A lo largo de la historia el concepto de biblioteca ha ido evolucionando y con ello han cambiado también sus funciones. En un primer momento lo importante era el libro, y la función principal de la biblioteca se centraba en su adquisición, custodia y conservación. Después se fijó la atención en los lectores.
La biblioteca y en especial la pública se concibe hoy como un servicio público para la comunidad. La biblioteca no debe conformarse con ofrecer los mejores servicios a aquellos miembros que la frecuentan, sino que tiene que preocuparse de salir al encuentro de los que aún la desconocen, y para ello tiene que realizar una serie de actividades que tendrán como primer objetivo el de llegar a todo este público potencial. Entre estas actividades se incluyen tres tipos: extensión bibliotecaria, cultural y de animación a la lectura.
EXTENSIÓN BIBLIOTECARIA
Según Manuel Carrión es un esfuerzo que hace la biblioteca para llegar a sus usuarios, en los casos en que, por razones de migración topográfica, física o social, el usuario no puede llegar a la biblioteca. La extensión bibliotecaria va encaminada a una determinada tipología de usuarios: los de las zonas rurales, prisiones, hospitales, etc. Según Aurora Caballero Garrido, un servicio eficaz de extensión bibliotecaria debe actuar en una doble vertiente:
Conseguir que se satisfaga todas las necesidades de los usuarios en cualquier lugar y tiempo
Estimular a aquellos que no lo son, dándoles a conocer los servicios que pueden obtener.
Podemos dividir los servicios en dos grandes grupos que podemos denominar dependientes y autónomos.
Los dependientes serían aquellos que tratan de llegar a todo tipo de usuarios, pero que no constituyen una biblioteca con carácter autónomo. Serían: bibliotecas sucursales, bibliotecas móviles, préstamo colectivo, préstamo por correo.
Lo importante es contar con un amplio fondo bien seleccionado y adaptado a esos usuarios. Los autónomos serían unos servicios especiales cuyos usuarios tienen alguna limitación que les impide acercarse a la biblioteca. Como consecuencia estos servicios se convierten casi en auténticas bibliotecas que tratar de satisfacer las necesidades concretas de esos lectores con esas circunstancias especiales.
Entre ellos podemos destacar: bibliotecas de hospitales, para la tercera edad, de prisiones, de empresas, escolares o de aula. Dadas las peculiares circunstancias de sus usuarios, este servicio no será el único ni el más importante. Habrá de completarse con otros relacionados con el ocio, la formación o la información que deberán adaptarse, en cada caso, al tipo de usuarios.
Bibliotecas sucursales
Son puntos de servicio bibliotecario, sin independencia, desde los que se intenta ofrecer un servicio lo más completo posible y la posibilidad de acceder directa o indirectamente a la biblioteca central de la cual dependen. Estos servicios no constituyen unidades administrativas independientes, no tienen ni autonomía funcional ni administrativa, ni pueden prestar a sus usuarios servicios bibliotecarios completos.
Los servicios mínimos que deberían prestar estas bibliotecas sucursales son: préstamo personal, consulta en sala, orientación al lector, lectura de la prensa, sección infantil. El resto de los servicios están centralizados en la biblioteca central. Se suelen utilizar para prestar servicio en barrios urbanos y zonas industriales alejadas de la biblioteca central, o para atender a determinados colectivos de personas que no pueden acudir a la biblioteca.
Bibliotecas móviles
Se utilizan para atender a la población urbana de los barrios periféricos de las grandes ciudades o a los que viven en núcleos rurales pequeños y muy dispersos. En España este servicio lo ha prestado el llamado bibliobus: un autobús repleto de libros que acude a estas zonas para que sus habitantes puedan acceder al servicio de préstamo. Este servicio tiene algunos inconvenientes como: su alto coste, escasas posibilidades de elección, presencia limitada, etc.
Es también muy importante que el bibliotecario que vaya en el bibliobús esté suficientemente cualificado y tenga grandes dotes de comunicación. En muchos núcleos rurales será una de las pocas personas, ajenas a la localidad, que la visite con asiduidad. Tendrá que ser capaz de crear unos lazos con sus usuarios, a los que deberá conocer para así poder orientarles en sus lecturas.
Préstamo colectivo
Consiste en poner al alcance de determinadas comunidades o colectivos lotes de libros que se renovarán periódicamente. Estos lotes de libros se pueden enviar a hospitales, prisiones, escuelas, exposiciones, etc. En estos casos, es la entidad o asociación la que se constituye en usuario. La colección está formada por lotes de 200 libros, fundamentalmente de imágenes, dirigidos a las primeras edades; cómics y algunos libros sencillos de carácter divulgativo. La finalidad última de esta experiencia es acercar los libros a los niños, introduciendo la lectura como actividad social en lugares cotidianos, a la vez que los libros van entrando en la vida de los niños como una forma de entretenimiento.
Préstamo por correo
Es la forma de extensión bibliotecaria más extrema y menos utilizada. Surgió para evitar la marginación que pueden sufrir los enfermos recluidos en sus casas, los minusválidos, los ancianos con problemas de movilidad o pequeñas poblaciones rurales alejadas que hagan injustificable la creación de otro tipo de servicio. Según Manuel Carrión, es un servicio que bordea el mundo de la asistencia social. Las nuevas tecnologías pueden ser hoy una forma de completar este servicio.
Bibliotecas de hospitales
Su finalidad consiste en aliviar la soledad y las minusvalías de los pacientes y ayudantes en su recuperación. Pero éstos no son los únicos usuarios, las pueden utilizar también los familiares, los médicos y el resto de personal del hospital. Los médicos y el resto del personal suelen necesitar su propia bibliotecas más especializada.
Comparta el espacio o esté próxima a la del personal, esta biblioteca necesitará unas instalaciones de fácil acceso en las que haya, al menos, una sala de lectura amplia que posibilite además de la consulta de los libros, la realización de actividades de animación cultural destinadas a los niños como: la hora del cuento, representaciones teatrales, etc. Será necesario también un depósito para preparar los medios móviles para realizar el servicio por las salas. Además de los cambios adaptados serán necesario, también, materiales especiales como atriles adaptados a distintos tipos de enfermo, aparatos ópticos, etc. En cuanto a la colección deberá ser amplia y diversa.
La IFLA aconseja ocho libros por cama o cinco a partir de 1.000 usuarios. Otro aspecto importante relacionado con la biblioteca del hospital es la biblioterapia, pero esta es una tarea compleja que requiere el trabajo en equipo de distintos profesionales: médicos, psicólogos, bibliotecarios, etc. que elaboren una estrategia de lectura para cada paciente o grupo de pacientes con el objetivo de contribuir eficazmente a su curación. En nuestro país una de las experiencias más interesantes y exitosas en el mundo de las bibliotecas de hospitales es la que en 1987 inició la Fundación Germán Sánchez Ruipérez en colaboración con la Dirección Provincial del INSALUD de Salamanca llamada «Libros de cabecera», cuya finalidad era proveer de libros a la población infantil y juvenil hospitalizada en el Hospital Clínico Universitario de Salamanca y en el Hospital Virgen de la Vega de la misma ciudad.
Bibliotecas de prisiones
Estas bibliotecas surgieron de la mano de servicios religiosos o educativos que eran los responsables de su funcionamiento. En España, en 1940 y gracias a un proyecto de colaboración entre la antigua Dirección General de Archivos, Bibliotecas y el Patronato Central Nuestra Señora de la Merced para la Reducción de las Penas por el Trabajo, se hizo entrega de las primeras bibliotecas.
A pesar de ello la población reclusa, es una población lectora. De ahí que el punto de partida para que estos servicios funcionen está, según Aurora Caballero Garrido, en asociar sus servicios a un fin primordial, la rehabilitación. Convirtiéndose en una forma de ofrecer información y asesoramiento, de acercar la sociedad al recluso y garantizar una reinserción más sencilla. Para conseguir esto el fondo debe estar integrado por:
Libros de información sobre su situación futura, organismos a los que recurrir, etc.
Publicaciones periódicas que garanticen su conexión con la realidad exterior.
Obras de carácter educativo, recreativo
Vídeos, CD-ROM, DVD, etc.
Obras para inmigrantes, en otras lenguas que no sean la oficial del lugar donde se enclava el centro penitenciario.
Hay que tratar de evitar que los reclusos vean en la biblioteca un lugar de distracción y acudan también a ella en busca de información y formación. Además de este fondo, será necesario algo que no suele existir: personal bibliotecario profesional. Estas bibliotecas han estado gestionadas por el maestro de prisión o algún recluso voluntario. El bibliotecario debe estar capacitado y tener los conocimientos específicos que esta situación requiere.
Bibliotecas para personas de la tercera edad
Lo ideal es que las personas de tercera edad frecuenten la biblioteca pública donde además pueden relacionarse con el resto de su comunidad: niños, jóvenes, ancianos, etc., pero en muchas ocasiones esto no será posible por lo que habrá que establecer programas bibliotecarios en los distintos centros geriátricos. Su finalidad será, según Aurora Caballero Garrido, la de proporcionar los medios que ayuden a aliviar la soledad en que se encuentran nuestros mayores, obteniendo simultáneamente una mejora física e incluso psicológica. Para que esto sea posible hay que tener en cuenta que muchos de estos ancianos tendrán problemas de visión, audición o motrices. Tendrán que ofrecer una colección variada y atractiva.
Será muy importante posiblitar el acceso a las publicaciones periódicas, que siempre han despertado gran curiosidad en nuestros mayores, ya que han sido los principales usuarios de las hemerotecas públicas. Otro aspecto importante será la colaboración entre el bibliotecario, el geriatra y el resto de personal sanitario que cuide a estas personas. Ellos son los que mejor las conocen y más fácilmente pueden transmitir sus necesidades.
Además de estas bibliotecas anteriormente citadas, hay otras que se pueden incluir dentro de lo que hemos llamado servicios de extensión bibliotecaria. Entre ellas: biblioteca de empresa, de cuarteles, de ciegos, servicios estacionales en piscinas, playas, parques públicos, etc.
EXTENSIÓN CULTURAL
La extensión o acción cultural es el conjunto de actividades encaminadas a insertar la biblioteca y sus fondos en la comunidad a la que sirve, con esto se pretende que ésta la conozca más y mejor, así como intentar llegar a aquellos de sus miembros que posiblemente nunca se conviertan en sus lectores, pero que sí pueden estar interesados en otras actividades que realice la biblioteca. En la extensión bibliotecarias las actividades iban encaminadas hacia una determinada tipología de usuarios. En la extensión cultural es toda la comunidad la destinataria de las mismas. Los objetivos de las actividades serán dos:
Conseguir que el espectador o visitante acabe utilizando otros servicios de la biblioteca
Llamar la atención del lector habitual hacia unos centros de interés que le habían pasado inadvertidos.
La finalidad última sería contribuir a reducir los desequilibrios culturales y educativos de los usuarios de la biblioteca y de la población de la comunidad en que se enclava. Hay una cosa que no hay que olvidar nunca y es que la animación cultural no es un fin en sí misma, sino una forma de abrir las puertas a nuestroa biblioteca y estas puertas conducen al mundo de la cultura.
Oferta social y cultural según la IFLA/FIAB
Según las Pautas para Bibliotecas Públicas de la FIAB, la biblioteca pública es «inevitablemente uno de los principales centros culturales y sociales de su comunidad. El grado en que debería desarrollarse este papel depende de cinco consideraciones principales:
¿De qué otras instalaciones dispone la comunidad? Debe evitarse la duplicación dispendiosa, pero la duplicación no siempre es dispendiosa.
Si hace falta instalaciones, ¿es la biblioteca pública el lugar más conveniente para ofrecerlas?
¿Deberá patrocinar la propia biblioteca un programa cultural o social o debería estimular a otras organizaciones a utilizar el local de la biblioteca?
¿Los edificios bibliotecarios existentes son adecuados y convenientes o pueden ampliarse lo necesario para alojar los servicios proyectados?
¿Será beneficioso para la propia biblioteca asociarse para ofrecer más servicios culturales o locales?
Programación de las actividades
Si queremos que las actividades culturales de la biblioteca sean un éxito, éstas deben formar parte de un proyecto planificado. En este proyecto deben estar claro los objetivos, el marco de actuación, las prioridades y los medios que necesitamos para llevar a cabo estas actividades con unas mínimas garantías.
Según Araceli García Rodríguez, toda planificación debe seguir las siguientes fases:
Análisis de la comunidad
Definición de objetivos
Delimitación de recursos físicos, humanos y financieros
Selección y diseño del programa de actividades
Difusión y promoción
Puesta en marcha de la evaluación
En cuanto a los criterios de programación, éstos podrían ser:
Tener en cuenta la diversidad de temas de interés para la población, contemplando proyectos de todo tipo, sin olvidar las peculariedades del público y su entorno pero buscando un cierto equilibrio, variedad y claridad.
Intentar conseguir la máxima rentabilidad de cada una de las actividades. No es suficiente programar una actividad de interés sino que debe procurarse la máxima difusión y aprovechamiento de la misma por parte del público.
Cada actividad debe completarse y enriquecerse con otras paralelas con el fin de tener más posibilidades de atraer a personas diferentes.
La biblioteca debe intentar la descentralización de actividades en un doble sentido: puede llevar a su ciudad aquellas que tengan interés y sean de carácter itinerante. Las bibliotecas han de programar parte de sus actividades culturales en los núcleos de mayor población de su provincia.
Incrementar el número de actividades dirigidas a los niños, puesto que es un público con una gran receptividad y serán futuros usuarios y lectores.
La colaboración es muy importante y debe darse en tres ámbitos: colaboración mediante redes de las distintas bibliotecas, colaboración con las instituciones locales y entidades privadas con el fin de poder desarrollar programas más ambiciosos con una sensible reducción de costes económicos. La colaboración se hace imprescindible también con los otros profesionales del libro.
Es imprescindible para la realización de actividades culturales contar con el local apropiado, aprovechar los medios audiovisuales de la propia biblioteca y disponer del material adecuado para la realización de estas actividades
Muy buen artículo, me fue muy útil en la realización de una tarea para un ramo de mi carrera.
Muchas gracias por la difusión.
Me agradaria seguir teniendo informacion sobre temas bibliotecarios.
Hola José, puede suscribirse en la página para que le lleguen los artículos que vaya publicando. Un saludo y gracias. Eva
Hola Eva,
Enhorabuena por tu web, es genial. Muy clarificadora. Pero… leyendo este post sobre la extensión cultural y bibliotecaria… te pregunto… Entonces, ¿Las bibliotecas de aula, de esas infantiles que hay en los colegios, serían tambien extensión bibliotecaria de alguna manera no? Y si ya se hicieran actividades con esas colecciones ( como actividades de animación a la lectura), entonces extensión cultural, no?
Un abrazo.
Hola Almudena, me alegra mucho que le guste mi web. Yo las englobaria en actividades complementarias del colegio y sí por qué no como extensión bibliotecaria, porque en ellas se desarrollan tareas de animación a la lectura con niños. Un saludo y muchas gracias por su aportación. Eva
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