIOGRÁFICA INTERNACIONAL NORMALIZADA PARA PUBLICACIONES ANTIGUAS [Madrid], 1993 y las directrices del Servei del llibre, Arxius i Biblioteques. Conselleria de Cultura, Educació i Ciència de la Generalitat Valenciana.
Se ordena alfabéticamente por autores personales o institucionales y por la primera palabra significativa del título en las obras anónimas. Las diversas obras de un autor se ordenan alfabéticamente, y las diferentes ediciones de una misma obra, se ordenan cronológicamente.
La flexibilidad de la norma permitió que en los encabezamientos se haya procurado introducir las fechas de nacimiento y óbito, así como la orden religiosa a la que pertenece el autor, caso de su pertenencia al clero regular.
ÍNDICES
El Catálogo se complementa con seis índices alfabéticos, que remiten al lector al registro catalográfico:
Onomástico de autores y colaboradores. Está formado por los nombres de los responsables personales, institucionales o la primera palabra significativa en las obras anónimas de las publicaciones. Incluye mención de seudónimos y aclaración de onomásticos latinos.
Lugares de impresión, edición o venta. Queda ordenado alfabéticamente por ciudades, con el topónimo actual en castellano seguido entre paréntesis del nombre latino cuando se considera poco conocido.
Impresores, editores y libreros.
Índice de títulos.
<<Exlibris>> y <<Procedencias>>. Expresa la literalidad de los textos impresos o manuscritos referenciados en el área de notas del ejemplar. En el índice se refleja la fecha y el volumen en que aparecen. Se trata de proporcionar a futuros investigadores un mejor acceso a las personas y entidades que ayudaron a conformar la Biblioteca en su estado actual.
Formación de la Biblioteca
La biblioteca de la Casa Orduña no es obra de un sólo individuo, en ella se percibe una idea de familia, de generaciones arraigadas en un solar.
Es una construcción en el tiempo que nos revela a sus lectores, intereses, necesidades, gustos, aficiones, profesión, incluso lenguas que se hablaban o se entendían, ideas que sostenían o rechazaban, corrientes intelectuales establecidas que pretendían interpretar la sociedad, la cultura, la política, la religión, etc.
Lo habitual es establecer todos estos estudios sobre catálogos en inventarios post mortem encontrados en protocolos notariales. Como señala D. Genaro Lamarca Langa los problemas metodológicos son importantes:
El ocultamiento de bibliotecas, el ocultamiento del contenido de las mismas, la identificación de las obras, son en gran manera los escollos más importantes que el investigador debe sortear cuando sólo puede utilizar estos listados.
El estudio de la biblioteca de la <<Casa Orduña>> ha sido mucho más gratificante.
El investigador ha tenido acceso a una biblioteca familiar, fosilizada, desconocida e intacta. Las dificultades metodológicas son menores, en tanto que el objeto de estudio está físicamente en sus manos, y han quedado reflejadas en el aparato REGISTRO y CATALOGACIÓN.
Como sabemos la estirpe de los Orduña llegó al Castell de Guadalest a mediados del siglo XVI, afianzándose en el Valle gracias a los sucesivos empleos como Alcaides y Procuradores, y por la acumulación de tierras en especial las que quedaron libres tras la expulsión de los moriscos en 1609.
Ante la ausencia de datos poco más podemos hacer que especular sobre quiénes fueron los que aportaron los libros más antiguos. Quizá D. Antonio de Orduña y García (1712-1784) y su hermano D. José dejaron en la biblioteca libros como: Disputationum de Sancto Matrimonii Sacramento de Tomás Sánchez.
El personaje documentado que más títulos aportó a la biblioteca es sin duad D. Francisco de Paula Orduña y Corbí (hijo de D. Pedro de Orduña y Doña Teresa Corbí). De Doña Ysabel de Orduña (sic.) se referencian un número considerable de títulos: 47, 171, 227, 235, 265, 271, 366, 410, 500, 569. Todos ellos son libros devotos.
Los hijos de D. Carlos de Orduña y Corbí: D. Carlos, D. José y Doña María de Orduña y Ciscar también aportaron títulos: 82, 137, 138, 140, 150, 256, 268, 289, 368, 505, 506, 529, 574 que recuerdan su formación académica y el pleito de reversión del Marquesado a la Corona.
Este primer momento de formación de la biblioteca se caracteriza por la inclusión en la misma de temas jurídicos; históricos, tanto de Historia general, como aquellos que hacen referencia a las disputas sobre el origen del Derecho Patrio; las tensiones pro y antijesuísticas; la formación cultural de los miembros de la familia, de marcado carácter clásico.
En los archivos consultados no hemos encontrado información sobre los bienes muebles del Convento susceptibles de ser vendidos, si bien, existe, referida a otros conventos provinciales. Los objetos de culto pasaron a depender de las respectivas parroquias. ¿Qué pasó con la biblioteca conventual? Lo desconocemos.
Probablemente D. Carlos de Orduña y Ciscar hizo uso de una vieja carta que exhibió en otras ocasiones, o hizo valer el entronque, siempre recordado, de la familia con la Orden Franciscana.
Las notas de procedencia nos indican un segundo momento, en el que entran obras procedentes del Convento de San Sebastián de Menores Capuchinos de San Francisco de Callosa d’en Sarrià.
El citado convento era una fundación del primer tercio del siglo XVIII. El tercer momento y último de formación gira en torno a la figura de D. Joaquín María de Orduña y Feliu, quien aglutina a su alrededor una extensa familia.
En este momento entra en la biblioteca literatura jurídica, textos legales emanados de las Camaras Legislativas que progresivamente iban introduciendo en España los avances del liberalismo europeo, reglamentos.
(Fuente. La catalogación del fondo antiguo de la Biblioteca de la Casa de Orduña del Castell de Guadalest / Juan Pedro Martínez Solbes. Alicante: Instituto Juan Gil Albert, 1999)