Cédula, generalmente con un grabado artístico, que se pega en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a la que pertenece el libro.

Es una marca de propiedad que normalmente consiste en una estampa, etiqueta o sello que suele colocarse en el reverso de la cubierta o tapa de un libro, y que contiene el nombre del dueño del ejemplar o de la biblioteca propietaria.

El nombre del poseedor va precedido usualmente de la expresión latina ex libris (o también frecuentemente ex bibliotheca, o e-libris), aunque podemos encontrar variantes (p. ej. «Soy de…» o similares).

Los ex libris impresos más antiguos son alemanes, de finales del siglo XV, y corresponden a la variante heráldica, que ha prevalecido largamente.

En el siglo XVIII alcanzaron a veces mucha importancia los ex libris grabados en acero, muchos de ellos a cargo de grabadores viñetistas franceses famosos.

Exlibristas en España

También son interesantes los periodos del período romántico. Grabados en madera o en metal, los ex libris alegóricos constituyen, desde el último tercio del siglo XIX, una especialidad que se ha generalizado por Europa y América, a cargo de artistas de todas las tendencias, y que ha dado origen a una rama del coleccionismo.

En el periodo modernista se distinguieron en España como exlibristas A. de Riquer y J. Triadó, ambos barcelonenses.

Además de la leyenda que acredita la pertenencia del libro a una biblioteca personal o institucional, por lo general el ex libris exhibe también alguna imagen.

Los ejemplos más antiguos emplean escudos heráldicos; posteriormente predominan imágenes de contenido alegórico o simbólico (muchas veces acompañadas de algún lema).

La tipología de las imágenes se ha ido diversificando mucho: abundan por ejemplo las relacionadas con la profesión, actividad, gremio o afición del dueño, también se encuentran muchos de contenido erótico (que habitualmente señala la pertenencia del ejemplar a una colección especializada en esa temática), de tema «macabro» (con esqueletos o calaveras alusivos al paso del tiempo y a la muerte), monogramas, etc. Son frecuentes también los motivos relacionados con el mundo del libro y las bibliotecas.

Elaboración de los ex libris

En cuanto a la elaboración de los ex libris, las técnicas empleadas han ido evolucionando y son muy variadas: antes de la invención de la imprenta los ex libris consistían sólo en una anotación manuscrita; desde el siglo XV se han venido usando las diversas técnicas de grabado o estampación relacionadas con las artes del libro (xilografía, calcografía… y después también litografía, serigrafía, fotograbado, etc.); a estos procedimientos tradicionales se añaden hoy el diseño e impresión por ordenador o la reproducción fotográfica.

También se emplean sellos de caucho o en seco (producen una estampación en relieve).

Una variante es la conocida como superlibros: en esta ocasión la marca escrita de propiedad y la imagen (usualmente heráldica) figuran en la encuadernación del ejemplar (estampados por gofrado sobre la encuadernación en piel, bordados sobre una encuadernación en tela…).

Suele citarse como primer antecedente una placa de barro cocido esmaltada en color azul con inscripciones jerolíficas, conservada en el Museo Británico de Londres, que perteneció al faraón egipcio Amenhotep III (s. XV a. C.) y que habría sido utilizada como marchamo de propiedad en los estuches de los rollos de papiro de su biblioteca.

En cuanto a España, el primer ex libris del que se tiene noticia es el del rey Fruela I (756-768) en el reino de Asturias.

Durante la Edad Media hay ejemplos de marcas de propiedad en códices, que consistían en anotaciones manuscritas.

Es a partir de la introducción de la imprenta y el uso de las técnicas de grabado cuando podemos hablar ya de ex libris en el sentido que le damos actualmente al término.

Como se ha señalado, predominan en una primera etapa (del siglo XV al XVIII) los de tipo heráldico; a partir del siglo XVIII comienzan a prevalecer las alegorías, símbolos o emblemas.

A finales del siglo XIX e inicios del XX, los ex libris conocen un gran florecimiento propiciado por el Modernismo. Es asimismo en esta época finisecular, la del auge de la bibliofilia cuando crece el interés por esta afición (exlibrismo), aparecen los primeros coleccionistas, empiezan a surgir asociaciones y comienzan a celebrarse congresos y concursos.

Surgen también en esta etapa los primeros estudios sobre el tema y las primeras publicaciones especializadas. En España, el primer tratadista sobre ex libris fue el Doctor Thebussem (seudónimo del erudito Mariano Pardo de Figueroa).

La Real Biblioteca y los ex libris

Para una interesante y completa aproximación al ex libris desde los siglos XV-XVI hasta la actualidad, puede consultarse la base de datos de Exlibris de la Real Biblioteca, en constante actualización, y que contiene alrededor de 1200 descripciones con un exigente nivel de detalle.

La Real Biblioteca conserva una colección de ex libris importante y representativa.

Está formada por tres tipos de ex libris: los propios de la Real Biblioteca; los personales pertenecientes a reyes, reinas o miembros de la Casa Real; y los ex libris de los bibliófilos cuyas colecciones de libros fueron adquiridas o donadas para la Real Biblioteca.

Esta base de datos contribuye al estudio y difusión de las colecciones librarias que forman parte de la Real Biblioteca, identificando, describiendo y clasificando las diferentes marcas de posesión: el ex libris, super libros y otras marcas personales.

El proyecto, junto con la base de datos de Encuadernaciones, muestra el interés de la Real Biblioteca por el estudio del ejemplar, entendido como conjunto de marcas de identidad que singularizan al libro y que permiten trazar los distintos aspectos de su historia particular: coleccionismo, lectura, comercio, etc.

La selección se ha desarrollado a partir de la bibliografía histórica y actual sobre ex libris. El conde de las Navas en su Catálogo de Impresos (1900) recogió y reprodujo algunos de los más frecuentes de la Real Biblioteca.

Matilde López Serrano en «Exlibris en la Biblioteca de Palacio» (1947 y 1976) amplió ese breve catálogo. Antonio L. Bouza en El ex libris, tratado general. Su historia en la Corona Española (1990) dedicó una especial atención al análisis y descripción de los ex libris propios de los monarcas y miembros de la casa Real. A este corpus inicial se han añadido super libros heráldicos, representativos de la sucesión de reinados desde Felipe II a Alfonso XIII. En una segunda etapa, que se desarrollará próximamente, se incorporarán los ex libris menos frecuentes y ocasionales.

Se trata de un proyecto abierto a la colaboración de otros centros que posean fondos históricos similares y estén interesados en sumarse y colaborar en la realización de esta iniciativa.

El diseño de la base de datos, el formulario de búsqueda, las páginas de resultados, y cualquier otro aspecto técnico, también son susceptible de modificaciones. Por otra parte, se facilitará el acceso y un pequeño manual a todas las bibliotecas que quieran utilizar esta base de datos para catalogar sus ex libris.

Así, al margen de los libros de la Real Biblioteca, se han introducido dieciséis exlibris procedentes de los fondos de la Biblioteca General Universitaria de Salamanca, descritos por Oscar Lilao (USAL. BGUS), y un total de 43 identificativos de las bibliotecas particulares de otros tantos miembros de la Asociación de Bibliófilos de Barcelona. Esta última contribución es obra del estudioso Germán Masid.

 

Ex libris: una marca única para el bibliotecario
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Editado en Alicante por Eva María Galán Sempere
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