Signo de puntuación (,), el más discutido y peor empleado, por regla general. Es común que las comas sobren y falten en cualquier original.

La labor de ponerlas, en principio, corresponde al autor; cuando éste las deja al criterio de los editores, la misión de «comear» corresponde al corrector de estilo y, en último lugar, al corrector tipográfico.

Este orden suele invertirse en la mayor parte de los casos, y es el corrector tipográfico (a veces también el linotipista) quien tiene que poner las que faltan y suprimir las que sobran, a fin de que lo escrito tenga sentido y diga lo que quiere decir.

Poner y quitar comas no es tarea fácil; tanto en un caso como en otro debe hacerse derroche de prudencia, aplicando siempre conocimientos sólidos para no errar; suprimir o añadir una coma supone hacer una línea entera, con el posible resultado, como la experiencia enseña, de que en ésta se produzca otra errata, lo que obligaría a rehacerla.

Don Julio Casares, el que fue secretario perpetuo de la Real Academia Española, era del parecer de que el corrector se abstuviera de poner o quitar comas, salvo en casos de suma necesidad.

Aunque a veces los «casos de suma necesidad» son muchos en una obra, éste es un buen consejo, sobre todo para un corrector novel. Éste debe leer mucho sobre el empleo de la coma, pues al principio se sufre una verdadera «fiebre» de poner comas allí donde «parece» que deberían ir.

En el uso de la coma, debe tenerse siempre en cuenta el criterio del escritor o traductor, así como el verdadero sentido de la oración, para saber si se pueden añadir o suprimir.

Normas generales del uso de la coma

Las normas generales que pueden darse para el recto uso de la coma son:

1. Se emplea para separar los nombres de una oración, salvo el último, si está unido por conjunción: Pedro, Juan, Antonio y Rafael saltaban, brincaban y se caían.

Excepciones:

1) En este mismo caso, puede dejarse coma antes de la última palabra, siempre que ésta se aparte un poco del género o sentido que tienen las anteriores y por ello mismo parece que hubiera de haber una separación entre los términos: Se presentaron una mujer, un hombre, un niño, y un burro; Había gallos de pelea, púrpura procedente del mar, y nueces.

2) Dos palabras u oraciones unidas por conjunción no se separan por coma: Sólo le gusta comer y dormir.

2. Si tres o más palabras u oraciones análogas van unidas por conjunción, se separan por coma: Al remitir las lluvias sale el sol, y el campo se alegra, y cantan las aves del cielo, y el hombre se siente alegre y feliz.

3. Cuando la conjunción y separa dos oraciones que carecen de estrecha analogía entre sí, se pondrá como antes de aquélla: La paz es el único medio de entendimiento entre los pueblos, y éstos deben esforzarse por mantenerla.

4. Los incisos (oraciones incisas, ablativos, etc.) llevan siempre coma, tanto si van intercalados al principio, en medio o al final de la oración:  Y esto, como te iba diciendo, sucedió en Madrid; Hay que callar, Matilde.

5. Las oraciones determinativas no deben llevar coma: Si no te apartas te aparto.

6. Se pone coma para separar las oraciones cuando éstas van invertidas, esto es, cuando la secundaria precede a la principal: Aunque sé que es un error, iré a verle.

7. Cuando se omite un verbo o frase que haga su oficio: El ministro de Asuntos Exteriores, a París; Ha caído una troma de agua en Córdoba, y en Madrid, una gran nevada.

8. En las oraciones extensas, aunque gramaticalmente no hiciera falta coma, se pondrá ésta para conceder un respiro al lector: Uno de los representantes que más veces habían intervenido en las discusiones de la comisión dictaminadora del proyecto de ley, tomó la palabra una vez más para interpelar a la presidencia.

9. Las oraciones de las que pudiera interpretarse un sentido opuesto al que se pretende dar, se separan por coma: Si lo haces mal, puede perjudicarte.

10. La conjunción y, aun cuando una oración o palabra, debe ir precedida de coma en los siguientes casos:

1) Ver la excepción 1

2) Cuando haya de evitarse anfibología, serviría el mismo ejemplo anterior: Ha caído una tromba de agua en Córdoba, y en Madrid, una gran nevada. Si omitiéramos la primera coma (la segunda sí puede omitirse, cuando no exista posibilidad de anfibología) el lector creería que la tromba de agua ha caído en Córdoba y en Madrid, lo cual no es exacto. Otro ejemplo: La calle quedó sembrada de piedras, hierros retorcidos, y antorchas que aún humeaban. Si suprimimos la coma que precede a la y, resultará que lo que aún humeaba no eran sólo las antorchas, sino también las piedras y los hierros retorcidos.

11. Suele ponerse coma después, antes, o antes y después, de las siguientes palabras y frases: pues, además, mejor dicho, finalmente, en resumen, en pocas palabras, resumiendo, asimismo, entretanto, realmente, en realidad, así pues, no obstante, sin embargo, es más, más aún, en una palabra, o sea, esto es, es decir, a saber, así, etcétera.

Hay otras voces que suelen llevarla antes y no después, como pero; en este caso se tendrá en cuenta que en muchas ocasiones la musicalidad de la lectura requerirá que no lleve coma alguna; en otros, la requerirá pospuesta, cuando preceda a un inciso: …pero, aunque mal, sabía leer.

La voz pero tampoco llevará como propuesta cuando preceda a oraciones administrativas o interrogativas: ….pero ¿dónde estaba?, …. pero ¡qué locura!.

(Fuente. Diccionario de tipografía y del libro. José Martínez de Sousa)

La coma y sus reglas en el texto literario
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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