Lucio Anneo Séneca (Latín: Lucius Annæus Seneca), llamado Séneca el Joven (4 a.C. – 65 d.C.) fue un filósofo, político, orador y escritor romano conocido por sus obras de carácter moralista.
Hijo del orador Marco Anneo Séneca, fue Cuestor, Pretor y Senador del Imperio Romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de Ministro, tutor y consejero del emperador Nerón.
Séneca destacó tanto como pensador e intelectual, así como político. Consumado orador, fue tanto una figura predominante de la política romana durante la era imperial como uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados, y fue foco de múltiples enemistades y benefactores, a causa de este extraordinario prestigio.
De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante del estoicismo romano, en una etapa tan turbulenta, amoral y antiética como lo fue la plena decadencia de la etapa imperial en que vivió, estoicismo y moralismo que, al final, lo llevaron a acabar con su propia vida.
Séneca en el mundo
Séneca es uno de los pocos filósofos romanos que siempre ha gozado de gran popularidad (al menos en la Europa continental.
En el mundo anglosajón no fue sino hasta el siglo XX cuando la figura de Séneca se rescató del olvido), como lo demuestra el hecho de que su obra haya sido admirada y celebrada por algunos de los pensadores e intelectuales occidentales más influyentes: Erasmo de Rotterdam, Michel de Montaigne, René Descartes, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau, Thomas de Quincey, Dante, Petrarca, San Jerónimo, San Agustín, Lactancio, Chaucer, Juan Calvino, Baudelaire, Honoré de Balzac, etc.
Todos mostraron su admiración por la obra de Séneca; aparte de la de Cicerón, la obra de Séneca era una de las mejor conocidas por los pensadores medievales, y como quiera que muchas de sus doctrinas son compatibles con la idiosincracia cristiana, los padres de la Iglesia como San Agustín lo citan a menudo; Tertuliano lo consideraba un saepe noster, esto es, «a menudo uno de los nuestros», y San Jerónimo llegó a incluirlo en su Catálogo de santos.
Durante la Edad Media, de hecho, surgió la leyenda de que San Pablo habría convertido a Séneca al cristianismo, y que su muerte en el baño era una suerte de bautismo encubierto.
La supuesta conversión al cristianismo de Séneca fue un tema recurrente durante el Bajo Imperio romano y la Edad Media, formaba parte de la «Leyenda áurea», e incluso aparecieron varias cartas espurias entre Séneca y San Pablo en las que intercambian puntos de vista doctrinales; en una de ellas, fechada en el siglo III oen el siglo IV, incluso se relata el gran incendio de Roma, aunque probablemente Séneca se hallase fuera de la ciudad en ese tiempo. Por otro lado, su obra Naturales quaestiones, tratado de ciencias naturales alabado ya por Plinio el Viejo, fue durante la Edad Media la obra de referencia inamovible en los asuntos que abordaba; sólo Aristóteles tuvo más prestigio en ese campo.
Influencia de Séneca
Se deja ver en todo el humanismo y demás corrientes renacentistas.
Su afirmación de la igualdad de todos los hombres, la propugnación de una vida sobria y moderada como forma de hallar la felicidad, su desprecio a la superstición, sus opiniones antropocentristas… se harían un hueco en el pensamiento renacentista.
Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, fue el primero en preparar una edición crítica de sus obras (1515), y la primera obra de Calvino fue una edición de De clementia, en 1532. Robert Burton lo cita en su Anatomía de la melancolía, y Juan Luis Vives y Tomás Moro lo tenían en alta estima, y se hacían eco de sus ideas éticas.
En la obra de Montaigne, los Ensayos, las referencias a la obra de Séneca son constantes, tanto en forma como en opiniones, muchas de las cuales son comunes en ambos pensadores; por ejemplo, la justificación del suicidio como forma de evitar una muerte peor es análoga en los dos.
Formalmente, muchos ensayos de Montaigne se asemejan a la estructura desarrollada por Séneca en sus Cartas a Lucilio (planteamiento de un tema, pero no de una tesis al respecto, un desarrollo más o menos lineal donde se añaden ejemplos pero se evitan digresiones, y una conclusión final sobre el tema planteado que se deduce de todo lo anterior), que se han visto como un antecedente claro del ensayo moderno.
Y, aunque las ideas presentadas por Séneca no pueden ser consideradas originales ni sistemáticas en su exposición, su importancia es capital a la hora de hacer asequibles y populares muchas de las ideas de la filosofía griega.
Séneca en la actualidad
Su obra ha caído en un cierto olvido, propiciado por el moderno abandono del estudio de las lenguas y disciplinas clásicas.
Sin embargo, sigue sorprendiendo por la vigencia y asequibilidad de muchas de sus ideas y la facilidad de lectura y claridad con que se muestra en las traducciones vernáculas de su obra: las Cartas a Lucilio han sido comparadas con un libro de autoayuda, y de hecho, a raíz de la película Gladiator, tanto éstas como las Meditaciones de Marco Aurelio fueron reeditadas con gran éxito en el mundo anglosajón.
Desde sus inicios, Séneca abrazó el estoicismo, sobre todo en su vertiente moral, y toda su obra gira en torno a esta doctrina, de la que llegó a ser, al menos en la teoría, uno de los máximos exponentes.
Sin embargo, aunque en su obra se presenta siempre como estoico, ya en su propio tiempo fue tachado de hipócrita, al no ser capaz de vivir según los principios que propugnaba en su obra.
En efecto, a lo largo de toda su vida fue acusado de haberse acostado con mujeres casadas, y si bien es cierto que muchas veces dichas acusaciones no eran más que meras calumnias, en muchos otros casos parece haber estado bien fundadas.
Además, la estrecha relación con los excesos de Nerón demuestra las profundas limitaciones de sus enseñanzas en cuanto a la templanza y la autodisciplina propias de un estoico.
Igualmente, no se explicaría que un verdadero estoico escribiera las cartas que desde su destierro en Córcega envió a Roma rogando, de la forma más servil y humillante, por su perdón. En su Calabacificación de Claudio ridiculizó algunos comportamientos y políticas del emperador Claudio que cualquier estoico habría aplaudido, con lo que se demostró que colocaba sus principios al servicio de Nerón, al denostar a Claudio al tiempo que proclamaba que Nerón sería más sabio y longevo que el legendario Néstor.
En esta obra presenta una crítica hacia la deificación de los humanos y pone como claro ejemplo el caso de Claudio y aprovecha la ocasión para criticarlo y ridiculizarlo.
La carta al Senado donde justifica el asesinato de Agripina ha sido siempre vista como algo imperdonable, y de gran bajeza moral; ante otros actos de Nerón, como el asesinato de Británico o la repudiación de su primera esposa Octavia, Séneca siempre guardó un silencio que muchos han visto como cobardía e incluso aquiescencia.
Las acusaciones de corrupción que acompañaron a su gobierno, que bien pudieran sostenerse si se atiende a la fabulosa fortuna que hizo en ese período, serían una prueba más de la incapacidad de Séneca para llevar a la práctica los principios estoicos que tanto admiraba.
Sin embargo, hay que hacer notar que la inmensa mayoría de las acusaciones que se vertieron contra Séneca fueron hechas bien por opositores políticos en vida del filósofo, por lo que su validez debe tomarse con cautela, o con mucha posterioridad a la muerte del mismo, de manera que muy posiblemente las debilidades de Séneca fueran en realidad mucho menores que las que en apariencia fueron. Sea como sea, Séneca ha pasado a la posteridad como uno de los más tristes ejemplos de un hombre que falló en vivir según sus propios ideales.
Obras de Séneca
Se pueden dividir en cuatro apartados: los diálogos morales, las cartas, las tragedias y los epigramas. La filosofía de Séneca se diluye en estas obras. No escribió una obra sistemática de filosofía; su pensamiento filosófico, sus ideas estoicas, se expresan a lo largo de toda su obra y llenan el comentario de todas las situaciones.
Los diálogos son once obras morales conservadas en un manuscrito de la Biblioteca Ambrosiana. Si se exceptúa el conocido con el nombre de Sobre la ira, son relativamente cortos. El largo diálogo Sobre la ira está dedicado a su hermano Novato, que le había pedido que le escribiera sobre el modo de mitigar la ira.
En el exilio escribió el tratado Sobre la providencia, dedicado a Lucilio hijo.
De su exilio es también el diálogo más delicioso y el más lleno de detalles personales, que escribió a su madre: De la consolación a Helvia. Junto al tratado Sobre la providencia hay que colocar el De la constancia del sabio, escrito probablemente después del año 47. Vuelto a las tareas de gobierno redacta el diálogo Sobre la brevedad de la vida, escrito con toda probabilidad en el año 55.
A su suegro Paulino le dedicó el diálogo La vida bienaventurada, una curiosa defensa de su forma de vida de filósofo estoico.
Durante el período de retiro de la vida política escribió un libro de Cuestiones naturales, dedicado a Lucilio, que trata de fenómenos naturales, y donde la ética se mezcla con la física.
Escrita en prosa y en verso, pero aislada de sus demás obras, como caso único está la Apocolocyntosis, una sátira feroz de la deificación de Claudio, con crítica política y malicia personal.
De toda la obra poética de Séneca, sus diez tragedias son el fruto de una actividad creativa, independiente, que ejerció a lo largo de su vida, pero especialmente en el periodo intermedio de la educación de Nerón. Diez tragedias han llegado hasta nosotros. Una, no obstante, es dudosa en la atribución: Hércules en el Eta; y otra ciertamente es apócrifa: Octavia.
Consolaciones
Marcia (40 d.C.)
Helvia (42 d.C.)
Polibio (43 d.C.)
Diálogos
De la ira (41 d. C.)
De la serenidad del alma (53 d. C.)
De la brevedad de la vida (55 d. C.)
De la firmeza del sabio (55 d. C.)
De la clemencia (56 d. C.)
De la vida bienaventurada o De la felicidad (58 d. C.)
De los beneficios (59 d. C.)
De la vida retirada o Del ocio (¿62? d. C.)
De la providencia (63 d. C.)
Tragedias
Las Troyanas
Medea
Hipólito
Edipo
Agamenón
Hércules furioso
Tiestes
Hércules en el Eta
Las fenicias
Fedra
Octavia
Otras
Apocolocyntosis divi Claudii (Calabacificación del divino Claudio), una obra satírica, también contiene referencias a Nerón, al que compara con Néstor en sabiduría y longevidad, en un ejercicio de inaudita adulación.
Naturales quaestiones, en 7 libros de poca originalidad, pero aun así tremendamente populares durante la Edad Media, incluyen todo lo relacionado con meteorología, mineralogía y oceonografía
Epistulae morales ad Lucilium (Cartas a Lucilio), conjunto de 124 cartas de temática moral dirigidas a Lucilio.
Cujus etiam and Paulum apostolum leguntur epistolae, correspondencia apócrifa mantenida entre Séneca y San Pablo. Fueron fechadas en torno al año 370 d. C. por expertos latinistas durante el Renacimiento, y desde entonces se consideran una falsificación.
Frases célebres
En la adversidad conviene muchas veces tomar un camino atrevido.
La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.
En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.
Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.
Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.
La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.
¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la mano.
Vuelvo más avaro, más ambicioso, más sensual, aún más cruel y más inhumano, porque estuve entre los hombres.
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