Se llama linotipia a la máquina de componer en la que se efectúa composición mecánica; está provista de almacenes, cada uno de los cuales con su dotación de matrices; esta máquina proporciona la línea en una sola pieza de metal, llamada línea bloque. También se llama lineotipia, lineotipo y linotipo.

El nombre de linotipia le viene de la casa Linotype, primera fabricante de estas máquinas y que ha dado nombre genérico a las máquinas de componer líneas bloque.

Este método de composición, aparte de la velocidad (su principal ventaja), tiene otras muchas, cual la de que el material queda absolutamente libre de empastelamientos, y si éstos se producen, sus consecuencias no son catastróficas como cuando se componía exclusivamente con tipos sueltos, y su solución es fácil en la mayor parte de los casos.

Naturalmente, tiene sus inconvenientes; en primer lugar, es necesario reconocer que un texto linotípico no tiene la misma calidad y nitidez en la impresión que el que se logra con la composición manual; por ello para trabajos de fantasía y programas, etc., se sigue prefiriendo la composición manual; otro gran inconveniente es el hecho de tener que rehacer una línea entera para hacer una corrección, con la posibilidad de que en la misma línea vuelva a salir otro error; sin embargo, la velocidad a la que se desarrolla la tarea compensa con creces el inconveniente.

DEFECTOS DE LA COMPOSICIÓN LINOTÍPICA

1) Un defecto bastante importante y frecuente es el de que la línea salga, con el ojo de la letra picado, inconveniente debido a hallarse cegados algunos orificios de la boca del crisol o a estar frio el metal a la hora de componer.

Esto debe ser señalado por el corrector, a fin de que la línea sea rehecha, ya que es imposible lograr una impresión, ni siquiera medianamente pulcra cuando las líneas adolecen de este defecto.

2) Otro inconveniente es la aparición entre las letras, de unos como espacios finos llamados pelos, debido a que las matrices son viejas y están gastadas, o a que matrices y espacios precisan una limpieza a fondo.

El remedio escriba en cambiar las matrices o en someter todo el material a una limpieza adecuada.

3) A veces sucede que las letras de una palabra «bailan», o sea que aparecen unas más elevadas que otras.

Es necesario señalar esta irregularidad, debido a que la línea está mal ajustada, para que el linotipista la rehaga.

4) También sucede con frecuencia que las líneas aparecen con manchas de tinta debidas a trozos de material que se incrustan entre las letras. Se señalan ovalándolas, para que el cajista limpie el material con un cepillo apropiado.

5) Por efecto de la mala colocación de las cuchillas puede suceder que una línea salga combada o mal cortada, de forma que corta las letras.

Debe señalarse y avisar si se observa que el defecto continúa, a fin de ponerle remedio antes de que el linotipista avance más en su trabajo.

6) En ocasiones, las correciones de un texto no se hacen en la misma máquina en que se compuso, por lo cual las líneas de corrección pueden tener uno o dos puntos más o menos que las del texto anterior. Este defecto debe señalarse, pues es muy ostentible en los libros una vez impresos.

A este respecto nunca se recomendará bastante que cada linotipista haga sus propias correcciones, y si ello no fuera posible por incompatibilidades de horario, al menos sí en la misma máquina en que se compuso.

7) A veces, en composiciones con signos o letras poco frecuentes, el linotipista compone una línea en dos o más trozos, aprovechando las matrices empleadas en el trozo anterior para componer el siguiente; algunos dejan en blanco la parte que habría que repetir, llevando el resto a la altura suficiente para que el cajista corte y una; otros componen las líneas enteras, a fin de no equivocarse en los blancos.

El corrector debe señalar al cajista, en este caso, por dónde debe cortar y unir cada una de las líneas, con objeto de aprovecharlas.

NOTA HISTÓRICA

Desde principios del siglo XIX el hombre ha tratado de reemplazar la lentitud del cajista en su labor de composición por la rapidez de una máquina compositora.

Los primeros ensayos en este sentido, se deben al tipógrafo inglés Benjamín Forster, en 1815. Años más tarde, en 1840, los franceses Young y Delcambre construyeron un teclado mecánico para la composición; solo funcionó durante algún tiempo en una imprenta de París. En 1855, el tipógrafo danés Christian Sörenses inventó una máquina compositora de tan difícil manejo que hubo de abandonarse debido a sus inconvenientes mecánicos.

La primera máquina de componer que puso usarse durante bastante tiempo se debió a Carlos Kastenbein, quien en 1870 construyó una máquina compositora de teclado cuádruple; el The Times de Londres la usó desde 1870 hasta hace unos años.

Otro inglés, Hooker, inventó años más tarde otra máquina llamada The Cloves, que también dio resultados positivos.

Westcot presentó en 1876 una máquina que fundía los tipos sueltos y después los unía en una línea; pero no resultó apropiada para la composición rápida.

La linotipia, tal como la conocemos hoy, fue inventada por un relojero alemán trasladado a Estados Unidos en 1872; se llamaba Ottmar Mergenthales. En 1884 construyó la primera linotipia, que en 1886 funcionó por primera vez en los talleres de la New York Tribune de Nueva York.

Se cree que los modelos de linotipias creados desde la primera idea de tal máquina ascienden al número de 163. Hoy funcionan en todos los países varias marcas de máquinas compositoras, principalmente de procedencia italiana, inglesa o norteamericana.

LINOTIPISTA

También llamado lineotipista o simplemente tipista o linógrafo, es el operario encargado de manejar una linotipia. Se va abandonando un poco la idea de que el linotipista debe provenir del taller de cajas. Bien es verdad que hay linotipistas no tipógrafos que efectúan su trabajo casi a la perfección, pero éstos siempre tendrán con respecto a los que son tipógrafos la desventaja de desconocer algunos pormenores propios del oficio. Sea cual fuere su procedencia, el linotipista debe conocer todas las normas tipográficas que se refieren a su profesión y ponerlas en práctica.

Además, debe conocer lo mejor posible las reglas gramaticales en uso; es obvio que la limpieza de una prueba tipográfica se debe a este operario. Pero su trabajo viene influido, y no poco, por el estado del original que se le da para componer, que no siempre se le presenta en las debidas condiciones. En este sentido, el linotipista tiene perfecto derecho a que se le entreguen originales mecanografiados a dos espacios por una sola cara, debidamente repasados y legibles.

OBLIGACIONES DEL LINOTIPISTA

1) En principio, el linotipista debe copiar el original. Sin embargo, no son pocos los que lo cambian, bien algunas palabras, bien frases y oraciones enteras.

Y ello, la mayor parte de las veces, sin intención de hacerlo, sino por mera rutina, siempre censurable en un trabajo tan delicado; leen el principio de una palabra o frase y ya creen saber cuál es el resto.

Debe, pues, poner suma atención en lo que hace y leer la palabra u oración entera, preferiblemente de coma a coma, forma ésta que ayudará a su labor al darle sentido a lo que compone.

2) Hay, sin embargo, linotipistas experimentados que pueden corregir sobre la marcha el original cuando éste se presenta muy mal o con giros y expresiones deeclaramente incorrectos, pero, no obstante, no es aconsejable hacerlo habitualmente, por cuanto el responsable de estos cambios no es otro sino el linotipista, lo cual puede acarrearle serios contratiempos, ya que en materia tan delicada como es un original, el linotipista, por la índole de su trabajo, no puede conocer todas las particularidades de aquél, y así, hacer correcciones innecesarias o erróneas.

3) Cada linotipista debe corregir las pruebas de sus trabajos, y en este sentido tiene la obligación de hacer todas y cada una de las correcciones señaladas por el corrector, sin tachar a la ligera las que no le parezcan acertadas o crea incorrectas.

4) Tampoco debe escribir notas en las pruebas ni en las páginas del original. Ello nada resuelve y puede acarrearle serias complicaciones. Puede, no obstante, ovalar con lápiz aquello que crea equivocado.

5) Debe conocer todos los signos, llamadas y señales que se usan en corrección, tanto tipográfica como de estilo, a fin de cumplir sin error todo lo que señale el corrector en el original y no en las pruebas.

6) Cuando no comprenda una corrección o palabra a causa de que no esté clara, no debe componer lo que le parece que es, sino poner en su lugar una serie de caracteres llamativos para que el corrector le ponga remedio. Por ejemplo: Las instituciones ——– ? ——— del siglo XVI. Si se trata de números puede ponerse ceros o bien otros signos llamativos.

7) Debe abstenerse de componer palabras o frases ajenas al texto, bien ridiculizando una idea explayada en el original, bien llamando la atención del corrector.

Cuando este segundo caso se haga necesario, debe hacer una línea que comience por «¡Ojo!» en tipo distinto del empleado para el texto, y colocado aparte, entre dos líneas de blanco, para que no le queda duda de que el corrector ha de observarlo.

8) Es muy recomendable que el linotipista lea en el componedor las líneas de corrección; esto hace el trabajo un poco más lento pero evitará que haya que rehacer una línea en la que se cometió una nueva errata.

9) Cuando la corrección exige ganar o recorrer varias líneas, debe señalar en la prueba, con color distinto del empleado por el corrector, las líneas que se han hecho nuevas.

Esto sirve de guía al cajista compaginador cuando intercala las líneas de corrección y al corrector cuando comprueba. Asímismo, señalará convenientemente cada línea que por cualquier razón haya de rehacer sin estar señalada por el corrector.

(Fuente. Diccionario de tipografía y del libro. José Martínez de Sousa.)

La linotipia y las obligaciones del linotipista
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2 pensamientos en “La linotipia y las obligaciones del linotipista

  • 25/12/2015 a las 20:41
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    El autor de este artículo deja entrever que sus conocimientos de la linotipia y de los linotipistas no es muy acertado pues algunos de sus argumentos no siempre se ajustan a la realidad. Malos operarios los hay en todas las profesiones y profesionales sólo existen de una clase, los buenos. No voy a entrar en la composición del texto, las numerosas erratas e incluso alguna falta de ortografía, sin olvidarme de que el apellido del inventor de la linotipia está mal compuesto. Y de algo estoy seguro: el texto no lo ha compuesto un linotipista.

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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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