Las bibliotecas universitarias. Siguiendo a Nuria Amat, «son aquellas que forman parte integrante de una institución de enseñanza superior cuya función principal es apoyar el programa de investigación y enseñanza de la Universidad, satisfaciendo las necesidades informativas de la comunidad universitaria»; son, por tanto, unas bibliotecas con una función eminentemente educadora.
Su origen surge con la creación de las Instituciones que las acogen en el siglo XII aunque es en el siglo XX con la creciente demanda de educación superior cuando adquieren la gran relevancia que tienen hoy en día. Estructuralmente pueden ser centralizadas o descentralizadas.
El problema que plantea una organización descentralizada es el de la duplicidad de los fondos, con el incremento innecesario de gasto. Además en los últimos años han surgido las bibliotecas de área, agrupando distintas titulaciones de la misma área temática. Pero sean centralizadas o mixtas la mayoría de ellas se estructuran en las siguientes unidades:
Central, es la cabeza del sistema bibliotecario universitario y asume la coordinación de las actividades bibliotecarias
Facultades, están especializadas en un campo del saber concreto y tienen que atender a sus alumnos y profesores.
Departamentales, se centran en una temática mucho más concreta que las de facultades, y suelen limitarse a dar servicio de préstamo y consulta en sala.
Objetivos de la Biblioteca Universitaria
Poseer una amplia colección diversificada y viva que responda a las necesidades educativas básicas de sus estudiantes, formada sobre todo por manuales.
Tener una amplia colección que responda a las necesidades investigadoras de sus alumnos avanzados y de sus profesores, formada principalmente por monografías especializadas, publicaciones periódicas, bases de datos, etc.
Poseer una colección de referencia que responda a ambas necesidades, formada por diccionarios, anuarios, enciclopedias, etc.
Orientar y formar a sus usuarios en la utilización de sus servicios.
Todas deben poseer unos fondos amplios y vivos, que ayuden a sus usuarios a desarrollar sus funciones. Esta diferente tipología de usuarios se traduce en su composición y en las distintas formas de acceso. Por lo tanto, debe incluir:
Formación de los estudiantes, formado por colecciones de manuales, bibliografía básica y obras de divulgación. Su número debe ser proporcional de alumnos con el fin de garantizar su uso adecuado, con un préstamo de un corto período de tiempo.
Profesores, orientado a la enseñanza, con un préstamo de mayor duración.
Colección adecuada para la investigación, formada por monografías especializadas, tesis, bases de datos, etc.
Obras de referencia, básicas y especializadas. En las bibliotecas de facultades la especialización será mayor que en la central.
Generalmente, la colección se dispone en distintas salas, dependiendo de su tipología docuemental: los libros, manuales y monografías, en una sala de libre acceso; las publicaciones periódicas en la hemeroteca, donde se debe exponer, al menos, los últimos años de cada título.
También debe existir un área exclusiva para la consulta de fuentes de información a través de Internet. La importancia de estas secciones varía según la temática de la biblioteca, ya que no tienen el mismo peso dentro del fondo las publicaciones periódicas en el área biomédica que en humanidades, ni los medios audiovisuales en periodismos que en matemáticas.
La cooperación bibliotecaria en el ámbito universitario es prioritaria, sobre todo hoy en día, cuando las bibliotecas no pueden recurrir únicamente a sus propios medios para alcanzar los objetivos marcados.
Estos planes cooperativos arrancaron con proyectos de automatización, creando redes basadas en los programas de catalogación, como la red RUEDO, formada por las bibliotecas que usaban el programa Dobis/Libis; pero actualmente esta cooperación se ha extendido a otros campos, participando conjuntamente en la adquisición de recursos bibliográficos electrónicos y ahorrando costes, como ocurre en el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Cataluña.
Para llevar a cabo sus objetivos cuenta con unos recursos, un personal y unos servicios, y todos deben adaptarse a las necesidades de los usuarios, empezando por un horario amplio que abarque como mínimo un horario docente.
Los principales servicios que tienen que ofrecer son:
Consulta en sala
Servicio de préstamo, con una normativa idéntica para todas las unidades donde se reconozcan las distintas tipologías de usuarios.
Información bibliográfica y referencia, a cargo de un personal referencista y con una amplia colección básica, y también fuentes de información, generales y especializadas, en distintos formatos, donde tiene que incluirse bases de datos especializadas y acceso a internet.
Formación de usuarios, atendiendo a unas necesidades básicas, con la iniciación de los alumnos de nuevo ingreso, y otras más especializadas, como la profundización de distintas bases de datos y recursos on-line.
Reprografía
Préstamo interbibliotecario
Actualmente muchos de estos servicios son accesibles a través de la red Internet y el acceso a bases de datos, utilizando una Intranet