El proceso de desarrollo cultural ha tenido, en las últimas décadas, un signo positivo. Así, el desarraigo del analfabetismo y el creciente aumento de las dotaciones presupuestarias para el fomento de la educación y de la cultura en general, son aspectos fundamentales de este positivo desarrollo.
La enseñanza y la investigación
Desde los primeros días de la posguerra, la producción cultural más notable se produjo entre los intelectuales que se vieron obligados al exilio. Dentro de España, y a partir de los años sesenta, la incorporación de nuevos métodos y corrientes científicas amplió la perspectiva cultural española.
La enseñanza ha tenido un crecimiento sin precedentes en la historia de España en los últimos veinte años, posibilitando la escolarización de los primeros niveles de la práctica totalidad de los niños españoles. La Universidad ha visto crecer rápidamente el número de alumnos matriculados, lo que en muchas ocasiones ha creado graves situaciones de infradotación y falta de profesorado.
La investigación y la experimentación científica se han desarrollado en España con muchas dificultades, a causa, fundamentalmente, de la falta de medios y de presupuestos. Por este motivo, numerosos investigadores españoles se han tenido que trasladar a otros países para realizar sus trabajos.
España es en la actualidad uno de los países con mayor producción editorial, una gran parte de la cual se exporta. Sin embargo, el índice de lectura medio de los españoles es aún muy bajo.
El historiador, etnólogo y académico Julio Caro Baroja muestra su defensa de la independencia que deben tener los creadores respecto de cualquier poder político o económico determinado:
«Quien desee hallar materia para nutrir su espíritu sistemático o dogmático, sea en el sentido que sea, hallará aquí poco de aprovechable. Al que le guste, en cambio, dar vueltas a las ideas, sin dejarse seducir por las voces de quienes las utilizan al servicio de un poder dado, sea también el que sea, creo que encontrará algo con que meditar un rato» JULIO CARO BAROJA (El mito del carácter nacional)
El desarrollo cultural
El periodo que va desde 1939 hasta nuestros días ha conocido diversas etapas en el proceso de desarrollo cultural, que, en general, ha tenido una evolución positiva. El desarraigo del analfabetismo y el aumento de dotaciones presupuestarias para educación son, sin duda, notas muy alentadoras.
Desde los primeros días de la posguerra se desarrolló una notable producción cultural española en el exilio, consecuencia de la obligada marcha de intelectuales y artistas Américo Castro, Sánchez Albornoz, Salvador de Madariaga, Ramón J. Sender, Max Aub. Esta sangría intelectual fue muy perjudicial para el desarrollo cultural en el interior de España. A partir de 1960 fue abundante la incorporación de corrientes científicas que ampliaron la perspectiva cultural española: estructuralismo, matemática moderna, historia integral, etc.
La enseñanza ha tenido un crecimiento sin precedentes en los últimos veinte años. Los centros de estudio (Universidades, Escuelas y Colegios) se han multiplicado.
Complemento de esta actividad ha sido la labor realizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por las Reales Academias por el Instituto de Cultura Hispánica hoy de Cooperación Iberoamericanay por los archivos, bibliotecas y museos. En 1990 han culminado los trabajos sobre la reforma educativa con la aprobación de la LOGSE. España es hoy uno de los países con mayor producción editorial, aunque una cierta paradoja se desliza sobre este hecho al verificar el bajo índice de lectura de los españoles.
La literatura
En la producción literaria española se pueden distinguir cuatro tendencias:
Tendencia hacia la evasión, dominante en la década de los cuarenta, con autores como Neville.
Preocupación existencial, dominante en los años cuarenta y ciencuenta, con autores como Carmen Laforet.
Compromiso social, con escritores como Cela, Blas de Otero y Buero Vallejo, ocupó el tránsito entre los años 50 y 60.
Literatura de experimentación, dominante desde mediados de la década de los sesenta. Grupos de teatro como TEI, Tábano y Els Joglars, y los denominados «Novísimos» (Gimferrer, Panero y Vázquez Montalbán, entre otros) han representado esta tendencia.